El próximo año miles de telefonistas votarán para escoger su siguiente Comité Ejecutivo Nacional (CEN), por lo que esta 44va Convención Nacional tendrá que avalar o rechazar la posibilidad de que el Secretario General se reelija una vez más. ¿Qué tipo de democracia necesita el Sindicato de Telefonistas?
Martes 24 de septiembre de 2019
El Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) elegirá en el 2020 a su próximo Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que desde hace 43 años ha estado a cargo de la “Planilla verde de los trabajadores” encabezada por Francisco Hernández Juárez (FHJ), quien buscará su 12va. relección consecutiva.
Tal como ha ocurrido desde hace cuatro décadas en el STRM, un año antes de que se realicen las elecciones internas, la Convención Nacional tendrá que aprobar un artículo “transitorio” en los Estatutos sindicales (“por esta única ocasión, y sin que siente precedente”) para que FHJ pueda volver a contender a la Secretaria General a través de la planilla “oficial”; toda vez que los Estatutos prohíben la reelección de estos cargos.
En esta ocasión le tocará a la 44va. Convención Nacional abordar esta importante discusión, y decidir entre legitimar la continuidad de su Secretario General o ser la primera en defender el principio democrático anti-reeleccionista de su organización.
¿Por qué la democracia sindical se opone a la eternización de los cargos?
Los trabajadores y trabajadoras, en su búsqueda de mejores condiciones salariales, contractuales y políticas, se ven en la necesidad de coaligarse para ganar fuerza ante los patrones y gobiernos.
La identidad de intereses y la unidad en la acción que necesitan toda organización obrera para obtener conquistas y defenderlas, requieren que todos sus miembros tengan la misma posibilidad de expresar sus necesidades y de incidir en todas las decisiones; solo así un sindicato puede funcionar como una verdadera herramienta colectiva.
La democracia sindical surge como una necesidad concreta de los trabajadores en su organización y lucha contra el capital que los explota, más que como una “utopía”. Por eso, la necesidad de que su organización exprese plenamente las aspiraciones de la mayoría y de que todos actúen en la conquista de ese beneficio común, convierte a la “democracia de base” en la forma de gobierno histórica de los trabajadores para alcanzar su fines.
Conceptos como “rotatividad” y “revocabilidad” de los cargos sindicales y “mandato de base”, tienen la finalidad de impedir que una organización obrera se burocratice; es decir, que su gobierno sea monopolizado por una pequeña casta de funcionarios “permanentes” independizados del trabajo, en lugar de la base trabajadora.
Mediante un gobierno burocrático los trabajadores no pueden usar su propia herramienta de lucha para la conquista de sus intereses, sino que se convierte en instrumento del patrón para someterlos hacia sus propios objetivos.
La verdadera fortaleza del STRM está en su base organizada, no en sus “caudillos”
La 44va. Convención Nacional del STRM deberá debatir profundamente la implicación que ha tenido para su organización años de reelección de su núcleo dirigente.
La idea de que FHJ es “imprescindible” al frente de los telefonistas no solo va en contra de la democracia sindical –que opta por una forma de gobierno donde la base manda y sus representantes la obedecen–, sino que termina poniendo al sindicato al servicio de los intereses de Carlos Slim; tal como lo demuestran años de subordinación hacia sus objetivos productivistas, competitivos y comerciales por encima de las demandas de la base.
Por ejemplo, la “estrategia de seis ejes” que impulsa la dirección sindical telefonista demuestra estar enfocada a resolver las necesidades del patrón, ayudándole al “cuarto hombre más rico del mundo” a reducir gastos de jubilaciones y a elevar la productividad de su empresa con menos personal e inversión en general.
Para lograr esto la burocracia convence a la base sembrando el miedo a una “quiebra” económica de Telmex si no se le “ayuda”, la amedrenta con la idea de que oponiéndose y luchando pondrían “más en riesgo” su estabilidad laboral y le impide toda posibilidad de expresar sus necesidades e incidir en las decisiones.
La única forma en que miles de telefonistas pueden garantizar una plena independencia de los intereses de su sindicato respecto a los del patrón, es expulsando a la burocracia y regresándole el poder a la base organizada en asambleas. Esto implica hacer efectivo el principio antireeleccionista de los Estatutos del STRM –creados precisamente para independizarse del control burocrático de la CTM en 1959– y sentar un “precedente” distinto, que opte por la democratización del sindicato.
Para lograr esto, los representantes de base reunidos en la Convención tienen el reto de conquistar primero un funcionamiento plenamente democrático de la misma, donde exista libertad de expresión, derecho de réplica y en donde todas las propuestas sean recogidas y votadas por mayoría. Sin esto, los representantes se verán sometidos a avalar las decisiones de la burocracia y la base telefonista quedará totalmente relegada de la discusión.
Con el fin de derrotar la amenaza de la “separación funcional”, mantener verdaderamente intactos el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) y recuperar el terreno perdido ante Telmex por años de subordinación, el STRM necesitará recuperar lo mejor de su historia combativa y democrática.
La voz y voluntad de la base telefonista serán decisivas en este conflicto, para ello su organización necesita contar con un funcionamiento plenamente horizontal que empiece por hacer real la rotatividad y revocabilidad de todos los cargos sindicales.