Mientras se espera que la deuda fiscal aumente, el desempleo sigue marcando cifras históricas en medio de la pandemia, además de extenderse la ley de protección del empleo que ha permitido miles de suspensiones y desvinculaciones en todo el país.
Viernes 16 de octubre de 2020
Durante el último tiempo hemos visto cómo las crisis se acrecientan a lo largo del país, llegando a niveles históricos de desempleo y múltiples problemas fiscales. Tanto así que la agencia norteamericana "Fitch Ratings" bajó la nota de Chile en cuanto a las perspectivas económicas, como consecuencia de la pandemia y la presión sobre las finanzas públicas post estallido social, anticipando que la deuda pública seguirá aumentando en el mediano plazo, dadas por la posibilidad de crecimiento de tendencias más bajas y dificultades para consolidar sus cuentas fiscales.
Por su parte, el desempleo en Chile alcanzó un nuevo nivel histórico al situarse en un 13,1% durante el trimestre móvil mayo-julio, lo que representa un incremento de 5,6 puntos porcentuales en 12 meses, de acuerdo a la información del el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
No obstante, nos encontramos en la actualidad con un déficit fiscal del gobierno central que llegaría a un 8,5% del Producto interno Bruto (PIB) este año, para bajar a 5,1% en 2021. Ambas cifras son superiores al 8,2% y 4,3% que prevé el Ministerio de Hacienda.
Situación no menor considerando que la economía mundial también se ha visto afectada y comprometida, arriesgando la seguridad económica de muchos países incluyendo a Chile, que después de 37 años volvió a golpear las puertas del Fondo Monetario Internacional (FMI), para pedir una línea de crédito por 24.000 millones de dólares a la cuenta del Banco Central del país.
Toda esta situación no termina de empeorar, tomando en cuenta que la Ley de Protección al Empleo y giros con cargo al Fondo Solidario se extienden hasta enero de 2021.
Es por todos estos ataques empresariales que hemos sufridos las y los trabajadores en medio de una pandemia que se ha vuelto cada vez más riesgosa y letal, mientras empresas siguen salvando sus negocios y aumentando sus ganancias a costa del trabajo realizado por los millones de trabajadores que hoy arriesgan sus vidas y familias para poder evitar caer en condiciones de hambre. Mientras la deuda fiscal y el déficit lo tenemos que pagar nosotros.
Es por eso que debemos retomar las calles y luchar por la prohibición de despidos, para que la crisis la paguen los empresarios y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana para conseguir soluciones a las verdaderas problemáticas que vivimos hoy en día todas las y los trabajadores, evitando que los gigantes monopolios se sigan enriqueciendo a costa de nosotros.