El martes Fapa anunció un plan de lucha y la respuesta inmediata del Gobierno fue suspender a 376 trabajadores por las medidas del último paro el 8 de noviembre.
Miércoles 21 de noviembre de 2018 08:45
La guerra prolongada que trazó el macrismo para debilitar el poder de fuego de los trabajadores aeronáuticos, y así avanzar con su programa sobre un desierto arrasado, tiene ésta semana un nuevo capítulo, que arrancó ayer con el comunicado de prensa de la Fapa anunciando un plan de lucha y la respuesta inmediata del gobierno que publicitó 376 suspensiones por las medidas del último paro el 8 de noviembre.
Semanas atrás, los principales alfiles cambiemistas empezando por el propio Macri, Vidal, y por supuesto La Nazion y Clarín lanzaron al unísono una campaña ofensiva contra los trabajadores con un solo contenido: Aerolíneas representa mucha plata para el estado y no le sirve más que al 5% de la población, y sus trabajadores la defienden porque quieren atornillarse a sus suntuosos privilegios que conquistaron como una mafia organizada (ligada al kirchnerismo).
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Está por verse si la hoja de ruta trazada por el gobierno, implica un enfrentamiento directo con los gremios aeronáuticos (y a través de ellos con los trabajadores) en lo inmediato, o sea ir a un conflicto abierto con ataques directos por las paritarias, o continúan con su avance lento pero persistente contra la línea aérea de bandera sin arriesgarse a plantear batallas decisivas en el corto plazo.
En el terreno de la pelea inmediata, es urgente para los aeronáuticos desenmascarar las mentiras del gobierno y tirar abajo su discurso antiobrero.
Hablan de salarios de 200 mil pesos cuando la realidad es que la mayoría de los aeronáuticos, que están nucleados en APA y cumplen funciones en tierra, cobra menos de 30 mil pesos y soporta condiciones laborales extenuantes con turnos y francos rotativos, y precariedad laboral que pone en peligro sus cuerpos y en algunos casos incluso su vida, como venimos denunciando desde estas páginas y en todos los medios donde hemos podido.
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El Gobierno habla sólo del salario de los pilotos internacionales de Aerolíneas (que está muy por debajo del promedio de los salarios mundiales para estos trabajos de alta calificación) y lo generaliza como si fuera el salario de todos los trabajadores del aeropuerto, y desde ahí lo compara por ejemplo con el salario docente, mostrando a los aeronáuticos como una elite sin derechos para protestar aún si la empresa no cumple con la actualización salarial acordada.
La política para desmitificar los supuestos privilegios y ganar a los trabajadores y el pueblo para nuestra pelea es clave para ganar. Por eso también es tan importante enmarcar este conflicto en la pelea general que tenemos el conjunto de los trabajadores contra los planes de ajuste brutal que tiene el FMI para nuestro país.
Necesitamos unificar lo que los poderosos dividen y dividir lo que los ellos quieren unir. Nuestra agrupación clasista El Despegue desde siempre se definió por expresar la unidad entre efectivos y tercerizados en todos los aeropuertos, y fuera de los aeropuertos buscar la coordinación permanente con todos los trabajadores organizados. En los aeropuertos unir los trabajadores de distintos uniformes que en conjunto hacen a la operativa de Aerolíneas, es imperioso para desplegar toda la fuerza que tenemos y que aún no hemos visto explotar.
Es necesario unificar con asambleas comunes a los trabajadores de Intercargo, LATAM y Aerolíneas para fortalecer está pelea. Además de las asambleas que se realicen entre los distintos gremios de la actividad y en conjunto con los tercerizados de Aerolíneas.
Los sindicatos de tercerizados y los aeronáuticos deberían llamar a asambleas en común para discutir desde las bases cual es la mejor forma para actuar en momentos como este. Nada que se decida por arriba, todo desde abajo y con la mayor unidad posible.
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Al contrario de la Aerolíneas para una elite, nosotros queremos una aerolínea estatal al servicio de las necesidades sociales, gestionada por trabajadores y usuarios populares para que verdaderamente sea un servicio para el pueblo. Los privilegios, está claro, no son de los trabajadores, son de los que nos apuntan.
Si conquistando aliados estratégicos tenemos gran parte de la pelea ganada. Por eso en este y en cada conflicto los trabajadores tenemos que ser tribuna de las demandas populares y no solo corporativas. Como las mujeres y la juventud que llenaron las calles peleando por sus derechos y nos hablaron a millones. Estos son nuestros verdaderos aliados con los que tenemos que unificar. Estudiantes, vecinos y vecinas que ven con simpatía nuestra pelea (y cada una de las peleas como la de los trabajadores de Siam, Cresta Roja o el Astillero Rio Santiago) porque saben que también peleamos por ellos.