Las mujeres del Carnaval no nos callamos más, no queremos ser víctimas sino que queremos enfrentar todas las expresiones de machismo que subsisten en nuestra fiesta popular.
Martes 1ro de septiembre de 2020
Por medio de la Red social Instagram, en el perfil anónimo VARONES CARNAVAL nos encontraremos con cientos de denuncias de acoso sexual, maltrato, violencia de género, discriminación y hasta relatos de abuso sexual y violaciones ocurridas en los últimos años en el mundo del Carnaval, tanto en los tablados, en los clubes de ensayos como en las redes sociales.
Las mujeres de estos tiempos y desde ya algunos años venimos interpelando los diferentes espacios sociales, lugares de trabajo y de estudio en los que participamos.
Vivimos un momento histórico en donde gracias al desarrollo y extensión del movimiento de mujeres a nivel internacional, ya no tenemos miedo estando organizadas, ya no nos callan más, y tampoco durará la culpabilidad invertida que siempre nos generaron ciertos hechos de violencia y acoso.
No es sorprendente que dentro del Carnaval uruguayo exista un código machista, patriarcal y de poder de género o de status por ser artista. Las personas que tenemos la dicha de apasionarnos con el arte popular también habíamos naturalizado y hasta a veces hemos sido un poco ilusas con la forma de relacionarse que tienen algunos varones de este ambiente. Ilusas porque hemos festejado y tomado como bandera muchísimas veces ejemplos de murgas o parodias para transitar hacia la militancia. Cuando ponían en palabras lindas y bien cantadas o expresadas las luchas de todo los tiempos, contra el patriarcado, contra las opresiones y hasta mismo contra el capitalismo. Sistema que ha respaldado la desigualdad haciendo una brecha cada vez más desnivelada para las mujeres en todos los ámbitos.
Muchas de las mujeres que han denunciado en la red social Instagram, con el perfil "Varones Carnaval" son artistas que han debido soportar distintos tipos de violencias para poder entrar en un mundo que se nos fue negado durante mucho tiempo. No solo tener que demostrar una capacidad artística sin límites, sino también aguantar acoso de compañeros y directores artísticos “porque el ambiente es así y punto”.
En el caso de las más valientes, frente a la más mínima discrepancia con estas reacciones o muestras, a veces naturalizadas por nosotras mismas, se nos trata de locas, de putas ... y allí empieza la discriminación y el bullying diciéndonos que somos gordas, pesadas o que no servimos o aportamos nada en el conjunto hasta la posibilidad de ser excluida del mismo. Lamentablemente toda persona que habita o habitó el espacio del carnaval sabe que esto es así ...
El machismo expresado en sus diferentes formas es algo que se viene denunciando en el Carnaval hace algunos años, de una forma organizada. Se hicieron encuentros internacionales de mujeres murguistas, y se ha problematizado esta situación a través del lema conocido "Sin mujeres no hay Carnaval” para visibilizar la lucha contra la desigualdad de cupos que existe. Las mujeres que han impulsado este lema son las mismas que hoy en día están apoyando a estas mujeres y adolecentes que atravesaron un momento de acoso o directamente violación y abuso sexual donde hay muchas MENORES de edad implicadas, y que hoy están denunciando.
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El Carnaval de las Promesas y la responsabilidad municipal
Muchas de las denuncias publicadas corresponden a mujeres que, cuando eran menores de edad, participaron del concurso Carnaval de las Promesas donde reconocidos murguistas varones adultos (dueños de los conjuntos, técnicos, etc.) ejercían todo tipo de poder que les permitía abusar sexualmente de las chiquilinas. Esta situación por supuesto que constituye una de las más graves, y merece todo nuestro repudio.
