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Red Internacional
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¿Cómo sigue? Después de 3 años de triunvirato, Pablo Moyano renunció a la conducción de la CGT

El camionero anunció este viernes su alejamiento de la conducción “por diferencias con la mesa chica”. Durante la gestión del triunvirato y “la CGT unida” la clase trabajadora tuvo un fuerte retroceso en sus salarios y condiciones de trabajo, que en la última etapa se convirtió en un consentimiento a la política antiobrera de Milei. Moyano anunció que será parte del acto sindical del 5/12 en Plaza de Mayo. ¿Cómo siguen los caminos del sindicalismo peronista?

Viernes 22 de noviembre 18:57

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Pablo Moyano renunció este viernes a la conducción de la CGT. “Renuncio al no coincidir con las medidas de la denominada mesa chica”, planteó en una breve carta al consejo directivo.

El último desencuentro fue luego de que la mayoría del consejo directivo rechazara su propuesta de avanzar con el tercer paro general contra la gestión de Javier Milei. La respuesta era cantada, pero sirvió como fundamento para esta decisión.

Moyano fue parte del triunvirato desde 2021, cuando un Congreso donde no participó lo votó como secretario general junto a Héctor Daer (que representa a los Gordos e independientes) y Carlos Acuña (pollo de Luis Barrionuevo). Durante estos años no faltaron los matices, pero la política fue una sola: ninguna medida de fuerza durante el gobierno de Fernández y Kirchner, una fuerte campaña por la candidatura de Massa y una actitud ante el gobierno que distó mucho de sus denuncias del carácter antiobrero y antinacional de Milei. Aunque la CGT realizó marchas, un paro en enero y otra fuerte medida en mayo, que expresó la bronca con el ajuste, después de esa medida terminó de sellar una tregua con el gobierno, que incluyó la Ley Bases y una paz social unilateral.

Durante estos meses Moyano se diferenció, como siempre hizo Camioneros dentro de la CGT. Pero nunca rompió esa política cegetista, que vale recordar que es parte de la línea de la mayoría del PJ. En noviembre encabezó un paro nacional del transporte, o de gran parte de él, que volvió a mostrar la posibilidad de organizar grandes acciones de oposición al gobierno, pero que solo se convocan para negociar el grado de los ataques (paritarias, Aerolíneas, obras sociales), pero no para derrotar el plan. La movilización contra la Ley Bases junto a otros gremios alineados con el kirchnerismo, sin paro y sin entrar a la plaza, lo diferenció de la actitud del resto de la CGT, pero no movió el amperímetro a la decisión de Milei y Bullrich.

En definitiva, medidas tomadas burocráticamente, aisladas y sin poner en marcha un plan de lucha que el mismo Moyano repitió muchas veces que iban a llevar adelante. En lo inmediato, Moyano está anunciando la posibilidad de convocar a un nuevo paro del transporte en diciembre, junto a otros sectores. También de un acto en Plaza de Mayo, junto a las CTA, luego de desconvocar la Marcha Federal. Si es así, podrá ser un pronunciamiento de sectores opositores al gobierno, incluso del peronismo sindical, pero no una acción de lucha que preocupe al gobierno.

A mediano plazo, muchos se preguntan si Moyano busca reeditar el MTA (Movimiento de Trabajadores Argentinos), el espacio fundado en 1994 por Hugo Moyano y Juan Manuel Palacios (UTA) para “recuperar la CGT para los trabajadores y el peronismo para el pueblo”.

El MTA fue parte de la “Marcha Federal” e importantes huelgas que convocaban los gremios ante el aumento de la desocupación y el hambre. En esos años el moyanismo se ganó esa fama de sector díscolo dentro del sindicalismo peronista. Sin embargo, su principal rol político fue canalizar esa bronca, para que cuando viniera el estallido no tuviera una salida independiente, por fuera del bipartidismo de entonces. El país ha cambiado, pero los grandes debates siguen siendo los mismos.

En las próximas semanas seguro se podrán revelar algunas de estas cuestiones. Otras habrá que esperar al año que viene. Pero una cosa es segura: si el moyanismo dice que quiere confrontar con la derecha, enfrentar el plan de Milei, tiene que convocar asambleas en los gremios que dirige o tiene peso, así como impulsar la más amplia movilización en cada provincia y ciudad. La recuperación del salario, el rechazo a los despidos y privatizaciones, la defensa del derecho de huelga y protesta, son reclamos extendidos que ameritan convocar a medidas de fuerza nacionales, unitarias y contundentes.

La izquierda estará en cada una de esas peleas, con sus propias banderas.