Este 17 de mayo se conmemoró a nivel internacional el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, una fecha creada en 2004 que busca rememorar su origen en 1990, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales. Sin embargo, en 2024, la homosexualidad sigue siendo ilegal en 64 países alrededor del mundo, afectando gravemente los derechos humanos de la comunidad LGBTQIA+. Como Pan y Rosas te invitamos a organizarnos para dar la batalla por conquistar una sociedad sin explotación ni opresión, donde vivir nuestra sexualidad e identidad no sea motivo de odio, castigo ni discriminación.
Sábado 18 de mayo
Estas leyes, muchas de ellas herencia del colonialismo británico, penalizan las relaciones sexuales consensuales entre personas del mismo sexo con castigos que varían desde multas y penas de prisión hasta la pena de muerte en algunos casos.
Entre los países que aún penalizan la homosexualidad se encuentran Irán, Arabia Saudita, Somalia, Yemen y Nigeria, donde se puede imponer la pena de muerte. Otros países, como Uganda, Tanzania y Guyana, imponen penas de prisión que pueden llegar a ser de por vida. En África, la criminalización sigue siendo común y a menudo se ve reforzada por discursos que apelan a la moralidad y la cultura local, herencia del colonialismo, pese a la evidencia histórica de que muchas sociedades africanas precoloniales toleraban la homosexualidad.
En otros lugares como Jamaica, Kiribati y Papua Nueva Guinea, las leyes siguen castigando severamente a las personas LGBTQIA+.
Recientemente, Perú ha implementado una controvertida ley que clasifica a las personas transgénero, no binarias e intersexuales como "mentalmente enfermas". Esta medida ha sido firmada por la presidenta golpista Dina Boluarte y presentada con el argumento de que garantizará una cobertura completa de atención médica para la salud mental de estas personas. Sin embargo, esta clasificación ha generado una fuerte oposición de organizaciones defensoras de los derechos LGBTQ+ tanto dentro del país como a nivel internacional, quienes consideran que estigmatiza y discrimina aún más a la diversidad y disidencia sexo genérica. Esta ley se enmarca en un contexto de actitudes sociales mayoritariamente hostiles hacia la comunidad LGBTQ+ en Perú, alimentado e impulsado por la influencia de la derecha y las iglesias en el gobierno.
Al rededor del mundo esta tendencia se repite. Los estados capitalistas juegan con las leyes que hemos conquistado con nuestras luchas desde hace décadas, como si fuera una moneda de cambio mientras hacen campañas de pinkwashing el 17 de mayo y durante el mes del orgullo, de la mano con las empresas que día a día explotan, discriminan y acosan a la clase trabajadora y pobladores. Así como en EEUU los últimos años han levantado una ofensiva en contra de los derechos de las diversidades y las mujeres, como la arremetida en contra de las personas LGBTIQA+ de los gobiernos de Rusia, Hungría y Polonia que comenzó hace un par de años, como lo hace la derecha y las iglesias al rededor en distintas partes del globo
Todo derecho que se arranca a los capitalistas es el resultado de una pelea, pero la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida. Aunque defendemos las conquistas legales, no podemos esperar que los estados burgueses que se dicen más progresistas nos defiendan. Porque aplican los mandatos de los grandes empresarios y se sirven del patriarcado y sus privilegios, tratan de contener o desviar las luchas sociales y así le abren camino a la derecha LGBTIfóbica, porque en el capitalismo los derechos quedan convertidos en productos de lujo para la mayoría de la población LGBTIQA+ trabajadora, discriminada y precarizada.
Compartimos esas batallas en todo el mundo, porque no aceptamos que sea más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Luchamos por una nueva sociedad donde nuestra sexualidad y género no sean mercantilizadas y superexplotadas ni un motivo de discriminación. Una sociedad comunista donde podamos desarrollar y vivir cada deseo y aliento. Es por eso que como oprimides y explotades contamos con la fuerza de la clase trabajadora, los movimientos de mujeres y antirracistas de todo el planeta para llevar adelante esta tarea. Porque somos la clase trabajadora más sexodiversa, feminizada y racializada de la historia.
Como Pan y Rosas, en todo el mundo te convocamos a dar esa pelea con nosotres, para construir una sociedad organizada desde la clase obrera y los sectores oprimidos, en contra de la explotación capitalista, expropiando a quienes todos los días nos expropian el tiempo para vivir libremente. Conquistemos una sociedad sin clases sociales ni esquemas opresivos, donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.