A poco de hacerse públicas todas estas denuncias, la Intendencia de Montevideo le cambió el carácter al evento, pasando de ser una competencia a darle un contenido más pedagógico, cuestión con la que no podemos menos que estar de acuerdo. Sin embargo, no podemos ser hipócritas y creer el argumento de que los varones ya no tendrían motivos para ejercer ese abuso de poder, porque ya no habría una competencia detrás. La Intendencia de Montevideo sabe muy bien que esos dueños y coreógrafos o profes de canto o de teatro que dirigen esos conjuntos son los mismos que están siendo denunciados en el Carnaval oficial. O sea, les sacan la “competencia” en las Promesas, pero en el Carnaval oficial siguen permitiendo que hagan lo que quiere. Por el momento se bajó Un Título Viejo, que es una de las murgas con más integrantes denunciados reiteradas veces. Y hay otros conjuntos donde se ha retirado al personaje en cuestión o evalúan si se presentan o no.
La asimetría de poder existente en el Carnaval se maximiza en el Carnaval de las Promesas, aumentado por la diferencia de edad, y por la responsabilidad de los adultos respecto de las adolescencias.
Sintiendo que lo más urgente hoy es acompañar a la adolescencia en sus primeras experiencias, por las relaciones de poder ejercidas y por la falta de Educación sexual. Como decíamos antes, muchas veces se naturalizan los micromachismos que pueden pasar a mayores tipos de violencia. Ideas como estas fueron vertidas por Maria José Hernández, integrante de Falta y resto y militante feminista, que se puede ver aquí.
Sobre el escrache y las denuncias en redes, como método o herramienta de denuncia ante esta justicia y sociedad patriarcal
Varones Carnaval no fue el primer sitio donde se denunciaron las prácticas machistas y abusivas. Antes fue en el ámbito de la Facultad de Medicina, de la Facultad de Derecho, y ahora también en el ámbito del Rock y de la Política.
Más allá de que la forma de la denuncia vía redes y sin posibilidad de otorgar las garantías en cada caso, no es la que compartimos como estrategia para el movimiento de las mujeres, entendemos perfectamente la situación de que hoy la Justicia es patriarcal, y está demostrado en que varias de estas denuncias ya tienen expedientes iniciados en distintos juzgados, y al día de hoy no ha ocurrido nada.
Entendemos que, frente a la inacción - y en algunos casos omisión y complicidad - judicial, las mujeres deban recurrir a las redes para hacer oír su voz.
Y por eso apoyamos incondicionalmente a las mujeres que se animaron, y que hoy, en algunos casos, están sufriendo represalias por ello. Tampoco estamos de acuerdo con que el movimiento de mujeres adquiera una postura punitivista - aumento de penas, etc. - ya que entendemos que no es el camino para frenar la violencia machista, que es algo totalmente estructural de este sistema patriarcal y capitalista.
Solo vamos a cambiar el machismo y la opresión de género si nos organizamos las mujeres, si combatimos las expresiones machistas en todos los ámbitos en donde nos movamos, y si cuestionamos profundamente este sistema opresivo y explotador, y nos proponemos transformarlo.
Contra cualquier intento de victimización, las mujeres nos hermanamos en un grito de lucha: ¡ABAJO EL PATRIARCADO!
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La importancia de la educación sexual y de una cultura de la no violencia
Lo que sucede en el Carnaval es un “secreto a voces”y no es diferente de lo que ocurre en otros ámbitos sociales, porque todos los espacios están basados en la cultura de la violencia y del machismo, cuestión que debemos reconocer para poder combatir.
Hoy se torna imprescindible la educación sexual en niñas, niños y adolescentes, que las iglesias dejen de entrometerse en la educación, y que podamos transformar esta sociedad a partir de cuestionar las bases patriarcales de este sistema, empezando por denunciar las desigualdades de género en los trabajos y en las instituciones del Estado.
Es importante poder hablar de relaciones no violentas, de enfermedades de transmisión sexual, siendo que varios varones están señalados por no informar que eran transmisores de ETS cuando mantenían relaciones sexuales, y las instaron a no usar métodos de barrera.
Las denuncias vertidas en el sitio de Instagram demuestran que hay un proceso muy profundo en las mujeres de no tolerar los abusos, por lo que es importante darle impulso al movimiento de mujeres, y contribuir en su organización y en la solidaridad entre las mujeres, que ahora alzan su voz.
Sabemos que el patriarcado no se va a acabar con las denuncias, y por eso ¡TENEMOS QUE TIRARLO!
