A siete años de iniciada la crisis mundial el salario se encuentra estancado y los nuevos puestos de trabajo son en su mayoría precarios. Analizamos esta tendencia a partir de un artículo reciente de The Economist.
Viernes 15 de mayo de 2015
Hace un tiempo existe cierta preocupación por parte de los principales líderes mundiales ante la creciente desigualdad entre los ingresos de los ejecutivos respecto de sus empleados. Hillary Clinton cuestionó a los CEOs que ganan 300 veces lo que gana el trabajador promedio, prometiendo que en su carrera por la presidencia defenderá a los "americanos " de todos los días que tienen la " cartas marcadas " en su contra. Ed Miliband, el líder de la oposición laborista en Gran Bretaña -que recibió un duro revés en las elecciones presidenciales-, afirmó tomar medidas contra los capitalistas predadores que pagan bajos salarios, y hasta el David Cameron afirmó que los conservadores son el partido de la clase trabajadora, así lo refleja The Economist en un artículo reciente, titulado “La economía de los bajos salarios”. Obama también es de la partida manifestando su interés por mejorar los alicaídos ingresos de la clase media norteamericana y de los empleados federales.
Según The Economist el salario real se encuentra estancando y por detrás de los niveles previos al año 2009, a poco del inicio de la última gran crisis financiera que golpeó con fuerza al empleo provocando saltos en los niveles de desocupación en los principales países del mundo y en particular en Europa. En el caso de Estados Unidos pese a transitar cinco años de crecimiento económico los salarios están un 1,2% por debajo de sus valores a inicios de 2009. En Gran Bretaña los salarios cayeron cada año entre 2009 y 2014, y en Alemania tuvieron un comportamiento mejor aunque apenas con una suba de 2,4%. En Francia y Canadá donde la media salarial subió desde 2008 aun así en estos países han sido años malos para los salarios
Por su parte, España, una de las economías europeas más afectadas por la crisis, allí se agravó la desigualdad y la recuperación económica la está haciendo aún mayor. Los sueldos de los directivos crecieron más del 10% en 2014 y los de los trabajadores cayeron un 0,6%. Según un informe de El País, “la precariedad está acompañada de salarios medios por hora trabajada más bajos que, junto a las ganancias de productividad derivadas del menor empleo, ayudan a explicar la caída de los costes por unidad producida y, en consecuencia, el repunte de los beneficios en muchas empresas”.
Contratos temporales un seguro de empleo precario
La crisis iniciada con la quiebra de la gran banca de inversión Lehman Brothers en 2008 provocó una fuerte desvalorización de la fuerza de trabajo abaratando sus costos (salarios) pero también la calidad del empleo. De este proceso toma nota The Economist y es uno de los aspectos más interesantes de este artículo en cuanto al análisis de los efectos de la crisis capitalista sobre el trabajo.
A partir del 2009 la modalidad de contrataciones temporales y flexibles pegó un salto, y en su mayoría los nuevos puestos de trabajo son bajo este tipo de contrataciones precarias, llegando a situaciones críticas cuando luego de la crisis, se paga un salario más bajo a los nuevos empleados en relación a lo que cobraban antes por la misma tarea.
En Alemania se crearon los “mini jobs”—se paga menos de €400 por mes— y la tendencia es a que se multipliquen. Un artículo de El País, afirma “las cifras récord de empleo y las saneadísimas cuentas públicas que exhibe la primera economía europea tienen su reverso en una desigualdad en niveles máximos, un porcentaje creciente de la población que queda por debajo del umbral de pobreza, y el número cada vez mayor de trabajadores —dos millones el año pasado, un 13% más que en 2011— que para llegar a fin de mes necesitan dos o incluso más empleos”.
En Gran Bretaña, los contratos “cero horas” en los cuales no hay un monto fijo de horas a trabajar se han vuelto cada vez más comunes. En todos estos casos se hace más fácil para el empleador despedir a su personal y recortar así el poder de negociación de los trabajadores.
Los contratos temporales también llegaron a la industria manufacturera de la mano de compañías como Kelly Services, Adecco and Randstad. Kelly Services en 2013 fue la segunda mayor empleadora privada de Estados Unidos por detrás de Walmart con un plantel de 750 mil empleados. Y en Japón el país “modelo” del empleo de por vida también está adoptando esta nuevas modalidades de contratación temporal.
En España con la reforma de la ley de contrato laboral en 2012 se multiplicaron los despidos y el empleo temporal, por ejemplo en el País Vasco el 24% del empleo es bajo esta modalidad y el empleo a tiempo indefinido está bajando.
En pie de guerra
Pero en realidad la preocupación de los funcionarios no es por la situación de los trabajadores y como mejorarla, por el contrario, fueron ellos con el aval de las cúpulas sindicales, los que implementaron y dieron vía libre a las políticas antiobreras de los últimos 35 años del llamado neoliberalismo. The Economist menciona un descenso sistemático en el número de afiliados en los sindicatos desde 1960 y destaca así se produjo la pérdida de poder de negociación por los salarios y cómo este cuadro agravaría la situación de los ingresos de la clase trabajadora en tiempos de crisis.
Aunque en las fuerzas políticas tradicionales empleen gestos demagógicos hacia los trabajadores, en realidad muestran una mayor atención ante el crecimiento del malestar en sectores de la clase trabajadora debido a las malas condiciones laborales y que en algunas ciudades empezó a manifestarse con acciones callejeras y huelgas de los sectores más postergados que dieron su apoyo incluso a fuerzas políticas de la izquierda como en [Seatle<-http://www.laizquierdadiario.com/spip.php?page=gacetilla-articulo&id_article=5709]. En Estados Unidos se desarrolla un movimiento muy avanzado –como explica Ideas de Izquierda N°19-, con vistosas acciones contra las multinacionales y por un salario mínimo de U$S 15 la hora que tiene como eje a los trabajadores de las cadenas de comidas rápidas. Ante esta amenaza Mc´s Donald y Walmart —principal empleador de Estados Unidos- decidieron subir el salario mínimo a cerca de 9 dólares.
La respuesta que comienzan a dar los trabajadores es una buena señal en el duro camino de revertir todo lo perdido en los últimos años. Una de las claves es no confiar en más que en las propias fuerzas de los trabajadores y no en las promesas de los políticos patronales.
Fuente: The Economist/El País