El Día Internacional de las Mujeres Negras de América Latina y el Caribe busca rescatar su historia. Pero esta vez, ese día tiene una marca especial, porque las mujeres negras hoy están en el centro de la lucha de clases en todo el mundo. Traducimos este artículo prublicado en Esquerda Diario, sección hermana de La Izquierda Diario en Brasil.
Sábado 25 de julio de 2020 14:01
[Traducción: Sol Bajar]
El Día Internacional de las Mujeres Negras de América Latina y el Caribe busca rescatar nuestra historia y, como dijo el revolucionario CRJ James, "el único lugar donde los negros no se rebelaron es en los libros de los historiadores capitalistas". Pero esta vez, ese día tiene una marca especial, porque las mujeres negras están en el centro de la lucha de clases a nivel mundial.
Somos las principales protagonistas de la furia negra que explotó en los Estados Unidos y se extendió por todo el mundo, luchando contra el racismo y la violencia policial, que expresó su odio tan fuertemente contra este sistema racista al gritar "sin justicia, no hay paz". Nos ponemos de pie todos los días y luchamos incansablemente contra los males del capitalismo que utiliza el racismo y la opresión de género para profundizar la explotación de la clase trabajadora y la población en general.
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La lucha de las mujeres negras es la lucha de clases
La pandemia del Covid-19 profundizó las consecuencias de la crisis capitalista. Y si bien mata en mayor proporción al pueblo negro, el desempleo, la precarización laboral y la violencia policial se han profundizado a nuevas alturas. El racismo hace que seamos nosotros, negros y negras, los que más sufren las consecuencias de esta crisis.
Así fue como estalló en el corazón del imperio una revuelta que unificó a distintas etnias para gritar: Black Lives Matter. Las mujeres negras son el rostro de esta movilización, por George Floyd, por Breonna Taylor, por cada negro y negra asesinada por la policía racista, nos levantamos y salimos a las calles. Contagiamos al mundo nuestras protestas contra la violencia policial en varios países, en la lucha por la justicia para Adama Traoré en Francia, por el derrocamiento de las estatuas de esclavos racistas y colonialistas en toda Europa, en las manifestaciones antirracistas y antifascistas en Brasil, en la lucha de las y los trabajadores que en todo el mundo se levantan contra la crisis sanitaria y económica. Nosotras estamos en el centro de la lucha de clases, porque la gran mayoría de las mujeres negras son parte de la clase trabajadora.
En los Estados Unidos, luchamos contra el racista y misógino Donald Trump, pero también contra los gobiernos demócratas, porque no será con el racista Joe Biden, así como no fue con un presidente negro como Obama, que vamos a cambiar el hecho de que la policía es el brazo armado del Estado capitalista y su único sentido de existencia es reprimir a aquellos que no son parte de la clase dominante, especialmente si ellos fueran de color. Esta lucha que contagió la clase trabajadora norteamericana, que pasó a defender la expulsión de la policía de sus sindicatos y sus centros sindicales, con paros y diversas acciones de solidaridad de trabajadores de la salud, de trabajadores portuarios y metalúrgicos, hizo expandir el número de huelgas en ese país. Las jóvenes negras que protagonizaron las movilizaciones callejeras también son aquellas para las que el capitalismo se reserva un futuro de trabajo con jornadas intermitentes y sin derechos. Como siempre lo hemos hecho a lo largo de nuestra historia, nos rebelamos contra esta perspectiva y luchamos.
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En Brasil, las mujeres negras son un ejército de miles de trabajadoras. Somos las que estamos en la primera línea trabajando en los servicios esenciales como la salud salud, el transporte, la alimentación, el trabajo tercerizado de limpieza. Somos las más de seis millones de trabajadoras domésticas, ese remanente de esclavitud que continúa satisfaciendo a la élite racista de nuestro país. Somos Mirtes, que se vio obligada a pasear al perro de los patrones y cuando volvió encontró el cuerpo de su hijo, muerto por la negligencia y la responsabilidad de la patrona que fue “incapaz” de cuidar al niño por un momento. Somos las que gritan justicia por Miguel. También somos las miles de mujeres que perdieron a sus hijos por el racismo, por la violencia policial que más mata en el mundo. Somos las mamás de Juan, Gabriel, Guilherme, Ágatha, João Pedro. Nos obligan a trabajar para no morir de hambre, cuando nos hablan se quedan en casa, no garantizan el derecho a la cuarentena y envían a su policía que dispara 70 disparos contra una casa llena de crianzas. Somos Marielle, una mujer negra, LGBT, de la favela, somos la herida abierta del golpe institucional, un crimen del que es responsable el estado. ¡Sin justicia no hay paz!
Entre la pandemia, el desempleo y los ataques, luchamos para que los capitalistas paguen la crisis
En el Brasil de Bolsonaro, Mourão y los militares, somos las miles que lloramos nuestros muertos mientras el presidente dice "¿Y qué?". Somos las que estamos en la fila de la Caja para recibir la insuficiente ayuda de emergencia y las que se desesperan con la amenaza de los despidos y el desempleo, que el gobierno no ha hecho nada para evitar. Somos las que ven a los gobernadores, alcaldes, ministros del STF y los principales medios de comunicación haciéndose pasar por defensores de la ciencia, preocupados por la salud, mientras nosotras sufrimos por el hecho de que no se garantizan medidas elementales, como los test masivos y camas. Somos las que los escuchamos decir "quedate en casa", mientras nuestros patrones nos obligan a ir a trabajar, porque sino nos quitarán nuestra única fuente de sustento.
