Pato, como muchas mujeres en la historia que dijeron BASTA de tanta injusticia mostró la hipocresía de una clase opresora que vive a costa del pueblo trabajador y de la doble opresión contra las mujeres. Su lucha permitió la organización de mujeres y otros sectores que apoyaron su causa para que pudiera ingresar el transporte público al country símbolo de los burgueses.
Jueves 12 de septiembre 23:02
“ Basta de que esta gente nos discrimine, no nos podemos quedar calladas, si no viajamos nosotras no viaja nadie”
Éste fue el grito de rebeldía y de resistencia de Pato que encendió la bronca de cientos de mujeres trabajadoras domésticas de Nordelta. Hartas de sufrir la discriminación cotidiana para ir a limpiar paraísos ajenos a ricachones que además de pagarles salarios miserables las obligaban a ir caminando para su ingreso a esa ciudad entre muros.
Pato, como muchas mujeres en la historia que dijeron BASTA de tanta injusticia mostró la hipocresía de una clase opresora que vive a costa del pueblo trabajador y de la doble opresión contra las mujeres. Su lucha permitió la organización de mujeres y otros sectores que apoyaron su causa para que pudiera ingresar el transporte público al country símbolo de los burgueses.
Pato conocía las historias de esas mujeres que como Rosa Parks, mujer trabajadora negra, en Estados Unidos se negó a darle el asiento a un blanco, fue arrestada y este hecho generó un boicot al transporte público cansadas de vivir tanta discriminación.
En 2018 las trabajadoras de casas particulares de Nordelta se hicieron conocidas e instalaron a nivel nacional el apartheid que sufrían por parte de los propietarios y la compañía de transporte MaryGo, las trabajadoras no podían compartir transporte con los propietarios porque, según estos ricachones estas mujeres “hablaban mucho y tenían olor”.
El odio de clases se transmitía a través de su voz, salía de las entrañas, de los huesos. El odio nacía de una vida dura, de limpiar mansiones, criar hijos ajenos, y cocinar manjares y después volver a su casa precaria del barrio obrero de Los Troncos, tras dejar largas horas a sus hijos y muchas veces sin tener gas o algo que poner en la olla para cocinar. Ese odio es el que sentimos muchas de las que vemos desde adentro la desigualdad social.
Pato fue una compañera que estaba en cada trinchera, peleando contra las injusticias , no importaba si era en una marcha con miles, o sola en el barrio defendiendo a un pibe de la verduga policía de la juventud. Esto le ha valido terminar en la comisaría.
En el video que se viralizó en grupos de vecinos en facebook, y que reproducimos en La Izquierda Diario, muestra cómo esas mujeres bajan a la calle y cortan el complejo de barrios privado del empresario inmobiliario Constantini. Esa voz era la de Pato, “Pato de Nordelta”, el apodo que se había ganado en clara referencia por su irreverencia. Luego, junto a sus compañeras y aliándose con otros trabajadores y trabajadoras de la zona, como docentes, trabajadores de Madygraf y su comisión de mujeres, de la alimentación y estudiantes de las universidades, lograron una gran repercusión y la vuelta del recorrido de línea al complejo de barrios privados.
Pato hace meses venía atravesando una enfermedad terrible, pero para los trabajadores y sobre todo los precarios que no tenemos acceso a salud de calidad, todo se vuelve mas difícil.
Pato la peleó hasta el final, ya en una cama sin poder alimentarse normalmente se remordía por no poder estar en las calles enfrentando las leyes antiobreras del gobierno derechista de Milei y sus cómplices de siempre.
Este sábado habrá un Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, trans, transexuales, Intersex y no binaries, nuestro compromiso es llevar ese odio de clase buscando organizarlo colectivamente, en cada taller y en la marcha, como lo intentó ella en un lugar tan hostil y recluido como es el hogar de la burguesía.
Porque sin dudas si hubiera podido, hubiera estado en las calles una vez mas debatiendo en cada taller y marchando a pesar de todas las dificultades de su vida.
Nos queda tu entusiasmo y alegría, tu coraje y valentía para terminar con este sistema de raíz…
¡Hasta el socialismo siempre, Pato!