Lunes 7 de septiembre de 2015 10:18
El Indio Solari presentó su película “Indio y los fundamentalistas del aire acondicionado”, empezando por el teatro Vorterix y luego colmando el Luna Park en varias ocasiones. La película consta de la filmación del recital presentación del disco Porco Rex en La Plata en el año 2008. Luego de la confesión de una enfermedad que lo limita este artista sigue vigente desatando odios y amores, de larga trayectoria, invirtió mucho dinero en este proyecto, prepara un libro y promete dos shows para el año 2016.
Para el público del Indio Solari y de los Redondos es una buena oportunidad para disfrutar de esta gran banda en vivo, la producción es de primer nivel y no tiene nada que envidiarle a las producciones extranjeras, con mucho dinero invertido en cámaras, sonido y con el detalle, no menor, de haber sido mezclado en el mejor estudio del mundo, Abbey Road, que supo grabar y editar a los Beatles y a las mejores bandas internacionales. Cada arreglo y detalle de la banda se sienten fuerte, plagado de hits ricoteros el film es una una experiencia diferente que no se puede disfrutar en vivo por lo multitudinario de los shows.
Párrafo aparte se merecen “Los fundamentalistas del aire acondicionado”, la enorme banda que conformó el Indio, con Baltazar Comoto, Gaspar Benegas y Hernán Aramberri a la cabeza, una banda a la altura de Divididos o cualquier banda internacional. Si bien la mayoría de los arreglos son del cantante, la banda ejecuta y se luce de una manera espectacular.
En los alrededores del Luna Park el clima es una fiesta, una mini misa, con banderas de todos los lugares del conurbano, cantitos clásicos, remeras de todo tipo, fernet y cerveza por doquier, el público espera una fiesta, pero no es un clásico recital, es la proyección de un video.
¿Cual es el fenómeno que desata un artista de la altura del Indio Solari como para llenar varios Luna Park exhibiendo la filmación de un recital?
Los Redondos han sabido ser la expresión de la juventud de los 80 y 90, de izquierda y rebelde en la Argentina mientras en los EE.UU. se desarrollaba el grunge con una visión más escéptica, individualista y depresiva frente al neoliberalismo, como el arte está atado a la política y a la economía con el ascenso del kirchnerismo, en su etapa solista el Indio como tantos artistas fueron coptados por el oficialismo dejando un gran vacío en la representación de los jóvenes y trabajadores que buscan rebelarse, aunque sea en su identificación musical al régimen establecido.
En el 2000 afloraron las bandas barriales que mostraban una realidad cruda y transmitían el día a día de los jóvenes del conurbano impregnados de la “cultura del reviente” (donde también surgió la cumbia villera), con poco nivel musical y mucha demagogia estos estilos tuvieron su límite con la recuperación de la economía y lo que esto implica sobre la posibilidad de consumir todo tipo de música y formas de reproducción.
Detrás de la recuperación económica que asentó el desvío a las jornadas revolucionarias del 2001, la creación de puestos de trabajo en condiciones ultra precarias y de explotación los jóvenes accedieron a distintas posibilidades de consumo, y el fogoneo del consumismo llevó a que cada obrero y joven busque tener el ultimo celular, Internet, etc, impulsando incluso el consumo de música en distintos formatos.
A pesar de esta cooptación del Indio y de muchos artistas, en su público conviven varias generaciones, en sus multitudinarios recitales se pueden observar padres, hijos y hasta nietos, pero lo que sí, en casi su totalidad de la clase trabajadora.
Este artista a pesar del paso del tiempo mantiene una conexión con los trabajadores de todo el país, miles y miles de jóvenes trabajadores viajan dia a dia a sus puestos de trabajo con auriculares disfrutando de su música, y esperan con ansias el momento de la misa ricotera, cada vez menos frecuente y pareciera estar llegando al final, para transformarse en historia.
Quizás pocos del público cuestionan el carácter burgués de la personalidad del Indio,(un tipo que vive encerrado en una mansión en Parque Leloir, rodeado de guardaespaldas y que pasa gran parte del año en New York).
La música en el sistema capitalista es un negocio más, mientras no se acaben las clases sociales y el arte sea libre y para todos, no para un pequeño puñado de privilegiados esto no cambiará, pero en ese largo camino de liberación de la humanidad hay artistas que sobrepasan todas las barreras y son parte de la vida de millones de trabajadores.
La futbolización de la música, la competencia, la mercantilización de los sentimientos, el arte y los buenos artistas deben ser reivindicados aunque sea en su mínima expresión cuando te llenan de alegría, cuando guardas unos pesos para ver a una buena banda, cuando tratas de escaparte aunque sea en la mente con una buena canción. Teniendo en claro todos estos límites, nadie puede dejar de disfrutar de la música de artistas de la talla del Indio Solari, de Gustavo Ceratti, del Flaco Spinetta y tantos otros.