"Mi madre me decía: ’yo tengo un hijo, yo no te reconozco’, pero mamá, ese hijo ya no existe, yo soy yo, si quieres estar conmigo como mi madre o mi amiga puedes estar, pero yo necesito existir como mujer.": expresó Alana
Viernes 31 de marzo de 2023
Alana Mazy es una chica trans de 33 años de edad, quien se identifica como mujer desde hace tres, y que tuvo que alejarse del hogar al ser víctima de discriminación y violencia por parte de su familia y su entorno.
Salir del clóset como mujer trans le ha costado su seguridad, oportunidades de crecimiento profesional, ser víctima de violencia y precariedad; ya que ha tenido que vivir en la calle y dedicarse al trabajo sexual al no tener otra oportunidad laboral, debido a la estigmatización a la que se enfrenta.
En México la tasa de desempleo entre las personas trans es del 90 % y sólo el 5 % ejercen una profesión; el desempleo, las violaciones a derechos laborales, las jornadas extenuantes y los miserables salarios que no cubren las necesidades básicas, atacan con particular violencia a las personas trans.
Sin embargo, a pesar de haber perdido a su familia, vivir en la calle y no tener qué comer en algunos momentos, Alana nunca se había sentido tan feliz, tan libre, tan plena y tan ella, como en estos tres últimos años, lo que recuerda la urgencia de garantizar un derecho tan elemental como la identidad en todo el país.
Asimismo, estar en la calle también la llevó al activismo y a participar en diferentes acciones que ha emprendido el colectivo trans, como la lucha por la aprobación de la Ley para las Infancias Trans en la Ciudad de México, que se dio el 30 de agosto de 2021. Que aunque representa una conquista fundamental, claramente está lejos de ser una garantía de derechos para las personas trans, demostrando que la igualdad frente a la ley, no es la igualdad frente a la vida.
Por su parte, la directora y fundadora de la Fundación Arcoíris, Gloria Careaga Pérez, expuso que las mujeres trans necesitan ser visibles, ya que de nada sirve que tengan el valor de salir a la calle y mostrarse si no están protegidos sus derechos trans.
La también psicóloga social, feminista y activista LGBT, señaló que la visibilidad trans tiene que ver con el hecho de que se les vea y se les garanticen plenos derechos, igualdad y un cese a la violencia, ya que ellas son las que están en una condición de mayor vulnerabilidad, “precisamente por esa visibilidad física que tienen”.
Son las que más difícilmente consiguen trabajo; "es decir, una orientación sexual, la puedes ocultar, pero la apariencia es más difícil de hacerlo". En ese sentido, ellas están mucho más restringidas para acceder al trabajo y a los derechos elementales, a la par de que están más expuestas a la violencia, expuso la académica.
En ese sentido instrumentar el cupo laboral trans es una demanda urgente y elemental para garantizar el derecho al trabajo, que el gobierno y los llamados partidos de “oposición”, se han negado siquiera a contemplar.
Además, a esta falta de oportunidades laborales y de espacios hacia la comunidad trans, en especial a hacia las mujeres, se le suma el discurso de odio que ha existido y al que se ha sumado el grupo de feministas radicales trans-excluyentes (TERF).
En este sentido, la maestra en Filosofía de la Ciencia, Leah Muñoz Contreras, y mujer trans de 28 años, expuso que la violencia que sufre ya esté sector de la población, está acompañada de discursos de odio, no sólo de ciertos sectores de la derecha y el gobierno, sino de estos grupos feministas.
Señaló que este grupo ha lanzado distintos discursos, uno de ellos es que las personas trans atentan en contra de los derechos de las mujeres y, de aquí viene el discurso del “borrado de las mujeres”.
Es decir, que el reconocimiento a las mujeres trans, en particular, o el avance en los derechos trans, como la identidad de género, vulneran a las mujeres cisgénero, lo cual tiene que ver con la ideología de género, y que cobró fuerza internacionalmente hace10 años y que en México se hizo visible en 2016.
Estos movimientos en contra de las mujeres trans, desafortunadamente, ganan espacios en universidades al amparo de las autoridades, como es el caso de la UNAM y la UACM, en donde se han realizado foros con dicho contenido, y en espacios de toma de decisiones bajo el protagonismo de reaccionarias figuras, como las diputadas Elizabeth Pérez y Gabriela Sodi del PRD, así como la panista María Teresa Castell, que se han pronunciado contra el “borrado de mujeres”.
"Hay una cerrazón a escuchar, informarse y prestarle atención a las voces transfeministas, ya que esta ignorancia, generar más situaciones de exclusión y violencia hacia la comunidad trans.": Leah Muñoz Contreras.
Estos discursos están siendo incorporados a la promoción de legislaciones reaccionarias, como la iniciativa de ley que quiere promover la diputada panista, América Rangel, en la Ciudad de México que busca criminalizar a médicos y padres que apoyen la transición de las infancias de las infancias trans, la cual ya se ha aprobado en Puebla.
Esta semana en Chihuahua se propuso una iniciativa, con un lenguaje ambiguo por parte del diputado panista Carlos Olson, para que se “respete” la identidad de género de un menor y adolescente, y quién no lo haga será llevado a cárcel, buscando criminalizar la lucha por el derecho a las identidades trans.
Las mujeres trans tienen el derecho de ser reconocidas y a que se les respete su identidad de género, eso no "borra" a las mujeres cisgénero. Estos discursos de odio buscan generar una polarización entre el movimiento trans y el movimiento de mujeres, que mostró su enorme potencia el pasado 8 de marzo, con el objetivo de quebrar una alianza fundamental para la conquista de plenos derechos y contra la violencia.
Frente a esta ofensiva es fundamental que el movimiento de mujeres haga suya las demandas de las mujeres trans y el conjunto de las disidencias LGBTIQ+; también víctimas de violencia, transfeminicidios, discriminación, acoso y precarización.