La conducción de UEPC junto a otros gremios estatales de Córdoba se declararon en estado de alerta por paritarias y reclaman al gobierno un salario inicial igual a la canasta básica. Por primera vez ponen sobre el tapete una gran demanda de los y las trabajadoras, ¿por qué?
Lunes 13 de febrero de 2023 15:41
Las conducciones sindicales se vieron cuestionadas por la lucha de los y las trabajadoras de la salud a finales del año pasado que conquistaron un aumento mayor frente a la miseria que Pihen del SEP (Sindicato de Empleados Públicos) había acordado con el gobierno, al igual que el resto de los sindicatos estatales.
La lucha mostró la potencialidad de la organización democrática, con asambleas en cada hospital y centro de salud creando una coordinación real con extensión provincial. Demostraron que hay recursos cuando se lucha decididamente, dejando al descubierto la política de contención de las burocracias sindicales que vienen cuestionadas por las bases.
Autoorganización y coordinación
En esas instancias las conducciones sindicales en vez de unirse a la lucha, fortalecer la organización, construir la unidad y llamar a un paro provincial buscaron aislar la lucha de salud. Lo que vimos fue una unidad burocrática por arriba sacando una carta “exigiendo” al gobierno la reapertura de la negociación paritaria, diciendo que “el gobierno nos mintió” porque dijo que no había plata. Desde la CGT hicieron pública una declaración denunciando que el gobierno provincial “faltó a la buena fe negocial”. Dirigentes del movimiento obrero que confían más en el gobierno que en los y las trabajadoras que queremos pelear. Una vergüenza.
Fue ese gran proceso de lucha y autoorganización de los y las trabajadoras de la salud que cuestionaron en profundidad a las burocracias sindicales lo que explica que ahora los dirigentes sindicales se tengan que reubicar y tomar la demanda de los y las trabajadoras de un salario mínimo igual a la canasta básica familiar. Se le terminó la cuerda al versito "que el salario le gane a la inflación": de repente se dieron cuenta que con salarios de pobreza eso no sirve. La autoorganización y la lucha de salud lo impuso: sabemos que sólo con esos métodos podremos conquistar esa demanda: que no haya trabajadores y trabajadoras pobres.
Bajo estas presiones los gremios estatales se declaran en estado de alerta, pero sin convocar a asambleas para organizar la lucha y el paro provincial. A días de volver a las escuelas no hay ningún llamado a asambleas escolares y de delegados. Sabemos de qué lado juega Monserrat y que sus discursos “combativos” se diluyen rápidamente negociando con el gobierno.
En un año de elecciones tanto provinciales, nacionales como también del sindicato, Monserrat buscará los discursos acordes para mantener su política peronista del mal menor, continuar los acuerdos con el PJ provincial e intentar contener a la docencia que votará también sus representantes sindicales.
El cuestionamiento profundo viene de años de ver a Monserrat y la lista Celeste dejando pasar el ajuste salarial y condiciones cada vez más precarias de trabajo, militando la resignación, el “no se puede”, “la docencia no quiere luchar”, “no se bancan los descuentos por paro”, “hay sectores que están peor que la docencia”, etc… Frases que el año pasado cayeron por su propio peso, porque la docencia demostró disposición a luchar.
Desde la organización y coordinación de las escuelas que sacaron las asambleas a las calles para hacer visible los reclamos y la disposición a luchar se logró que la conducción del sindicato no pudiera cerrar las primeras propuestas del gobierno y se le impuso un paro con una gran movilización que contó con apoyo de organizaciones sociales y la comunidad. “Se va a acabar la burocracia sindical” se replicaba con cantos en las calles, no permitiendo que Monserrat cerrara el acto con su discurso. Un cuestionamiento y desprestigio que se expresó también en las elecciones de delegados, escuelas que se organizaron para hacer las elecciones, para sacar a la Celeste, conquistando así delegados independientes y combativos, principalmente en Capital, donde la conducción apeló a impugnar listas en escuelas que eran centrales para la oficialista lista Celeste.
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La lucha de salud es un ejemplo a seguir
La organización democrática, de coordinación y lucha de salud son claves de una gran experiencia que nos deben orientar para reforzar la coordinación entre las escuelas junto a las familias y los barrios. Esa es la clave para conseguir nuestras demandas. El gobierno de Schiaretti es parte del ajuste que aplica el gobierno nacional (incluso con peores índices sociales) y además estará en campaña, lo que lo llevará a querer poner más dinero en publicidad de lo que viene haciendo. Hay que poner en pie una fuerza social amplia.
Es desde la fuerza y coordinación desde las escuelas que podremos imponerle a la conducción del sindicato que “un salario mínimo igual a la canasta básica familiar” pase del discurso a una lucha real para conquistarlo frente a las burocracias que nos quieren dividir, para imponer un paro provincial coordinando las luchas de los distintos sectores. Junto a las demandas que surgen con bronca de las escuelas como terminar con la precarización y el hostigamiento laboral que se llevaron la vida de compañeras docentes como Karina y Silvana. Y queremos luchar por mucho más:
Demandas que con disposición a la lucha se pueden conquistar. Plata hay pero las prioridades del gobierno son otras: publicidad para su campaña electoral, grandes obras majestuosas mientras faltan hospitales, escuelas, insumos. Subsidios para grandes empresas mientras mantiene bajo la línea de pobreza a los y las trabajadoras. Como lo denuncia Laura Vilches “Hay que invertir las prioridades".