La primera fotografía de un agujero negro y el descubrimiento de un nuevo Homo son acontecimientos que cimbran nuestro mundo, una pequeña prueba de la potencialidad de la humanidad para descubrir nuevos horizontes.
Viernes 12 de abril de 2019 01:09
El 10 de abril el proyecto “Event Horizon Telescope” dio a conocer la primera imagen de un agujero negro, ubicado en el centro de nuestra galaxia vecina M87.
Este suceso que marca impronta en la historia de la humanidad, fue posible gracias a la coordinación de los 8 principales observatorios del mundo, que tuvieron unos pocos días al año para poder trabajar en las mejores condiciones.
En este acontecimiento histórico, la ingeniera Katie Bouman jugó un papel crucial al crear el algoritmo para poder capturar dicha fotografía.
El segundo acontecimiento, fue el descubrimiento de una nueva especie Homo. El hallazgo fue hecho en la isla de Luzon en Filipinas y ha sido bautizado como el Homo luzonensis, uno de los descubrimientos más importantes de la década.
Se estima que el Homo luzonensis habitó la tierra hace 67,000 años, los restos fueron hallados en la cueva de Callao, lo primero que encontraron fue una falange en 2007 y los otros restos fueron desenterrados en 2011 y 2015.
Este nuevo Homo se suma a la lista de los que ya conocíamos: neandertales, denisovanos, floresiensis, erectus y sapiens, para sumar seis en total.
El Homo Luzonensis es la segunda especie de homínidos descubierta en el sudeste asiático y llega a reforzar la teoría de que varias especies de humanos convivieron en la misma época en Asia.
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Estos descubrimientos estremecen a la humanidad, las constantes incursiones en nuestro pasado y los inconmensurables horizontes de universo siembran en nosotros la más grande curiosidad, una curiosidad truncada para la mayoría de la humanidad.
Y es que lejos del enfoque burgués de la ciencia en el que unos cuantos desarrollan habilidades sobrehumanas, el género humano tiene posibilidades infinitas de desarrollar su inteligencia y potencial científico, pero que el gran obstáculo son las condiciones materiales en las que la mayoría de la humanidad vive.
Cómo es posible que los trabajadores desarrollemos nuestro intelecto y exploremos los horizontes de nuestro ser si la mayoría del tiempo está trastocado por la imposición de los empresarios en cada fábrica, en la que se llevan ritmos insostenibles de trabajo por unas cuantas monedas que apenas cubren las necesidades básicas de comida y vivienda.
En pleno siglo XXI y frente a magníficos avances de la ciencia como los que expresamos arriba, es indignante que haya personas que mueren por enfermedades curables desde el siglo pasado, dónde la ciencia está prohibida –por condiciones materiales- para mil 300 millones de pobres en todo el mundo, del cual 70% son mujeres.
Es en este marco adverso para los trabajadores y particularmente para las mujeres que aplaudimos logros como el de Katie Bouman, porque las mujeres bajo el capitalismo y su alianza con el patriarcado han sido condenadas a las labores domésticas y de reproductivas.
La pregunta que queremos que nuestros lectores tengan presente es: ¿Qué pasaría si los trabajadores no tuviéramos que dedicar nuestras vidas al trabajo? Y por el contrario utilizar todo ese tiempo en la expansión de nuestros horizontes como humanidad en todo rubro: ciencia, arte, cultura y porque no, al ocio.
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Federico Engels en introducción a la dialéctica de la naturaleza decía:
Se acerca inexorablemente el tiempo en que el calor decreciente del Sol no podrá ya derretir el hielo procedente de los polos; la humanidad, más y más hacinada en torno al ecuador, no encontrará ni siquiera allí el calor necesario para la vida; irá desapareciendo paulatinamente toda huella de vida orgánica, y la Tierra, muerta, convertida en una esfera fría, como la Luna, girará en las tinieblas más profundas, siguiendo órbitas más y más reducidas, en torno al Sol, también muerto, sobre el que, a fin de cuentas, terminará por caer.
Lo que Engels no alcanzó a ver es que el capitalismo, su anárquica explotación de los recursos naturales y la sed de ganancia a toda costa pondrían a la humanidad y al planeta de conjunto en un grave peligro como el que hoy enfrentamos con el calentamiento global.
Empezamos este apartado con una frase del escritor peruano Ciro Alegría, porque lo que hoy vislumbramos que los sueños que a veces parecen tan lejanos, son realidades cada vez más palpables. Porque esta juventud que se pone de pie en todo el mundo para luchar contra el capital es la contraofensiva de un sueño inconcluso.
Un sueño donde todos los humanos seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
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