El Parlamento británico rechazó este lunes cuatro alternativas de Brexit que se iban a votar de forma indicativa con el objetivo de salir del impasse en que se encuentra el proceso. ¿Qué sigue?
Lunes 1ro de abril de 2019 18:22
Acercándose un paso más a la catástrofe, ninguna de las cuatro alternativas al Brexit que votaron la noche de este lunes los diputados de la Cámara de los Comunes británica ha logrado una mayoría.
Se trata de la segunda vez en menos de una semana en la que el Parlamento del Reino Unido no logra ponerse de acuerdo en alguna de las vías para desbloquear la crisis del "divorcio" entre Londres y Bruselas.
Tras el nuevo rechazo a las opciones propuestas el líder del laborismo Jeremy Corbyn, llamó a que se discutieran nuevamente las mociones el miércoles para evitar una salida “salvaje”, teniendo en cuenta de que algunas de las mociones sacaron más votos positivos que la propuesta de la primera ministra. Theresa May por su parte se reunirá el martes con su Gabinete y estudia volver a someter a votación, por cuarta vez, su propuesta de Brexit, lo que difícilmente tenga por resultado algo diferente a las tres derrotas previas.
¿Cuáles fueron las cuatro alternativas que se sometieron a votación parlamentaria?
Con la intención de cambiar el rumbo del gobierno, este lunes los diputados de la Cámara de los Comunes votaron cuatro alternativas al plan de Brexit negociado por la primera ministra Theresa May y la Unión Europea, entre ellas una propuesta de una unión aduanera y un acuerdo al estilo del que tiene Noruega.
En la sesión del lunes se presentaron nueve mociones, pero solo cuatro fueron seleccionadas por el presdiente de la Cámara, John Bercow, para ser puestas a votación.
La postulada por el excanciller conservador Ken Clarke en la que se propone una unión aduanera; la que plantea un “Mercado Común 2.0” (libre circulación de bienes y personas) presentada por el diputado, también conservador, Nick Boles, pero de corte interpartidario; la que propone el llamado a un referéndum confirmatorio defendida por el laborista Peter Kyle sea cual sea la propuesta final y la de la diputada del Partido Nacional Escocés (SNP), Joanna Cherry, que busca que al parlamento se le permita evitar un Brexit sin acuerdo si para el 12 de abril no se halla ninguna solución.
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El Laborismo además presentó una moción por separado en la que esbozada su política de Brexit, que incluye una unión aduanera y una alineación al mercado único, pero Bercow no permitió ponerla a votación.
El gobierno instruyó a sus ministros a boicotear los votos, pero los diputados sin cartera podían votar a consciencia sin seguir las indicaciones de su formación. A pesar de esto, la primera ministra ha indicado que ella se implicará de manera constructiva con el proceso de votos indicativos, establecido por un grupo interpartidario liderado por el conservador Oliver Letwin.
Por su parte, el Partido Laborista había anunciado que, a diferencia de la votación indicativa del miércoles pasado, iba a apoyar la enmienda interpartidaria que plantea un “Mercado Común 2.0”, que contempla la membresía al mercado único. La propuesta original del Laborismo había sido siempre a favor de “una unión aduanera” con “algún tipo de alineamiento” con el Mercado único. Una propuesta muy vaga que contemplaba alguna especie de sistema para el ingreso de trabajadores comunitarios como el que ya se aplica en Alemania. De esta forma trataba de agradar a todo el mundo a la vez; es decir, al 80% de sus miembros que votaron a favor de quedarse en la UE, al tiempo que trataba de encontrar una solución a la cuestión del libre movimiento de personas que era motivo de preocupación para los diputados de las circunscripciones que representan a distritos electorales que han votado por salir de la UE. Al llamar a votar por la moción Mercado Común 2.0, el Partido Laborista logró unificarse, aunque se aleja de su plan original.
Por su parte, el gabinete de May se encuentra profundamente dividido; tal son las fricciones que el Jefe de la bancada, Julian Smith, encargado de mantener disciplina partidaria, declaró a la BBC que “se trataba del peor ejemplo de disciplina partidaria en todo la historia política británica”. Smith agudizó sus críticas al gobierno diciendo que luego del resultado electoral del 2017, el gobierno tendría que haber tratado de construir una mayoría, ya que no cuenta con mayoría en el Parlamento. Esto está relacionado con el sistema electoral británico en el cual el primer ministro no es elegido de manera directa. En el Reino Unido hay 650 circunscripciones electorales, tantas como bancas en la Cámara de los Comunes. El político que consigue la mayoría de los votos en su circunscripción consigue un escaño en el parlamento. Un partido debe contar con 326 diputados; es decir la mitad más uno, para lograr la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes. En las elecciones de 2017, el partido conservador obtuvo la mayor cantidad de escaños, 317, pero no los suficientes para gobernar con mayoría propia. Esto se conoce como “parlamento indeciso” y por ello May tuvo que hacer una alianza de gobierno con los unionistas de Irlanda del Norte, el DUP.
Si la Cámara decide hoy una relación comercial más cercana con la UE, la mandataria se encontrará frente a un dilema de primer orden sobre si implementar o no el voto indicativo del Parlamento.
Mientras tanto, los euroescépticos se han alzado en armas ya que se oponen con vehemencia a una unión aduanera. Algunos medios han llegado a indicar que no se pude descartar un voto de no confianza en el gobierno si May adopta una postura de brexit suave. El martes de esta semana habrá reunión del gabinete para decidir cómo proceder en caso de que gane la moción de un Brexit suave.
Si hay algo que no se le puede negar a la señora May es su perseverancia. La primera ministra mostró una y otra vez su determinación de sacar adelante su pacto y varios medios han insinuado que la mandataria podría someterlo a votación por cuarta vez el miércoles de esta semana aún cuando esta movida se convierta en la última antes de naufragar.