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Editorial. Milei es reacción en toda la línea

Agitar fantasmas y poner la vara muy baja: las estrategias de Milei para mostrar “éxitos”. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos 89,9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 21 de noviembre 23:36

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  •  Milei viene teniendo un “éxito” que no es ninguno de los que se habla hoy en la “conversación pública” (como la llamaban los macristas en su momento). Esto es: en los medios de comunicación, en las redes sociales, en lo que se rescata del debate y que, en última instancia, ayuda a moldear eso que llamamos la “opinión pública”.
  •  Ese “éxito” no es ni en los resultados económicos (que son un desastre en toda la línea, después me voy a referir a eso); ni en la política, en el sentido de fortalecer a su coalición o a sus referentes (de hecho, ahora está en guerra con su vice: Victoria Villarruel); ni tampoco en la “batalla cultural”: los temas que agitaron la semana pasada en el lanzamiento de Fundación Faro, evento en el que habló Milei o luego —el fin de semana— en el acto con presumida estética facha que hicieron en San Miguel y que generó mucho escándalo, para mí siguen reducidos a minorías (casi a sectas) que forman parte del sistema de confusión y de agite en el dispositivo libertariano.
  •  El “éxito” al que me refiero está vinculado a la imposición de los términos del debate y básicamente a dos operaciones:
  •  En primer lugar, una más básica que es agitar fantasmas y tempestades que presuntamente acechaban al país en general y a la economía, en particular (que inflación “viajaba” al 17.000 %, que la pobreza era casi del 100 %, que la recesión ya era un hecho), y después presentar los pésimos resultados de su programa económico como un “éxito” que evitó todos esos desastres y es más, trajo beneficios.
  •  Ahora, lo peor no es la artimaña que construye el oficialismo para intentar mostrar lo malo como bueno o los fracasos de la política económica como si fueran éxitos, sino en que algunos referentes políticos o comunicacionales, lo crean.
  •  Y eso se vincula, con una segunda operación, no se si tan pensada o digitada por el Gobierno (no creo que sean tan “genios” de la comunicación como ellos se autoperciben), pero que logra cierta eficacia.
  •  Esto es desmembrar o fragmentar el debate sobre los resultados de la política económica del Gobierno. Separar cada ítem y evaluarlo en sí mismo. Entonces ¿qué te dicen? Te dicen: “Bueno, pero ¿vos no le reconocés un éxito a Milei en la desaceleración de la inflación?” o planteada de manera más perversa todavía: “¿A vos no te parece bien que baje la inflación?
  •  Y claro, es una pregunta que formulada así no acepta un “no” como respuesta. Porque la forma correcta de plantear el interrogante sería: ¿A vos te parece bien bajar la inflación después de haberla llevado por las nubes en diciembre del año pasado y dinamitando los ingresos (salarios, ahorros y jubilaciones) de todo el mundo? O ¿mediante la imposición de una caída histórica de la actividad que derrumbó el consumo y la inversión? Obvio, esa pregunta es imposible que acepte un “sí” como respuesta.
  •  Algo parecido sucede con lo que llaman el “ordenamiento fiscal”. Se pregunta: ¿A vos no te parece que había que ordenar las cuentas fiscales y terminar con el déficit? Cuando la forma precisa debería ser: ¿Vos estás a favor de ordenar las cuentas fiscales bajando impuestos a los ricos y que el grueso del ajuste recaiga sobre los jubilados y jubiladas?
  •  Lo mismo podría formularse con la baja del dólar. A propósito de esto, la última emisión de #FallaDeMercado, el programa que que conduce Jairo Straccia en C+ (el canal de Youtube de Cenital) es muy ilustrativo de las contradicciones que trae “planchar” el dólar como hace el Gobierno en términos de riesgo de una nueva devaluación o de salida de dólares del país cuando la borrachera financiera termine como terminan todos veranitos financieros.
  •  Entonces, acá se presenta un problema más global: es des-politizante, es decir, es no político, transformar el balance de la gestión de un Gobierno (de cualquier Gobierno) en un concurso de sumas y restas en el que algunos ítems tiene pulgar para arriba y otros pulgar para abajo, como en las redes sociales: la baja de la inflación “me gusta”, le doy like, aprobado, pero la recesión “no me gusta”, desaprobado. Justamente no, la inflación se desaceleró básicamente a fuerza de recesión. O, el equilibrio fiscal me gusta, pero el ajuste a los jubilados no me gusta, cuando el equilibrio fiscal se alcanzó (por ahora), esencialmente a costa del ajuste a los haberes jubilatorios (y de otros ajustes).
  •  La orientación económico-política se tiene que tomar como un conjunto, como un todo. Y la hoja de ruta de Milei para el reseteo del país, tomada como un todo, es reaccionaria de punta a punta. Separar la discusión, desmembrarla es una concesión conceptual a la narrativa del Gobierno.
  •  Ahora ¿por qué es importante hacer esta distinción? Bueno, primero porque ayuda a clarificar en la discusión general ante una estrategia —que ya conocemos de este Gobierno— que es aportar siempre a la confusión general y a las hipérboles, a las exageraciones de sus presuntos “éxitos”.
  •  Pero, por otro lado, porque puede determinar, guiar una ubicación política frente al Gobierno. Es decir, aquel que tiene la lógica de “sumas y restas” será más propenso a distintas formas de colaboración, de “reconocer” que en algunos ítems está haciendo “las cosas bien”. Esto, incluso, tiene buena prensa: no sos intransigente, reconocés cosas. Todo es muy lindo, pero es falso porque no estás reconociendo verdades, sino que estás entrando en la trampa de esconder los medios a través de los que se alcanzó ese “buen resultado”. En esa cae gran parte de la oposición: ya sea porque colabora directamente en el Congreso o porque “reconoce” conceptualmente algunas ideas centrales que esconden otras.
  •  Tuve la oportunidad de espiar algunos resultados de un trabajo de opinión pública (un trabajo amplio de como 10 mil casos) cuyas conclusiones generales están aún en proceso de elaboración y en una de las preguntas se interrogaba sobre la conformidad de los votantes del balotaje con respecto a lo que habían votado: Milei perdía algunos puntos, pero había conformidad; sin embargo, en los votantes de Sergio Massa, había muchos (pero muchos) disconformes con la práctica, la actitud y los posicionamientos del peronismo. Y creo que tiene que ver con esto: con que los opositores “de base”, “de a pie” por decir así son cada vez más opositores y la superestructura opositora es, de mínima, un limbo.
  •  Entonces, parte de la “batalla cultural” (tan de moda en estos días) es política y es económica (esa es otra separación artificial: la cultura no es independiente de la economía política) y tiene su fundamento en evaluar la orientación de conjunto que en el caso de Milei es reacción en toda la línea.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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