Desarrollo acerca de la brutal política represiva del último golpe de Estado argentino y comparación con los métodos de Cambiemos y el FPV.
Viernes 24 de marzo de 2017
El 24 de marzo fue un día gris en la historia de la clase trabajadora argentina. No decimos pueblo porque es una vaga definición que puede accidentalmente englobar también a la burguesía nacional que sacó un enorme rédito de aplastar a una vanguardia que, con grandes experiencias acumuladas en la lucha que nos remonta a los 70 y antes también. A pesar de este corte histórico los trabajadores tuvieron y tienen grandes tendencias a la combatividad y a cuestionar el Estado en pos de sus derechos.
Isabelita
María Estela Martínez, Isabelita, asumió el cargo de presidenta de la nación el primero de julio de 1974. En un clima de desbarajuste económico prácticamente incontenible en el marco de la democracia capitalista, con una inflación que llegó al 700% luego del agresivo ajuste que emprendió el ministro de economía Celestino Rodrigo en el 75 y un descontento popular en ascenso en contra del Rodrigazo en las jornadas de junio/julio de ese mismo año, que encontró nuevamente a la clase obrera movilizada forzando a la CGT a dejar las negociaciones, llamar al paro nacional y al surgimiento de las coordinadoras fabriles en varias zonas del país. Lógicamente en este marco la burguesía nacional no podía alcanzar sus intereses, o al menos no como ésta se los planteaba, por lo tanto los rasgos reaccionarios del gobierno de turno fueron cada vez más notorios. Esto es patente con el aumento de la represión y la aplicación de la Triple A (Alianza Anti Comunista Argentina) el plan sistemático de aniquilación de las corrientes e individuos de ideología marxista que había empezado a ser implementado durante el gobierno de Perón antes de su muerte, al cual se irían incorporando las distintas bandas fascistas con apoyo del poder político de turno, que desde las sombras controlaba su mano derecha López Rega.
Isabelita con Videla y Massera
Naturalmente el gobierno no pudo preservar la vapuleada democracia ante la situación de inestabilidad nacional, guerra contra la subversión en el plano internacional apoyada por los Estados Unidos, en contra del bloque soviético, y el Plan cóndor que coordinaba las dictaduras de América del Sur. La última carta que le quedaba jugar a los grandes grupos económicos para preservar sus intereses de clase fue recurrir a un gobierno de facto.
El Golpe del 76
El 24 de marzo de 1976 se da finalmente el golpe de Estado y abre la etapa que conocemos como "Proceso de Reorganización Nacional". Ahora el enemigo ya no era el peronismo y la guerrilla, que estaba prácticamente liquidada debido a enormes fracasos en su estrategia y luego de una gran ofensiva del ejército en 1974/75. Los distintos grupos revolucionarios como el Partido Socialista de los Trabajadores pasaron a la clandestinidad en esta etapa. Directamente era toda persona que cuestionara el régimen. Y con la excusa de eliminar las tendencias subversivas se desató un arsenal represivo nunca antes visto en la historia de nuestro país.
La primera Junta Militar estaba integrada por las tres armas: El ejército con Jorge Rafael Videla a la cabeza, la marina de Emilio Eduardo Massera y la aviación de Orlando Ramón Agosti. Y si bien en un comienzo la orientación política fue la misma, pronto se empezaron a ver disputas por ver quién sería presidente provisional, sobre todo entre el ejército y la marina. Finalmente el encargado de desempeñar esa función fue Videla.
El cargo de ministro de economía lo ocupó un conocido referente de la ultranza liberal José Alfredo Martínez de Hoz. El apoyo por parte de los grandes grupos económicos como el Fondo Monetario Internacional no tardó en llegar con un crédito de 110 millones de dólares. La intención de esta lógica política era eliminar los resabios del anterior modelo de bienestar con la liberación de la economía, que naturalmente llevó a la destrucción de la industria nacional muy dependiente de la ayuda estatal. Se primarizó la economía intentando atraer inversiones en los sectores de producción que servían para integrarse en el mundo. Es decir el sector agropecuario y minero.
Lo que se logró en la práctica fue un rebote inflacionario que conllevó la eliminación total de los controles de precios y una reforma financiera que liberó las tasas de interés a los designios del mercado. No habían fábricas nuevas, tampoco renovación tecnológica. Si nuevas financieras y bancos.
