La Izquierda Diario conversó con las autoras de (IM)PERICIAS. Una crítica feminista a la investigación de desapariciones.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Martes 26 de noviembre 00:00
El libro editado por Tinta Limón reúne experiencias y reflexiones de la Colectiva de Intervención Antes las Violencias (CIAV) sobre la investigación de desaparición de personas en contextos democráticos. (IM)PERICIAS. Una crítica feminista a la investigación de desapariciones recorre diferentes casos (algunos conocidos como el de Luciano Arruga, Johana Chacón, Tehuel de la Torre y otros con poca o nula repercusión en los medios) y en cada capítulo, las autoras condensan críticas y conclusiones sobre las investigaciones.
Una de las cosas más interesantes es la propuesta de una mirada crítica sobre la intervención estatal en la búsqueda de personas desaparecidas, búsqueda siempre atravesada por conflictos y tensiones alrededor de la participación institucional en diferentes delitos (como la de la Policía o el poder judicial en trata de personas para explotación sexual o violencia institucional, entre otros) y sesgos que obstaculizan la investigación. ¿El Estado busca a todas las personas por igual? ¿Qué pasa cuando nadie busca?
El libro se publica cuando el gobierno de Javier Milei empuja una agenda antifeminista que incluye medidas simbólicas, medidas concretas como la suspensión de políticas públicas relacionadas con la violencia machista (programa Acompañar) o el desfinanciamiento de dispositivos y herramientas para paliar algunas consecuencias de la violencia de género y la desigualdad, en un contexto de ajuste generalizado y de empeoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población.
Conversamos con Silvia Carlini Comerci, becaria doctoral de Conicet y licenciada en Ciencias Antropológicas (Filosofía y Letras de la UBA), y Evelyn Cels Manavella, politóloga (UCC) y MA of Arts in Development Management and Policy (GU-UNSAM). Ambas son integrantes de la Colectiva de Intervención Antes las Violencias.
En la introducción abordan algunas ideas construidas alrededor de la antropología forense,¿cómo le explican a la gente su trabajo?
Evelyn Cels: Como colectiva, primero como acciones coordinadas contra la trata, pero como organización nos formamos durante 2012, en un contexto más relacionado con una agenda pública muy intensa en relación al delito de trata de personas. Lo que buscaba era entender cómo operaba o cómo funcionaba el fenómeno de la desaparición en el marco del delito de trata y en ese sentido entender mejor ese delito en el marco de una agenda que discutía principalmente la desaparición de mujeres. En algún punto también lo que encontramos es que para entender la desaparición en el marco del delito de trata necesitábamos entender algo más general de ese fenómeno de desapariciones. Lo que encontramos es que la trata de personas no era necesariamente el principal, el único delito ni la única situación que explicaba las desapariciones de mujeres y también nos encontramos con un escenario donde había que entender las desapariciones en un contexto que no era el hegemónico en ese momento. Lo que se entendía en este país muy claramente era la discusión sobre desapariciones en contextos dictatoriales y todo era mucho menos claro en contextos democráticos. Teniendo en cuenta ese recorrido, lo que hacemos es tratar de realizar un abordaje interdisciplinario y mucho más integral del fenómeno de la desaparición en contextos democráticos, y en ese sentido acompañar a organizaciones o familias en la búsqueda de la verdad, en la búsqueda de la persona que desapareció o de un cuerpo, con esa matriz, o sea, pensando que el fenómeno de desaparición es un fenómeno mucho más complejo y que tiene otras características que las que tenía durante el proceso el proceso de dictadura militar.
Ustedes señalan la diferencia que existe entre un plan sistemático y que en contextos democráticos existe una variedad mucho más amplia de situaciones, ¿no?
Silvia Carlini: Con respecto a lo que es la antropología forense se marca bastante la diferencia porque la antropología forense que se utilizaba para el proceso de la dictadura es clásica. Cuenta con tres etapas: investigación preliminar, laboratorio, identificación y demás, como arqueología. Nosotras lo que hacemos es, obviamente tomando estas bases e incluyendo otras ciencias como la politología o la comunicación social, salimos un poco de los márgenes de la antropología forense clásica para incorporar nuevas metodologías, nuevas estrategias, en base a lo que decía Eve, que la desaparición en democracia implica un montón de líneas que son las causas de esta desaparición. Vos tenías en el proceso de dictadura que el término desaparición reflejaba ciertas características de personas con un plan sistemático, y lo que tenemos en democracia es que el Estado por omisión es parte, pero también las estrategias que usa ese Estado muchas veces son deficientes. Entonces nosotras, con las metodologías clásicas de la antropología forense, ampliamos ese camino con otras disciplinas y estrategias, como trabajar con las familias, hacer un trabajo un poco más de campo pero no solamente a nivel de excavaciones (algo clásico la antropología forense) sino también pensar la identificación de una persona que desaparece no como al final de algo sino como el inicio de una investigación.
