Luego de una reunión de los referentes de la industria con el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, trascendió que el kilo del pan costará entre $ 220 y $ 270. En 15 días se vería el impacto. El acuerdo no revierte todo el aumento del año del precio del pan que impacta en los bolsillos populares.
Martes 29 de marzo de 2022 19:04
El Gobierno acordó este martes que el precio de pan se mantendrá entre $ 220 y $ 270. Es el resultado de la reunión de los referentes de la industria con el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Sin embargo, este anuncio no retrotrae todo el aumento del pan en lo que va del año que ya impacta en los sectores más vulnerables.
Según trascendió después del encuentro, la bolsa de harina descendería a $ 1.150, retrotrayéndose a febrero, con revisiones periódicas hasta fin de año. En 10 o 15 días se reflejaría el impacto en las panaderías.
Daniel Romano, de la Cámara de Panaderos de Salta, afirmó que “por la guerra, el trigo subió 50 % en dólares. Por eso la harina pasó de $ 1.300 a $ 2.300 y hasta $ 2.800 en algunos distribuidores. Ahora el precio del pan se va a unificar en todo el país, entre 220 y 270, porque vamos a retrotraer el precio de la harina a febrero, que se compensará por la suba de las retenciones a la harina y el aceite de soja de 2 por ciento. Calculamos que la harina llegará a todos los colegas con el nuevo precio en 15 días”.
Lo que se omite en las declaraciones es que cuando los precios internacionales suben, los exportadores quieren obtener en el mercado interno ganancias tan buenas como en el mercado externo. Y, por eso, suben los precios domésticos.
Feletti explicó en el encuentro que la semana próxima se reunirá con las industrias de las margarinas y las grasas, otros componentes de los panificados, sobre todo los que se consumen en Pascuas.
El kilo de pan francés en el Gran Buenos Aires, según datos del Indec, aumentó un 9 % en lo que va del año y un 49 % en los últimos doce meses. Las familias más pobres destinan una mayor proporción de sus ingresos a comprar alimentos. Por este motivo, cuando mayor es la inflación en los alimentos, el impacto sobre los sectores de menores ingresos es superior. La situación es alarmante cuando el 40,6 % de las personas se encuentran por debajo de la línea de la pobreza (primer semestre del 2021), según el Indec.
Las medidas oficiales son impotentes para controlar la inflación porque dejan intacto el poder estructural de las grandes empresas y los exportadores. Es necesario un verdadero control de precios a través de comités donde participen los trabajadores junto con los consumidores populares. También es necesario poner en debate la expropiación de los grandes terratenientes y también el monopolio estatal del comercio exterior.
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