El IPC de abril se sitúa en el 8,3%, un punto y medio por debajo del índice de marzo (9,8%), sin embargo sigue en índices históricos. El plan de choque del Gobierno no tiene ningún ningún impacto. Hace falta imponer un plan de lucha por el aumento de salarios que supere a las burocracias sindicales.
Viernes 13 de mayo de 2022
El dato de abril rompe la tendencia general al alza del IPC en los últimos meses (con la excepción de enero), tratándose de la segunda bajada respecto al mes anterior en 13 meses (desde febrero de 2021). Sin embargo el dato sigue siendo impactante, después de marzo, es el periodo con la inflación interanual más alta de los últimos 35 años.
Además hay otras malas noticias, la inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta los precios de los productos frescos ni los energéticos sí que se he incrementado respecto al mes anterior. En concreto un punto, hasta el 4,4%. Es el resultado más alto desde diciembre de 1995.
Esta tímida moderación del alza de los precios ha podido darse a pesar del precio de los suministros básicos que lejos de moderarse han mantenido su tendencia al alza. Según el informe del INE los precios que más han subido en el mes de abril han sido "otros aceites" (96,2%), los combustibles líquidos (95,7%), los hoteles y hostales (50,5%) y el aceite de oliva, un 42,5%; y la electricidad, un 34,9%.
Caso especial son los alimentos básicos frescos, también dentro de esa lista negra de productos que empiezan a ser prohibitivos al mismo tiempo que básicos para muchos y que siguen incrementando sus precios. Es el caso de la carne, el pan, los cereales, las legumbres, las hortalizas, la leche, el queso y los huevos. Respecto abril del año pasado el aceite de oliva se ha encarecido un 42,5%, la pasta un 25% y la fruta un 9,5%.
Esta situación comienza a ser insostenible para muchas familias que ven como sus salarios no llegan, en marzo la inflación creció cuatro veces más que los salaros y eso golpea a las familias. Los bancos de alimentos, por ejemplo, prevén para este año un aumento de un 20% en su demanda.
El ‘plan de choque’ de gasto público planteado hace unas semanas por el Gobierno para paliar los efectos de la crisis por la guerra de Ucrania no está dirigido a paliar las consecuencias de la crisis que vivimos. Este plan apenas destina 6.000 millones a la parte de ayudas directas al escudo social y a las rebajas del coste de la luz y los carburantes, entre los que también hay ayudas a las empresas del transporte y la pesca y la agricultura. Los resultados de ello no han tardado en llegar como apuntan los datos de abril con subida en la electricidad y los carburantes. No tienen ningún impacto en el IPC ni en los consumos que más ahogan a las familias. A su vez, la gran parte de estos fondos (el 62,5%, 10.000 millones) serán destinados a créditos ICO, es decir, irán directamente a los bolsillos de los empresarios para facilitar sus negocios.
Este plan de ajuste además de no tener un impacto para paliar la situación de crisis social endeudará al Estado a costa de ayudas a las empresas, algo que terminará repercutiendo nuevamente en las y los trabajadores. Frente a ello y ante el servilismo de las burocracias sindicales que sostienen las medidas anti obreras de este Gobierno, es necesario pelear por el aumento del salario mínimo y aumentos al nivel del IPC; la reducción de la jornada laboral sin reducción salarial, una escala móvil de indexación automática de los salarios según el nivel general de los precios y el coste real de la vida, nacionalización sin indemnización de los sectores estratégicos de la economía como las eléctricas, energéticas y la banca y por tirar abajo todas las laborales.