En el libro dicen (en el capítulo dedicado a Camila) que no poder reconstruir una identidad, no saber quién era la persona que desaparece, dificulta entender las causas de su desaparición, ¿a qué se refieren?
Evelyn: Buscamos proponer una metodología de abordaje, que no se centre exclusivamente en el cuerpo de la persona que se está investigando una vez que se produce un delito que culmina en un fallecimiento o alguien que desapareció, y en ese sentido, poner el foco en el contexto de la persona desaparecida. Y poner el foco en el contexto significa entender cuáles fueron los entornos en los que se movía o cuáles fueron los vínculos con los que tuvo contacto en el último tiempo previo a la desaparición. Siempre con el cuidado de hacerlo con una mirada que no busque juzgar a la víctima. Parece que va de suyo pero en un montón de situaciones, a la hora de ejercer el proceso de investigación parecería no ser tan obvio. Cuando hay una investigación enfocada exclusivamente en el cuerpo, cuando el cuerpo no está, las líneas de acción son muy difíciles de abordar, no están las herramientas suficientes para saber dónde ir.
En el capítulo dedicado al caso de Johana Chacón hablan del obstáculo que puede representar una hipótesis demasiado cerrada como la desaparición por trata para explotación sexual, ¿qué elementos participan de esa construcción y cómo es posible evitarla o contrapesarla?
Silvia: En el caso de Johana, que estuvimos trabajando en terreno varias compañeras, lo que pasaba es que para poder desarmar esa idea había que poder estar presente y mantener esa hipótesis pero abrir un poco el abanico. Lo que proponemos como herramienta es tener un diálogo también con los que están haciendo ese expediente, los fiscales, el personal que investiga, si podemos tener ese acceso al expediente y leerlo, ahí el abanico de posibilidades se va a abrir. [En este caso] hubo un contexto en el que todo era trata de personas, eso se fue abriendo un poco más y al nosotras poder leer el archivo, revisarlo, volver a ver las estrategias y herramientas que utilizaron, volver a relevarlas, empezamos a pensar variables múltiples de hipótesis. En el caso de Johana, particularmente a lo largo del tiempo, esa hipótesis primera se desdibujó totalmente por las declaraciones y demás que estuvimos haciendo en terreno. Uno de los objetivos que tenemos es justamente, por más que sea la hipótesis más fuerte o también la que se va esparciendo por diferentes espacios e instituciones, nosotras tratamos de ir un poco más allá y proponer otras cosas, porque acá el objetivo primero es poder hallar a esta persona.
Señalan que el hecho de que no exista un delito inicial no exime al Estado de la búsqueda. Dejando de lado los casos en los que hay participación directa de instituciones como la Policía o el poder judicial, cuando no existen acciones estatales, hay desinterés o negligencia en la búsqueda, ¿cuánto pesa la pertenencia a determinados colectivos o determinada clase, etnia, por ejemplo?
Evelyn: Creo que muchísimo, algo que se ve en el libro en el desarrollo de casos como el de Luciano Arruga, el de Tehuel de la Torre, creo que en el de Dominga también, aparece justamente eso. Cada uno de los casos muestra cuán distinta es la respuesta del Estado cuando la persona que se está buscando pertenece al colectivo LGBTIQ+, cuando procede de algún barrio o alguna zona en condiciones de vulnerabilidad, cuando la persona es migrante, la verdad es que es bien distinto. Nosotras como colectiva lo que encontramos no es solo la falta de respuesta, sino la cantidad de sesgos que se trae a una investigación, son un montón de cuestiones las que operan desde las premisas en torno a las víctimas, como Luciano Arruga y todo lo que se dijo sobre él como un pibe que robaba. Y cómo sale a la luz la cantidad de mecanismos que no tiene el Estado para poner al servicio de una investigación, como en el caso de Tehuel, queda muy claro que el Estado tiene muchas limitaciones para investigar y hacer un abordaje de pericias sobre cuerpos no binarios. Son sesgos que se ven durante el proceso de investigación en la decisión sobre las medidas a tomar, cómo se leen esas medidas y también sobre los propios recursos con los que cuenta el Estado para abordar esa investigación. Y es algo que nosotras tratamos de poner de manifiesto en el libro y que también tratamos de traer alguna conclusión, herramienta o reflexión sobre qué se puede hacer para que ese estado de cosas cambie. No nos quedamos solamente en la denuncia y en la demanda de una mejora sino que tenemos un trabajo de diez años con metodologías propias para plantear algún tipo de solución también o herramientas frente a esta situación.
En el capítulo dedicado a Tehuel hablan sobre la jerarquización de las víctimas y rescatan un concepto de Say Sacayán sobre la “desciudadanizacion” de las personas, ¿a qué se refieren y cómo participan estos elementos en la desaparición o la no-búsqueda?
