La campaña de vacunación contra el COVID19, que no ha estado exenta de polémicas y críticas hacia el gobierno, ya ha avanzado hasta cumplir 6,5 millones de inmunizados con las dos dosis. El acceso a estas vacunas tiene filtros económicos y sociales, reflejado en la dificultad de trazabilidad en la población migrante.
Domingo 2 de mayo de 2021
El motivo de la dificultad de acceso a las vacunas por parte de migrantes es en parte la falta de identificación, el temor de que el registro de sus datos pueda llevar a deportaciones o persecución por su estado irregular, pero también por dichos como los de Allamand (RN), quien anunció que los migrantes irregulares no recibirían vacunas.
Y aunque finalmente, se aclaró sobre el plan que abarcará “a todos los que habitan en Chile” sean chilenos o no, en los hechos en los distintos puntos de vacunación se han solicitado identificación, cedula de identidad, pasaporte o RUN provisorio. Un choque entre el sistema de registro nacional de inmunizaciones, donde debe quedar consignada la vacunación y la realidad migrante en Chile.
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Chile ha sido un país construido en base a migrantes. En el norte chinos croatas y árabes, en el sur alemanes, en suma una nación plurinacional, que hoy con la crisis en Sudamérica ha visto una ola de migrantes en busca de mejores horizontes con la promesa del “oasis” o el “jaguar” de latinoamericano, de la cual nadie se ha hecho cargo.
Reflejo de esto es la situación actual de la salud, donde el acceso no está asegurado para todos. En la atención primaria, la puerta de entrada para todo el sistema público, se requieren registros con datos con los que la mayoría de los migrantes no cuentan, lo que significa el retraso o ausencia de cuidados de salud para personas cuya irregularidad es ejercer su derecho a migrar.
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Las políticas públicas de Piñera frente al COVID19 le han pegado de coletazos a las y los trabajadores que deben continuar moviendo la economía y el mundo, a la vez que divide al pueblo trabajador con el fin de debilitar su organización. Esta división entre ocupados y desocupados, nativos y migrantes, contratados y subcontratados debe ser contrapuesta por la mas amplia unidad y solidaridad de clase.
Mientras, el plan de vacunación sigue avanzando, con miles de “colados” en la fila, los migrantes han tenido dificultades en regularizar sus papeles porque el proceso se ha enlentecido -como todos los trámites-, al igual como se ha duplicado el ingreso de extranjeros por pasos no habilitados en el último año, volviendo a esta población aún más vulnerable, pues viven en condiciones miserables, con niñes, en la calle en carpas, sin acceso a un derecho mínimo como la salud por no aparecer en ningún registro, la respuesta de Piñera y su gobierno empresarial: deportarlos.
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Ante esto las y los trabajadores de la salud, que vemos esta problemática debemos organizarnos y manifestarnos en contra, para poder exigir un sistema de salud gratuito y de acceso universal, avanzando en dirección a un sistema único que garantice el derecho a la salud en medio de la histórica pandemia por el COVID19 que ya ha cobrado más de 26.000 muertos.
