La educación en varios niveles de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra en riesgo. Cierres de cursos en escuelas secundarias, problemas de infraestructura y alimentación, altas tarifas de transporte: una crisis social que se profundiza y deja a los estudiantes secundarios y terciarios afuera del sistema educativo.
Viernes 12 de abril 13:03
Foto: Sentada de protesta de estudiantes del Colegio Nº8 Julio A. Roca por cierre de cursos el 6 de marzo.
En las últimas semanas comenzaron a circular videos y cartas de docentes y estudiantes que denunciaban la situación en las escuelas de CABA.
En escuelas como el Colegio Julio Argentino Roca, ubicado en el barrio de Belgrano, estudiantes vienen organizándose en asambleas y preparando instancias conjuntas con docentes y familias por el cierre de cursos y las problemáticas que se presentan en las aulas, la eliminación de cargos fundamentales como los referentes de inclusión y de ESI.
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Esto no pasa sólo en el Roca. En escuelas comerciales n° 4, 8, 9, 10, 21 y 26, escuelas nocturnas como el Colegio Juan José Paso de Balvanera, escuelas medias como el Nicolás Avellaneda de Palermo, y el Liceo 5 de Flores, escuelas artísticas como el BOA 1 Antonio Berni o el BOA 4 Xul Solar, están pasando por situaciones similares.
En algunas escuelas los cierres de curso se hacen mediante modalidades novedosas como las “fusiones” de cursos, proponiendo al personal docente que no luche a cambio de la promesa de mantener los puestos de trabajo -no se sabe por cuánto tiempo- a través de un insólito esquema de parejas pedagógicas o implementación de talleres.
Esta es la respuesta del gobierno de la ciudad a otra realidad que atraviesa a los barrios porteños: la cada vez menor cantidad de estudiantes inscriptos, cada vez más jóvenes abandonan su trayectoria escolar.
En el Paso, el último lunes 8 de abril, docentes y estudiantes realizaron un “ollazo” de lentejas, con el objetivo de visibilizar los cierres de cursos y poner en evidencia la necesidad de ofrecer una comida caliente en los colegios nocturnos, frecuentados principalmente por estudiantes que trabajan. Esta actividad fue votada en la asamblea del colegio, que convocó a la comunidad educativa y sectores solidarios a la puerta del colegio, sobre la calle Valentín Gómez.
La falta de matrícula no es un problema de una institución, sino una expresión de la crisis en la educación. Resulta difícil tener el total de escuelas con estas problemáticas porque las autoridades niegan el cierre de cursos, pero se conoce que mientras en algunas escuelas hay pocos inscriptos, en algunas regiones faltan vacantes. Esto evidencia que no hay ninguna intención seria de atender a las problemáticas que se presentan que significan en mediano o largo plazo, el vaciamiento del nivel.
En los institutos de formación docente de la Ciudad, la situación no es muy distinta: hay cada vez menos estudiantes en los primeros años de los profesorados. La educación, que debería ser un derecho, ha ido convirtiéndose en un privilegio. El tarifazo en el transporte, los costos de la comida cuando hay que cursar muchas horas y varios días a la semana, e incluso los apuntes que están carísimos dificultan que los hijos de los trabajadores puedan estudiar carreras terciarias.
Mientras, atacan a las universidades ahogando el presupuesto que ya venía en caída. Ya se está preparando una gran marcha educativa para el 23 de abril en la cual participarán universidades de todo el país.
¿La casta eran los estudiantes?
Estos problemas se extienden al resto del país. La situación de la educación en Argentina es crítica. Escuelas que no tienen mantenimiento, tampoco se crean nuevas para dar respuesta a las necesidades de las niñeces y las adolescencias, con años de desinversión, reducción del presupuesto y la profundización del ajuste. Con el último año del gobierno anterior y los primeros meses del gobierno de Milei, la educación está en terapia intensiva.
Los datos que arroja UNICEF son el reflejo de un crimen social: de cada 10 niños en la Argentina, 7 viven en la pobreza y más de 3 viven en la indigencia. El estudio recientemente publicado muestra la situación de las infancias en el 2023 y advierte que, de seguir con estas políticas de ajuste que solo se profundizan en el gobierno de Milei, habrá una aún mayor desigualdad social. Estos chicos viven en hogares que no alcanzan el piso mínimo de ingresos o viven en entornos de privación de derechos (vivienda, salud, educación, entre otros).
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Esta pobreza la vemos en los colegios cada vez que los estudiantes preguntan si sobraron viandas para llevar a sus casas. Las viandas no son saludables, y por supuesto, no alcanzan. Frente al hambre generalizado, no hubo una mejora en las viandas o comidas que se entregan. En primaria les entregan un pancito de pancho. En los colegios de simple escolaridad y en las nocturnas, la vianda es un sanguchito y una barrita de cereal o una fruta.
Respecto a la escolaridad, según los datos que se desprenden del Observatorio de Argentinos por la Educación en el año 2022, sólo 13 de cada 100 estudiantes que comenzaron primer grado en 2011 llegaron al final de la secundaria en el tiempo teórico esperado.
A esto hay que agregar las cada vez peores condiciones de trabajo de la población, la precarización laboral afecta en forma gravosa a la juventud.
