En los últimos días en el barrio Villa Argentina las fuerzas represivas desalojaron a numerosas familias; el frío, el hambre y la incertidumbre les llevaron a poner en cuestión la absurda existencia de tierra ociosa cuando miles de personas no tienen un techo bajo el cual refugiarse y pasan frío en las calles.
Viernes 2 de agosto 20:25
Hace unos días en el barrio Villa Argentina un operativo de las fuerzas represivas desalojó violentamente a un grupo de familias que estaban peleando por un techo donde vivir. Además, el Grupo de Apoyo Departamental (GAD) y personal del Servicio de Calle de la Comisaría 2 irrumpieron en una casa, golpeando a una familia y deteniendo a tres de sus integrantes, por el solo hecho de atestiguar las golpizas a detenidos desde una ventana.
Esto es corroborado por filmaciones que muestran cómo alrededor de 15 miembros del GAD y el jefe de Calle de la Comisaría Segunda sacan de adentro de su casa a tres personas, entre ellos un menor que terminó internado en el Hospital Materno Infantil por qué “le patearon la cabeza”.
Esto ocurre en Varela, municipio del conurbano bonaerense, y como tal, receptáculo predilecto de crisis y ajustes. Históricamente tierra gobernada por el peronismo; históricamente, familias sumergidas en la pobreza estructural. En Varela más de 30 mil familias están declaradas en emergencia habitacional; la mayor parte de la población se encuentra muy por debajo del índice de pobreza, y esto se expresa, entre otros aspectos, en las condiciones materiales de existencia: el hacinamientos en casillas precarias ronda el 7,33% y la falta de servicios básicos como cloacas y agua potable, el 72%, algo inadmisible para pleno siglo XXI. La emergencia habitacional se acelera con las crisis, cuando los alquileres se vuelven insostenibles para cualquier trabajador y el sueño de “la casa propia” quedó anclado en el que hoy parece un sueño de la infancia. A esto se suman los tarifazos en los servicios públicos,como el que vimos en estos días en el servicio de luz, con aumentos de hasta el 800% para los hogares.
Las infancias que luchan por serlo en un medio hostil que los obliga a la supervivencia son mayoría: Florencio Varela es uno de los distritos de la provincia de Buenos Aires con una de las tasas de nacimiento más altas. Es sobre ellas que el capitalismo descarga su crisis cargada de odio e indiferencia. Las infancias que no encuentran cupo en las escuelas del barrio, porque están abarrotadas de pibxs y falta presupuesto; las infancias que no pueden acceder a un control pediátrico, porque en Varela los pediatras se cuentan con los dedos de una mano, debido a los sueldos de miseria que reciben en el municipio. Las infancias que inventan juegos con chatarra a falta de plazas y espacios recreativos. Las infancias que no solo son el futuro, sino y más importante aún, viven en el presente, en un día a día que se hace más cuesta arriba para las familias trabajadoras, en las que en su mayoría son mujeres las “cabezas” del hogar, sobre las que a las tareas cotidianas de cuidados y reproducción de la vida se le suman trabajos en su mayoría precarios, sin derechos.
La respuesta municipal y provincial al “plan motosierra” de Milei que suma a miles de familias a la pobreza e indigencia, no solo es dejar pasar este brutal plan sobre las mayorías aplicando recortes, permitiendo despidos, manteniendo salarios de miseria, sino que también responden con brutal saña a quienes se organizan para resolver sus necesidades inmediatas, como un techo donde vivir. El gobierno de Axel Kicillof bien sabe de esto, ya que ó topadoras y una brutal represión a las familias de Guernica, en plena pandemia.
Es urgente un plan de viviendas en Florencio Varela -en el marco de un programa de urbanización- que tenga como protagonistas a los vecinos, a los trabajadores que son los verdaderos interesados en que los barrios sean lugares habitables para vivir.
Para imponer esto, como todas las necesidades de las mayorías, se vuelve urgente construir unidad desde abajo, en las asambleas barriales, en los lugares de estudio y de trabajo, pelear por un plan de lucha unificado y paro general, que sea el puntapié para imponer una salida para el conjunto de la clase trabajadora y el pueblo.La experiencia de sectores de trabajadores, mujeres y jóvenes que se vienen organizando en asambleas barriales autoconvocadas para enfrentar los ataques del gobierno de Milei son un ejemplo de autoorganización que confluye en las calles y en actividades distritales contra los despidos u otras causas, con otros sectores que luchan.