Contradicciones en la estrategia de seguridad. La justificación de Culiacán busca naturalizar la presencia del ejército en las calles.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Miércoles 30 de octubre de 2019
La conferencia de prensa de esta mañana estuvo enteramente dedicada al operativo militar realizado y suspendido en Culiacán, Sinaloa, el pasado 17 de octubre, con el que se pretendía la captura del Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo.
Estuvieron con López Obrador el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, y el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, el General Luis Cresencio Sandoval González.
Tras una presentación de AMLO, en la que reiteró que no se apostó por la guerra y se cuidó la vida de las personas, le tocó el turno al secretario de Seguridad.
Durazo inició planteando que un tropiezo táctico no invalida la estrategia de seguridad, cuyos ejes enumeró: terminar con la corrupción; garantizar empleo, educación, salud y bienestar, particularmente para los jóvenes; pleno respeto y promoción de los derechos humanos, con formación en corporaciones policiales, navales y militares; no se utilizará la fuerza pública para reprimir; no habrá actos de maquillaje y montaje; regeneración ética de la sociedad; rediseño de las instituciones de seguridad; creación de la Guardia Nacional, entre otros.
Resulta problemático hablar empleo, educación, salud y bienestar para los jóvenes cuando 11 universidades públicas se encuentran en quiebra, se niega un aumento presupuestal para la educación superior y alrededor del 90% de los aspirantes a estudiar en este nivel quedan fuera cada año; cuando la austeridad republicana se expresa en falta de insumos en los hospitales y cuando, mediante el programa Jóvenes Construyendo el Futuro se avanza con la precarización laboral de la juventud, que trabaja sin derechos y con salarios de miseria, pagados además con el erario público y no por los empresarios.
Eso sí, la Guardia Nacional es prioridad y recibe recursos millonarios. Sobre esta nueva fuerza, Durazo informó que ya cuenta con 72 mil efectivos, que la meta para terminar el año es que cuente con 92 mil, y con 140 mil o 150 mil para el 2021.
Por otra parte, ¿cómo confiar en que mediante la capacitación en derechos humanos para las fuerzas armadas se terminarán las violaciones a los mismos?, si la esencia misma de las fuerzas armadas es la represión, y cuando recientemente vimos, por ejemplo, los escándalos de los policías violadores en la CDMX.
En el informe no se abordó el papel de la Guardia Nacional en la persecución de los migrantes, cuando ayer un comisionado de la ONU señaló que en México se retrocedió en la protección de los derechos humanos de los mismos producto de presiones externas (léase Estados Unidos).
De qué ética nos habla un militar cuando la existencia misma de las fuerzas armadas es reflejo de una sociedad desigual, en la que un puñado de grandes empresarios explota el trabajo de millones, lo que ni por asomo combate la 4T.
En su turno, el General Sandoval hizo una relatoría pormenorizada de los hechos en Culiacán, desde la orden de detención con fines de extradición girada contra Ovidio Guzmán, motivada por petición de Estados Unidos, hasta las afectaciones del operativo.
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Para finalizar, AMLO abundó en las razones de la suspensión del operativo en Culiacán, aprovechando para volver sobre su definición del ejército como “pueblo uniformado”, el mismo ejército tantas veces denunciado por violar los derechos humanos de la población.
Con todo un discurso de transparentar las acciones del gobierno y de justificación de los hechos en Sinaloa, lo que queda opacado y se busca naturalizar es la presencia misma del ejército en las calles como parte de la estrategia de seguridad.
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