Del informe Trayectorias escolares: ¿Cuántos estudiantes abandonan la secundaria en Argentina? surge un dato llamativo: entre los estudiantes que iniciaron la escuela primaria en 2012, a los 17 años un 24,4 % había abandonado la escuela.
En educación de adultos, se están desarrollando reformas a los planes de estudio que no apuntan a resolver la no terminalidad de la educación secundaria. Los impulsores de esta reforma no tienen en cuenta que la mayoría de los estudiantes que en algún momento dejaron el secundario, no lo hicieron por el plan de estudios, sino por las cada vez más precarias condiciones de vida y trabajo de la juventud en nuestro país. No se pueden sostener los estudios porque los trabajos a los que pueden acceder son precarios y de muy bajos ingresos, lo que da como resultado el pluriempleo y mayor precarización.
Con hambre no se puede estudiar
Mientras tanto, el gobierno de Milei presenta otras prioridades entre las que no está la educación. El discurso del aumento de los hechos delictivos en niños y adolescentes expresan la brutalidad de la realidad de pibes y pibas que quedan afuera de la escuela con muy pocas expectativas para el resto de su vida. Si no hay dinero para pagar el transporte, no tienen para comprarse útiles, para desarrollarse en los distintos niveles educativos, ¿qué salida le ofrece el gobierno? Mayor persecución y estigmatización.
Plata hay, pero no para el desarrollo integral de las niñeces y adolescencias sino para aumentar la militarización de los barrios, más recursos para las fuerzas de seguridad y la baja en la edad de imputabilidad, una medida que también levantaba el ministro de Economía del gobierno anterior, Sergio Massa. Un adolescente de 14 años es un delincuente y merece la peor pena, eso es lo que proponen.
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Los pibes no están en las escuelas, están intentando tener al menos un plato de comida en sus casas, en barrios tan golpeados por esta crisis en la cual son los más afectados. Incluso en esta realidad de hambre, el gobierno no envía comida a los comedores de los movimientos sociales en los barrios y reprimió la manifestación de los movimientos sociales que exigen comida. El cinismo es total.
En medio de un ajuste brutal que genera hambre, de una pobreza que asciende día a día, de un tarifazo en los medios de transporte, hay que apuntalar a los estudiantes para que vuelvan al colegio: becas para todos los estudiantes que lo necesitan, por un monto que les permita solventar sus gastos: útiles escolares, ropa, viandas de calidad y variadas, comida caliente en los colegios nocturnos, boletos estudiantiles para todos.
Frente a la crisis, hay que llenar los cursos de estudiantes, no cerrarlos
Para enfrentar estos cierres necesitamos unir todos los colegios en donde se están tomando medidas contra los cierres, y no pelear por separado. Necesitamos además unir la pelea por la educación pública y de calidad con otras luchas en curso de otros sectores de trabajadores, como los estatales, que están sufriendo un ataque brutal con decenas de miles de despidos, o la lucha contra los despidos en GPS-Aerolíneas Argentinas y en defensa de la aerolínea de bandera.
En las asambleas barriales se realizaron colectas de útiles para llevar a las escuelas de los barrios. Es un buen ejemplo de organización democrática para la lucha con el que podemos articular para unificar por abajo lo que las direcciones sindicales burocráticas dividen por arriba.
Para organizar la lucha contra los cierres y contra el ajuste en general, necesitamos que UTE, el sindicato mayoritario de la docencia convoque a instancias de organización. El silencio y la negativa a realizar un plenario es cada vez más cómplice con el ajuste de Milei en Nación y de Macri en CABA. No pueden mirar para otro lado, queremos a los pibes en las escuelas y esa pelea es junto a las familias y todos los trabajadores que hoy pelean por conservar sus puestos de trabajo y salario.
El 23 de abril será la gran marcha educativa, la UTE debe llamar a plenarios para preparar esta movilización con todas las fuerzas y que sea un inicio de un plan de lucha. Porque vuelven a batallar con la esencialidad de la educación, como un servicio más y no como un derecho. Ésta semana escuchamos a Benegas Lynch planteando que si los padres quieren mandar a sus hijos al taller y que no vayan a la escuela está bien. Su plan es que la educación sea privada y cada vez menos puedan acceder. En otros países de América latina la educación ya está privatizada. No podemos permitirlo.
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Las compañeras y compañeros de la agrupación nacional docente 9 de Abril proponemos que en cada instancia de debate docente, exijamos a las direcciones enfrentar el plan de ajuste de Milei, que va mucho más allá que el desconocimiento de las paritarias. Sumarnos a dar clases públicas, y solidarizarnos con la situación de nuestros estudiantes y sus familias.
La CGT llamó a un paro nacional para el 9 de mayo. Tenemos un mes para prepararlo, en cada escuela, en cada barrio, en cada asamblea y en todos los lugares de trabajo, junto con los despedidos de GPS-Aerolíneas, los y las estatales, los jubilados, y las comunidades educativas junto a las familias. Que sea el inicio de un plan de lucha para tirar abajo todas las políticas de ajuste, la ley ómnibus, la reforma laboral, las privatizaciones y el DNU. Hay que derrotar todo el plan motosierra y el protocolo represivo de Bullrich.