Silvia: Yo creo que la jerarquización va un poco a quién es la persona que desaparece, cómo se constituye, cuáles son los contextos en los cuales se desenvuelve. Los medios que se van a aplicar o las estrategias que van a usar las instituciones que implementan estas búsquedas va a estar atado sí o sí a esto, y lo vimos mucho en diferentes casos que abordamos. No es lo mismo una persona trans que María Cash, que es más conocida, o Johana Chacón que era de un barrio muy complejo de Mendoza. La jerarquización de las víctimas hace que los mecanismos de búsqueda se orienten a una hipótesis y también a veces no se despliegan como se tendrían que desplegar en todos los casos, esto también es dependiendo la situación, pero lo hemos visto mucho.
Evelyn: Vienen de la mano, son conceptos medio indisociables. La idea de desciudadanización es bastante transparente, tiene que ver con el acceso a derechos muy básicos de ciudadanía, entre ellos, no ser sujeto de invisibilización jurídica. O sea, que personas LGBTIQ+ que tal vez no cuentan todavía con un documento igual merecen un proceso de investigación que respete esas identidades y cuando las personas no pueden defenderlas activamente, el Estado igual debería estar preparado para hacerlo, aún en un proceso de búsqueda y lo que encontramos es que eso no está, no existe, o son mecanismos muy deficientes todavía.
Hay un capítulo dedicado a Luciano Arruga, ¿cómo es su experiencia cuando acceden al expediente y tienen que hacer críticas o planteos con respecto a cómo se llevó adelante la investigación?
Silvia: Nosotras acompañamos a querellas y siempre nuestra intervención es formal, hemos trabajado con el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), somos peritos oficiales, pero siempre vamos de la mano de algún grupo que nos convoca. Tenemos la libertad de poder decidir primero qué metodologías usar, cómo abordar el caso. Como paso primero solicitamos la lectura del expediente, ahí tenemos la libertad de hacer críticas de cómo se investigó.
Evelyn: Por estar acompañando a las querellas, nuestras posibilidades de plantear y de decir son bastante amplias. Lo que sí nos ha pasado mucho es que no tomen las recomendaciones que hacemos. Ahí dependemos o estamos acompañando a la querella, a que insista y a que eso pueda calar como medida dentro del proceso judicial. Lo que encontramos son dilaciones en el proceso de investigación, el ruido de fondo, medidas que no llevan a ninguna parte, pero en nuestro rol tenemos bastante libertad y posibilidad de plantear y también en algún punto lo que hacemos, sobre todo cuando está bastante avanzada, es una auditoría de la causa y eso implica hacer una relectura completa del expediente y en función de protocolos nacionales e internacionales hacer recomendaciones de cómo se puede mejorar o suplir algo mal hecho y qué es lo que falta (mal hecho en el sentido de una medida que tal vez se tomó de manera incompleta) y luego sí en el mismo sentido, recomendar nuevas. Pero es cierto que tiene que haber receptividad del otro lado y el interés de que efectivamente la causa avance.
El libro tiene un objetivo valioso en sí que es poner a disposición una experiencia de trabajo, reflexiones y conclusiones, pero si pudieran proponer cambios concretos o tuvieran la posibilidad de construir un protocolo, ¿qué elementos clave les parece que faltan?
Silvia: La posibilidad de que una gran área de las ciencias sociales pueda participar en diferentes equipos de investigación. Si bien esto se da cuando nos convocan, muchas veces esa convocatoria es mucho tiempo después, creo que la posibilidad de entender que desde la antropología forense, la comunicación social, la politología o demás ciencias puedan participar en estos abordajes de investigación es fundamental. Y lo que nosotras proponemos es un análisis interdisciplinario del expediente, la posibilidad de trabajar con las familias, de tener acceso al campo para reconstruir quién fue la víctima. Y desde ya la utilización de protocolos desde una perspectiva feminista, desde un lugar donde no se encasille la persona, que no está bajo ningún concepto, pero creo que como paso fundamental es la posibilidad de intervenir.
Evelyn: En el libro desarrollamos muchos elementos que si pudieran aparecer en un proceso de investigación en conjunto, siempre que el caso lo amerite, expone varios de los elementos que tendrían que aparecer en una buena investigación. Que van desde la construcción sólida de múltiples hipótesis, la mirada atenta sobre el proceso de mediatización del caso (cuando el caso se mediatiza y del lado de los operadores judiciales, no estar guiando la investigación en torno a lo que se dice mediáticamente). Y después todo lo que hace a herramientas de prospección, en el capítulo de Camila hablamos sobre herramientas de delimitación o análisis espacial, todos esos elementos interconectados tienen que aparecer para una buena investigación y para todo eso, además de tener una metodología propia que fuimos construyendo en base a la experiencia, está todo lo que decía Silvia, hay una batería de herramientas y de normativa, de protocolos que están disponibles y que poniendo eso en juego se pueden hacer investigaciones mucho mejores que las que se están haciendo.
El sábado 30/11 a las 18 horas se realizará la presentación del libro en NUM (Bartolomé Mitre 1767)
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.