Conversamos con Diego Vallarino, artista teatral y realizador de cine documental, sobre la pandemia y la situación de los artistas.
Miércoles 8 de julio de 2020 19:33
Les artistas y trabajadores de la cultura están en emergencia. La pandemia ha abierto una situación de crisis económica y social extraordinaria, pocas veces vista en el ciclo capitalista. Una crisis que intentarán descargar sobre el conjunto de la clase obrera y que golpea con dureza a este sector que arrastra décadas de precarización. Este ciclo de entrevistas pretende no solo reflejar, de primera mano, la situación que atraviesan les artistas y trabajadores de la cultura; sino también comenzar a pensar una salida.
¿Cuál es tu actividad, a qué te dedicas?
Soy director, profesor de teatro y realizador de cine documental.
Antes de la cuarentena, ¿dónde desarrollabas tus trabajos?
En salas de teatro, en escuelas, en centros culturales y en mi casa.
¿Cómo te afectó la cuarentena? ¿Tenés menos ingresos debido a esta crisis?
Me ha dejado sin trabajo remunerado. No tengo ingresos. No tengo contrataciones de escuelas y no me puedo presentar en salas de teatro ni puedo dar cursos en centros culturales.
¿Sos monotributista o informal? ¿Qué problemas tenés por trabajar bajo esta modalidad?
Soy monotributista. Debo pagar mi monotributo todos los meses a pesar de no tener ingresos.
¿Qué medidas debería haber tomado el gobierno para evitar este impacto en tu sector?
Debería haber dado muchas más ayudas económica como el IFE. Vivir tres meses con 2000 pesos es imposible.
¿Qué pensás que se puede hacer para enfrentar esta situación?
Cobrar impuestos a los millonarios y a los que tienen grandes sueldos y jubilaciones de privilegio.
¿Qué pensás que se puede hacer desde el sector artístico y cultural para enfrentar esta situación?
Sátira desde cualquier disciplina artística.
¿Por qué elegís la sátira para enfrentar situaciones difíciles? ¿Qué tiene para aportar en esta situación?
Lo primero que se me viene a la cabeza son las revistas “Humor” que siempre habían en casa. No sé bien cómo pero había varios números aunque mis viejes no eran militantes y estábamos en la época de los milicos. Los milicos evidentemente no era capaces de poder leer la crítica, la ridiculización, lo mismo que no eran capaces de interpretar las metáforas críticas que usaba Serú Girán, pero eso es otro asunto.
Con eso yo me crié y me marcó a fuego. La sátira para mí permite de manera lúdica y divertida denunciar, caricaturizar, dar una opinión, criticar, burlarse y ridiculizar sirviéndose de la ironía y el sarcasmo. Me permite decir y/o escuchar cosas que de otra manera serían intolerables, que causarían mucho rechazo. Considero que abre siempre una puerta a la imaginación y amplía los márgenes de la percepción de la realidad.
Ahora pienso en la revista “Satiricón”, la película “El gran dictador”, “El Quijote de la Mancha”, “Los siete locos”, “Tato Bores”, “La noticia rebelde”, entre tantas; y actualmente en la revista “Barcelona”.
En esta situación de aislamiento pienso que la sátira puede poner en perspectiva las vivencias de la gente y de una cierta manera quitarle dramatismo y a la vez, la sátira seguramente tiene el poder de evidenciar las contradicciones y los errores-horrores del sistema de salud y del neoliberalismo, y del capitalismo en definitiva.
Web: Diego Vallarino