Somos las repartidoras que protagonizamos el mayor paro de trabajadores de aplicaciones de todos los tiempos y este 25 de julio estuvimos nuevamente en las calles, protagonizando un segundo paro nacional contra las empresas que nos explotan y buscan legalizar la precarización como una nueva regla en el mundo del trabajo post pandemia.
La búsqueda de una salida contra el racismo y la crisis está ligada a la demanda Fuera Bolsonaro y Mourão, y también debe oponerse a este poder judicial racista y contra todo el régimen heredero de la esclavitud y el golpe institucional. Las mujeres negras tenemos que estar en la primera línea de lucha por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana para cambiar las reglas de este juego, para que seamos nosotras y nuestra clase seamos quienes definimos cuáles son las leyes que regirán nuestra sociedad.
En este proceso, tenemos que avanzar en la lucha por un gobierno de los trabajadores que rompa con el capitalismo. Necesitamos unificar a nuestra clase en la lucha de clases para superar la estrategia del PT, con su división de tareas entre sus gobernadores que implementan ataques, como la reforma de pensiones, y sus dirigentes en las centrales sindicales como CUT y CTB que siguen "en cuarentena", manteniendo a la clase trabajadora, especialmente a las mujeres negras, desorganizadas y fuera de combate, mientras siguen pasando los ajustes. Algo que también pasan de largo los "frentes amplios" aliados a nuestros enemigos de clase, en los que desafortunadamente parte de la izquierda, como PSOL, viene participando.
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La lucha contra el racismo es internacional y también debe oponerse a este sistema capitalista
Somos las protagonistas del mayor movimiento de la historia de los Estados Unidos, somos las que están en la primera línea de distintos procesos de la lucha de clases en todo el mundo. Y en ese momento vemos varios intentos de gobiernos y patrones para domesticar nuestra lucha y eliminar todo el poder que la furia negra puede significar para mostrar otra perspectiva de futuro.
Quieren transformar nuestra imagen en productos, en símbolos vacíos que puedan ser asimilados por la burguesía, siempre que estén desligados de una estrategia de lucha contra este sistema. Como si nuestros sueños se limitaran a las películas de princesas y superhéroes, como si nuestra lucha fuera por las mismas marcas que viven de nuestro trabajo, nuestra sangre y sudor, y ahora pasen a usar nuestras caras para publicitar sus productos.
Nuestra lucha es mucho más que esta representación vacía de los capitalistas: no queremos Michelles Obama, Condoleezzas Rice o Ninas Silva. Nuestro feminismo no es el mismo que el de Djamila Ribeiro, quien con toda su referencia y prestigio sobre la cuestión racial hace propaganda para una de las compañías que más explota a los negros, el “Taxi 99” y con Bradesco Woman defiende a uno de los blancos que más lucran con el robo de nuestro trabajo.
Nuestro feminismo es internacional y socialista, luchando contra el imperialismo en los Estados Unidos, América Latina, Palestina y en todo el mundo. Hacemos un llamado a todas las mujeres negras, latinoamericanas y caribeñas para que sigan vívidamente los debates de la Conferencia Latinoamericana y de los Estados Unidos convocada por el Frente de Izquierda y los Trabajadores de Argentina, los días 30, 31 y 1 de agosto. Un evento que tendrá en el centro el debate la lucha de clases internacional, del cual nosotras, las mujeres negras somos parte de la línea de frente.
Una iniciativa importante que busca debatir con otras corrientes de la tradición trotskista la necesidad de establecer, además de nuestras diferencias, una intervención común en este período para que sean los capitalistas y no los trabajadores, quienes paguen por esta crisis. Buscando sacar las lecciones fundamentales del momento, debatiendo la necesidad de construir en cada país un Frente Unificado de los Trabajadores contra las burocracias sindicales, para golpear con un solo puño los ataques de los capitalistas contra negros y trabajadores. En la perspectiva de dar pasos para organizar una Conferencia Internacional, que abarque a las corrientes de izquierda de los cuatro rincones del mundo, para discutir los marcos programáticos y estratégicos de la reconstrucción de la Cuarta Internacional, el partido mundial de la revolución, con toda la actualidad de las ideas de León Trotsky, en vísperas del 80 aniversario de su asesinato por la contrarrevolución estalinista.
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Como declaró Letícia Parks en el acto internacional contra el racismo y la violencia policial de la Fracción trotskista: “Como diría Leon Trotsky, para ser un revolucionario, es necesario ver la vida a través de los ojos de las mujeres. En este momento de furia negra y de brutal violencia racista y patriarcal, hago un llamado a todos ustedes a mirar la vida con los poderosos ojos de las mujeres negras, que en todo el mundo no tienen nada que perder excepto sus cadenas”. Todos los días queda claro cómo el reformismo se convierte en una salida aún más utópica con la profundidad de la crisis capitalista, que está haciendo retornar la lucha de clases de forma cada vez más profunda. El MRT llama a que nos preparemos para esto luchando por un partido revolucionario de los trabajadores que mueven el país, con su mayoría de mujeres y negros, para superar por izquierda al PT y a las burocracias, luchando por un partido mundial de la revolución, superando la fragmentación de socialistas y unificando a la clase obrera en la lucha de clases. Este es el llamado que hacemos para todas las mujeres negras este 25 de julio.