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A 35 años de su muerte. El Limbo y el Mambo de Moura: cuando Federico vistió a la moda

Antes de Virus, el artista había experimentado en el universo de la ropa de autor con dos propuestas que dejaron su marca en la indumentaria alternativa de la Buenos Aires de los 70’.

Juan Ignacio Provéndola @juaniprovendola

Jueves 21 de diciembre de 2023 12:00

Federico Moura se nos iba un 21 de diciembre de 1988. Antes de una carrera musical tuvo un poco conocido paso por el mundo de la moda.

Federico Moura se nos iba un 21 de diciembre de 1988. Antes de una carrera musical tuvo un poco conocido paso por el mundo de la moda.

Antes de tener bandas y canciones, Federico Moura tuvo locales de ropa. Y marcas propias. Limbo primero, Mambo después: dos experiencias breves, pero a la vez intensas y formativas. Y que dejaron su rastro en ciertos círculos de la moda porteña de esa época.

Sucedió a mediados de los 70’, la década previa a Virus. Aquella en la que Moura se repartió entre algunos grupos de la primerísima escena indie de La Plata (Dulcemembriyo, Las Violetas), cuatro viajes de larga duración (Londres, Nueva York o Río de Janeiro) y, claro, su introducción en el mundo del diseño y comercialización de ropa de autor. Todo ese proceso poco narrado (el Federico de los 70’ que construía al canónico, el de los 80’) es recuperado por Damián Carcacha en Sin disfraz, libro para el cual entrevistó a cincuenta personas que lo frecuentaron por distintos motivos en esa época.

El interés de Federico por el diseño viene casi del mismo tiempo que la música, sino antes: mientras su mamá Velia lo sentaba en el piano de la casa en La Plata para tocar juntos a cuatro manos, también el pibito mostraba interés en el dibujo. Fue, probablemente, el primer paso preescolar de un camino que derivó años después en la carrera de Arquitectura, que cursó por un tiempo en la Universidad de La Plata. En el Colegio Nacional había tenido materias como Historia del Arte y Diseño.

A la vuelta de uno de sus viajes a Europa, Federico vio que en La Plata habían abierto algunas boutiques y propuso seleccionarles la música “funcional”. Ese acercamiento al universo de la moda se aceleró un año después, cuando Moura se muda a Buenos Aires y lanza la aventura de Limbo, un local en la Galería Jardín de Florida y Lavalle que vendía principalmente diseños de él y sus dos socios.

Empezaron en 1973 con pequeño stock de ropa, mayormente de diseños propios. Prendas novedosas para una clientela reducida y dispuesta a experimentar con su propio vestuario. Iban artistas, escritores, extranjeros y curiosos. Según la periodista especialista en moda Lorena Pérez, “Limbo ofreció la primera marca joven en un mercado atiborrado por la sastrería inglesa e italiana, y anticipó una silueta que la moda global tardó años en definir”.

Entre los bastidores se encontraban prendas de colores vibrantes: desde chupines de colores hasta camisas estampados, pasando también por cinturones de cuero. La experiencia Limbo dura unos tres años, cuando Federico, ya sin sus socios, decide vender todo y, con ese dinero, volver a viajar a Europa en 1977. Pero un año después, de vuelta en Buenos Aires, se lanza con Mambo, su segunda combinación de local y marca en la misma Galería Jardín.

Al Federico diseñador y emprendedor de moda lo recuerdan como un tipo que no se consideraba profesional, aunque tampoco lo hacía como un pasamiento. Se tomaba la cosa en serio. Su hermano Julio, que llegó a trabajar con él y hasta hizo cinturones, dijo una vez que, en el fondo, Federico quería hacer ropa como fuente de ingresos para luego dedicarse a la música. Pero que, de todos modos, dibujaba muy bien y estaba implicado en todo el proceso del diseño de la ropa, la factura de los moldes, la búsqueda de telas en el barrio de Once.

Y no solo eso: también organizaba o co-organizaba desfiles con modelos de ropa de la época en lugares coquetos, algo que entonces daba mucha reputación en el mundo de la moda. Ginette Reynal, Mora Furtado, Susana Romero, Teresa Calandra: todos lo adoraban. Su incursión en ese universo seguramente haya sido decisiva a la hora de definir la estética de Virus, una banda que acompañó grandes canciones con vestuarios novedosos y puestas en escena vanguardistas.

Al igual que ocurrió con Limbo, Moura se desprendió de Mambo para juntar dinero y lanzarse a otro viaje. Aunque esta vez el destino no era Londres, sino Río de Janeiro. Nunca quedó en claro si Federico pasó por Brasil como escala previa a Europa, su deseo inicial, pero lo cierto es que recaló ahí durante un tiempo cercano al año. Hasta que sus hermanos Julio y Marcelo lo van a buscar, o algo así, y lo convencen de volver para, sin imaginarlo, dar formalmente inicio a los años 80’ el día que se forma Virus.