El pasado jueves 14 los trabajadores aeronáuticos de El Despegue estuvieron en primera fila luchando contra la reforma previsional. Un relato sobre la jornada del jueves y lo que viene.
Domingo 17 de diciembre de 2017 21:33
7:30 am. Los medios hablan de un clima que se caldea por abajo. La CGT amenaza un paro nacional solo si se vota la ley, una tibieza enorme. Se espera comunicado de los gremios aeronáuticos, convocan a movilizar, ni un paro ni una asamblea, ni nada. Por abajo se mueven las hormigas decía una canción. Se corta Callao y Corrientes, El Despegue como en Lear, como en Pepsico, como en tantas otras batallas aprieta los dientes y sale a pelear. No esperan el paro de los grandes gremios, la pelea es aquí y ahora, las convocatorias a las 14 hs. a la plaza de algunas organizaciones es muy tarde. Había que pegar desde temprano.
Los medios empiezan a mostrar el corte de calle, junto a diputados como Myriam Bregman y Nicolás del Caño y el PTS, junto al Movimiento de Agrupaciones Clasistas. No hay casi policías, un despliegue inaudito los espera en Congreso donde está todo vallado. Un ejército de los asesinos del Brujo, la Gendarmería que mató a Santiago, está en las calles para intentar frenar las movilizaciones. Los más experimentados hablan de recuerdos del 2001. La generación de luchadores de El Despegue es en su gran mayoría de jóvenes, pero no les tiembla el pulso a la hora de de enfrentar la represión.
9:30 am. Se moviliza al Congreso. Las vallas no dan miedo. Adelante policías de la PSA, el enemigo interno dentro de los aeropuertos. Gendarmería con sus carros hidrantes que son recibidos al grito de “ asesinos”. Santiago estaba más que presente. No dejan pasar, pero la decisión está tomada, los laburantes aeronáuticos iban a pasar igual. Empiezan a confluir junto con otros sectores de trabajadores, compañeros y compañeras de Aerolíneas Argentinas, LAN, Intercargo, Redguard, GPS y otras. La sangre corre por las venas. Pasado el mediodía se avanza, hay que llegar al Congreso para impedir que voten la ley. La represión se larga con todo, adentro del recinto los diputados del Frente de Izquierda bancan la parada. Delante de todo las pecheras bordó y la bandera de Ell Despegue no faltan. No hay balas ni gases que puedan convencer a los aeronáuticos que no hay que pelear.
15:30 pm. Se cae la sesión. Afuera la represión sigue aunque los perros huelen la derrota. La movilización entonces se convirtió en la clave para hacerlos retroceder. Hay festejos en la calle. Se ganó una batalla pero se sabe que el Gobierno va a intentar una y otra vez hacer pasar el ajuste a nuestros jubilados. La imagen le jugó en contra a Cambiemos, gas pimienta a diputados, empujones para no dejarlos entrar al recinto. Afuera la represión fue hasta altas horas de la noche, llevándose detenido a cualquiera. Pero el resultado fue que no pudieron tratar el saqueo a nuestros jubilados.
En los aeropuertos el apoyo es impresionante. De todas las empresas se acercan a reivindicar a los aeronáuticos de El Despegue enfrentando esta ley cínica. Hay más que quieren salir a la calle, piden que les avisen. Las imágenes hablan por sí solas, no se quedaron a unas cuadras ni tampoco se salió con el hecho consumado. Asumir una derrota siempre antes de pelear es el veneno y la muerte lenta. El lunes es la segunda parte de esta batalla, los gremios aeronáuticos llaman al paro a partir de las 12hs, pero es necesario que pongan micros para todos los trabajadores y así garantizar la movilización para mostrar la verdadera fuerza de los miles y miles de trabajadores que quieren movilizar. Todavía no alcanza, hay que ser muchos más, hoy somos miles pero mañana seremos millones.