Este 1° de marzo se desarrolló la primera reunión de personal del 2021 de la EPET 8, una de las escuelas más grandes de Neuquén capital. Participaron alrededor de 180 docentes y quedaron expuestas múltiples fallas en el “borrador” de protocolo para el regreso a la presencialidad.
Miércoles 3 de marzo de 2021 15:59
Como antesala, a fines de 2020 se dio la única reunión de personal en todo el transcurso de ese año desde que inició la cuarentena. En esa ocasión, se habían dado numerosas señales de hartazgo de parte de muchas compañeras y compañeros con largos años de trabajo en la escuela así como quedó en evidencia el balance negativo de la experiencia con la virtualidad y la caída de las condiciones de vida de estudiantes, familias y docentes durante la crisis.
El director del establecimiento dio inicio al encuentro del 01/03/21 asumiendo el retorno a la presencialidad al cabo de dos días como una cuestión completamente garantizada: tótems, dispensers de alcohol en gel en todas las aulas y espacios escolares, elementos de limpieza suficientes, edificio en condiciones, etc.
No obstante, agregó que el protocolo de la escuela estaba en proceso e iba a “seguir siendo trabajado mientras tenemos las clases y nos encontremos los problemas”, indicando que lo que fue aprobado por el Ministerio de Educación de Nación fue un marco general sobre el que “debíamos trabajar”. A dos días del inicio no hay un protocolo propio y claro.
A medida que tomaban la palabra distintos compañeros y compañeras, se fue poniendo de manifiesto que el panorama para el retorno está lejos de ser ideal:
● Uno de los delegados gremiales de la institución se refirió a la visita que hizo al edificio y al registro en video de la misma en que se pueden observar sectores en que la mampostería colapsó y se desprendieron pintura y ambos revoques.
● Desde el año 2019 el edificio arrastra un problema con la provisión de gas.
● Se dispone únicamente de un termómetro en todo el establecimiento para la toma de temperatura al momento del ingreso, pero no de la presencia de un/a trabajador/a de salud para tal tarea que, según el director, realizará él mismo todos los días y durante dos turnos (la escuela funciona en tres turnos).
También se pusieron de relieve otras falencias en las condiciones necesarias para el retorno a la presencialidad o bien para enfrentar la virtualidad, sobre las cuales la dirección dijo no tener herramientas para responder, por no haber claridad desde el CPE. Entre otras:
● No se han resuelto cuestiones del funcionamiento de la institución (ingresos, salidas, cronograma de actividades) como de comunicación entre colegios por los casos emergentes que surjan, siendo que gran cantidad de docentes trabajan en más de una escuela (llegando a haber casos de hacerlo en 8 instituciones). Es decir que, ante un estudiante o docente que presente síntomas en el establecimiento, no contamos con un marco legal y administrativo que nos ampare. El director incluso llegó a decir que ignora cuál es el centro de salud de referencia para el colegio en caso de que esto suceda.
● Lo anterior dejó patente la necesidad de crear un comité escolar de seguridad e higiene para que el análisis de las condiciones efectivas con que nos encontremos y, según eso, la decisión de suspender las actividades no estén librados a la única voluntad del director. Tal comité debe estar integrado tanto por docentes como auxiliares de servicio.
● La falta total de asignación estatal de recursos tecnológicos durante el 2020. Esto se tradujo en que les docentes debimos correr con los costos de conectarnos, al tiempo que excluyó a una gran cantidad de estudiantes que carecen de dispositivos y/o conexión. Nada parece indicar que en 2021 la situación vaya a ser diferente; ni siquiera está asegurado el piso tecnológico para que en la propia institución estén dadas esas condiciones de trabajo.
● Talleres cerrados. No está habilitado el regreso a los talleres siendo que estos espacios de aprendizaje constituyen la columna vertebral de la educación técnica. Será ya el segundo año de pérdida de conocimiento para las y los estudiantes.
● La falta de respuesta hacia el sector de educación física que, al igual que los talleres, desconoce cuándo retomará sus actividades.
● Con respecto al tema del refrigerio para les estudiantes, solo se anunció que será “seco”, pero no hubo especificaciones de en qué consistirá ni cuánto dinero se destinará por estudiante. Tema no menor dado que en 2020 el CPE no envió las partidas correspondientes a este concepto a las escuelas de la provincia ahorrándose una cifra millonaria y dejando a muches niñes y adolescentes sin una comida que, a veces, es la única del día.
● Superpoblación áulica y listados de estudiantes aún sin confeccionar.
● En relación a los estudiantes que quedaron “en proceso” respecto de los aprendizajes del 2020, no hay ninguna novedad en lo tocante a la creación de horas para cubrir esta tarea, que recaerá sobre los mismos docentes quienes deberán atender a estos estudiantes así como a los que tengan en 2021.
● En conexión con lo anterior, una queja que viene de hace tiempo: la sobrecarga de trabajo hacia el conjunto de docentes, falta de acompañamiento y unidad para enfrentar la situación. Muchas compañeras se negaron a seguir así ya que tienen que cargar con varias escuelas, virtualidad, familia e incluso otro trabajo.
● Queda abierta la puerta a la bimodalidad: cada división se dividirá en agrupamientos de máximo 15 estudiantes; cada agrupamiento asistirá presencialmente al establecimiento de manera alternada durante una semana mientras que el otro (en caso que el grupo no exceda los 30 inscriptos) permanecerá en casa resolviendo actividades dadas por cada docente durante la semana previa (en que fueron a clase). No obstante, los docentes deberán estar disponibles para comunicarse virtualmente con los estudiantes que no estén yendo esa semana. En otras palabras: aparte de cumplir presencialmente con la totalidad de la carga horaria que se nos remunera (y de las horas extra que habitualmente destinamos a planificar y corregir) deberemos seguir trabajando fuera de horario en la virtualidad gratis como se dio en la pandemia.
El tema del paro votado casi 10 días antes en las asambleas de ATEN fue el “elefante en la habitación” durante casi toda la reunión: el equipo directivo no hizo referencia a la medida de fuerza sino que fueron algunos compañeros quienes lo señalaron, planteando la posición de que sin condiciones no volvemos.
Dirección dio la sensación de trabajar en otra escuela porque en ningún momento puso en cuestión el inicio de las clases este miércoles (con la ambientación de los primeros años), a pesar de todo lo arriba detallado y de que les trabajadores de la educación de Neuquén arrastramos de 2020 una pérdida salarial del 36%. Para este año las estimaciones inflacionarias no serían diferentes. A última hora del día martes 2, debieron comunicar por el blog de la institución que el 3 no habrá actividades por la adhesión al paro.
La falta de instancias para discutir, poner en común y organizarse al interior de la institución también fue una demanda puesto que durante el 2020 no se llevaron adelante jornadas, ni reuniones de personal regulares, sumado a la falta total de espacios por parte del sindicato docente.
Llegando las 18 horas se dio el éxodo de compañeres hacia la asamblea que estaba pronta a comenzar para debatir las acciones a seguir, mientras se despertaba fuerte descontento y malestar ante la noticia del 12% de aumento al básico como propuesta del gobierno.