Los usos políticos del Carnaval
Rápidamente los distintos partidos del régimen se ubicaron frente a estas denuncias. Mientras que desde el Frente Amplio se acusaba a la derecha de generar una campaña en su contra, la derecha aprovechaba para avanzar contra nuestra fiesta popular, que siempre se caracterizó por denunciar las políticas neoliberales de ajuste y de impunidad de los gobiernos de derecha.
Fabricio Speranza, ampliamente denunciado, tuvo que renunciar a su lugar en las listas en las elecciones departamentales por el sector Magnolia, del Frente Amplio, que apoya la candidatura de Di Candia.
Nada más lejos de lo que le ocurre a las mujeres, que una y otra vez son vulneradas en sus derechos, y violentadas sistemáticamente. Hay una presión muy fuerte para que las chiquilinas no sigan denunciando. Pero esto es algo que no va a parar. Las mujeres nos sacamos el miedo, dimos un paso enorme en hablar, en visibilizar el maltrato y la violencia que se ha naturalizado, es un avance de todas las mujeres.
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El Carnaval uruguayo, espejo de la sociedad patriarcal
Por la cantidad de denuncias y las prácticas relatadas una y otra vez, es que concluimos que lo que sucede en el Carnaval no es otra cosa que el espejo de una sociedad profundamente machista, que naturaliza la “cultura de la violación” y el abuso, que culpabiliza a la víctima de lo que ocurre y que cosifica los cuerpos de las mujeres y de las niñas. Pero en el Carnaval pareciera que el abuso de poder se vuelve exponencial, a partir de la importancia que tienen los referentes del mismo.
Este poder tiene bases materiales, porque muchos de los varones denunciados son dueños de los conjuntos, tienen plata, influencias, hacen negocios, popularidad y hasta utilizan prácticas mafiosas. Este poder, totalmente patriarcal, masculino y jerárquico, se constituye en una práctica naturalizada y aceptada socialmente. Este sistema de abuso de poder es la estructura del Carnaval mismo, tal como sucede en otros ámbitos de la sociedad.
Hoy asistimos al desarrollo de la investigación de la Operación Océano, donde están involucrados empresarios y políticos en una red de explotación sexual de adolescentes. Hoy vemos cómo las redes de trata siguen operando con la complicidad completa del poder político y judicial, y la connivencia policial. Hoy vemos que hay más de 20 feminicidios, y que la LUC pone en riesgo la manifestación de las mujeres en las Alertas Feministas - como ocurrió recientemente en Maldonado -, cada vez que nos matan y las mujeres tomamos las calles y las plazas.
El feminismo vino en los últimos años, a cuestionar el lenguaje sexista, misógino, homofóbico y transfóbico que se manejaba en el Carnaval, cuestionando el lugar en que se la ubicaba a la mujer y a las disidencias sexuales. Vino también a “permitir” que algunas pocas mujeres puedan integrar los conjuntos carnavaleros. Pero esto también fue utilizado como una doble cara por los varones para, por un lado corear letras de izquierda, “deconstruidas”, hablando del aborto y de los feminicidios, pero por otro lado siguieron manteniendo las prácticas machistas. Se adoptó un discurso “políticamente correcto” pero sin poder asimilarlo a la vida cotidiana de los varones y, por tanto, sin cuestionarse sus propios privilegios de género.
Las denuncias realizadas no van en detrimento del Carnaval, sino todo lo contrario: intentan rescatar lo mejor de nuestra fiesta y le quitan lo oscuro, lo doloroso y lo injusto. Por el contrario: mantener ocultas estas prácticas patriarcales y machistas es lo que socava todo el tiempo la fiesta que es nuestro Carnaval.
Por eso es importante poder fortalecer al movimiento de mujeres en su lucha contra el machismo, la violencia de género, y contribuir a su desarrollo independiente del Estado y de los partidos del régimen, que reproducen nuestra opresión.
Este medio viene acompañando los cambios dentro del Carnaval, estando en tablado de Más carnaval y hablando con sus protagonistas, en ese ámbito ya se venía planteando un lugar libre de acoso. Esto ya se venía anunciando de una forma lenta hasta que explotó.
!Nos queremos libres, nos queremos vivas, y queremos un Carnaval sin machismo!
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