Se le suma “La Tablita”. Devaluaciones de la moneda nacional pautadas. Como resultado de la estrepitosa caída del producto bruto interno y el aumento del 100% de la inflación. Grandes fugas de capital nacional y enorme toma de deuda que contribuyó a la bicicleta financiera. Durísimo golpe al bolsillo de la clase trabajadora.
Con el renacer de las disputas internas en la Junta, la resistencia del pueblo trabajador que solo menguó con el mundial del 78, el descrédito a nivel mundial del proceso dictatorial y la durísima derrota en la Guerra de Malvinas asestó el golpe definitivo a la última dictadura Argentina.
Para un desarrollo más amplio de esta etapa y la siguiente recomendamos leer: Alfonsín La Transición a la Democracia
La proliferación de los centros clandestinos de detención como la Escuela de Mecánica de la Armada, un total de 610 en el país en el ´76, los vuelos de la muerte, y la brutalidad con la que se busco disciplinar a la clase trabajadora, el apoyo de la clase dominante, la iglesia y el visto buenos de los medios de en es entonces sumado al doloroso saldo de 30.000 compañeros y compañeras desaparecidos fueron las enormes tragedias que nos dejó este periodo que no puede repetirse.
La Situación Política Actual
Es necesario dejar bien en claro que la democracia que vemos hoy es la otra cara de la misma moneda que representa al sistema capitalista. Esto es un hecho patente si vemos que los organismos de contención de masas; la policía, el ejército y las demás fuerzas siguieron cumpliendo su rol. Con Alfonsín tuvimos la dura represión a la huelga de 15 días en la la Ford de zona norte. También estuvieron presentes durante la lucha que hizo huir a De La Rúa en helicóptero. También con el gobierno que se propuso rescatar una vez más del debacle del 2001 a este sistema, el kirchnerismo, que apaciguo al movimiento desocupados y de trabajadores precarizados con una cierta política de derechos humanos que permitió reabrir el juicio a los militares pero que encontró su límite en Milani, que ocupó el cargo de jefe del ejército durante ese gobierno y en la represión a los trabajadores de Lear en panamericana cuando la situación internacional se torno desfavorable.
La clase obrera nunca recuperó el poder adquisitivo que obtuvo con enormes luchas en el pasado. Menos hoy que un gobierno con un alto porcentaje de CEO ocupando importantes cargos se propone aplicar un duro ajuste y que lo pague el pueblo trabajador.
Hoy con Macri venimos viviendo el gatillo fácil, producto de la militarización de los barrios obreros que se viene acrecentando, los femicidios van en aumento, la depreciación del salario es palpable, quieren imponer una ridícula paritaria del 18% en 4 cuotas a los docentes que están por debajo de la línea de pobreza y por eso vienen dando una importante lucha aún en contra de una burocracia de claro signo político. Se le suma la inflación y los injustificados cierres de fábricas, como es el caso de la lucha de AGR-Clarín. Tampoco se quedan atrás los gobiernos peronistas, que se reclaman opositores, como es el de Alicia Kirchner en Santa Cruz donde policías disolvieron violentamente el acampe docente mientras cantaban el himno argentino.
¿Y por que ocurre esto? ¿Por qué el gobierno intenta borrar la historia de un plumazo ninguneando a los desaparecidos y restaurando la teoría de los dos demonios? ¿Por qué intenta a toda costa ajustar de esta manera?
Busca la reconciliación, entre el pueblo pobre, las clases dominantes y las fuerzas armadas. Por que sabe que las condiciones para acrecentar la ganancia de la clase capitalista, que le esta demandando un plan de austeridad, no están dadas. Y esto es gracias a la lucha que los trabajadores vienen dando.
No queda otra que atacar la propiedad capitalista, que la crisis la paguen los que la generaron, que no se repitan las actitudes represivas que conocemos muy bien al igual que la doctrina de un gobierno neoliberal.
Por eso, para repudiar la represión de ayer y hoy te invitamos este viernes 24 de marzo a marchar con la izquierda, con los que propulsamos el encuentro de Memoria Verdad y Justicia, con los que luchamos por la aparición con vida de Julio López, con los diputados que cobran como un docente, con el sindicalismo combativo y con los que proponemos un gobierno de la clase trabajadora de ruptura con el capital como única salida para los propios trabajadores.