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Red Internacional
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POR UNA SALIDA DESDE LA CLASE OBRERA. El “Programa de Transición” como alternativa a la crisis sanitaria, económica y política que se vive en el Perú

Los empresarios, de la mano del gobierno, desarrollan sus planes para encarar la crisis actual, los cuáles llevan a precarizar más las condiciones de vida del pueblo trabajador y empujan a millones al desempleo y al contagio de la Covid-19. Las y los trabajadores necesitamos tener nuestro propio programa para hacer que esta crisis la paguen quienes la generaron, por ello nos proponemos aquí abordar la vigencia del Programa de Transición escrito por León Trotsky para que desde las y los trabajadores nos organicemos para tener una salida favorable a nuestros intereses y avanzar así hacia un gobierno obrero.

Domingo 20 de septiembre de 2020

Fotos: Agencia Andina

Fotos: Agencia Andina

Los tiempos que corren, marcados por la profundización de la crisis del régimen del 93 y por el avance del covid-19, ponen en evidencia que los 30 años de neoliberalismo solo favorecieron a una casta de políticos corruptos y a las ganancias de los multimillonarios quienes, de la mano de los diversos gobiernos de turno, son los responsables del abandono de los sistemas sanitarios para privilegiar el negocio de la salud, lo cual terminó favoreciendo a las clínicas privadas, las cadenas de farmacias y los laboratorios de grupos empresariales tan poderosos como Intercorp. [1]

La crisis sanitaria, que se expresa en el colapso de los hospitales públicos, la falta de oxígeno, de equipos de protección personal para las y los trabajadores de la salud, de camas UCI, de respiradores artificiales, de infraestructura hospitalaria, entre otras carencias, muestra también cómo es que, desde que la OMS diera la alerta de pandemia por la Covid-19, los gobiernos serviles del capital, al no implementar el testeo molecular masivo entre otras medidas propias de un plan certero e integral para frenar el avance del virus, han llevado a que miles de vidas se pierdan y a que miles de trabajadores de salud sean contagiados. Por esa razón, en el Perú tenemos, según los datos del ministerio de Salud, 756 412 casos positivos para Covid-19 y más de 31 mil fallecidos, datos que podrían ser más altos ya que estas cifras oficiales han sido duramente cuestionadas por los especialistas.

Por las dimensiones alcanzadas por la propagación de la covid 19, podemos decir que esta crisis ya no solo tiene una connotación sanitaria, sino que tiene también una expresión económica y social, solo comparada por algunos especialistas con la crisis que se vivió tras la guerra del Pacífico (1879-1884). El sitio Bloomberg Economics informaba recientemente que “el Perú lidera la crisis económica mundial con una caída trimestral del 30,2%”.[2 ] Sin embargo, desde el gobierno de Martin Vizcarra se aprobó 128 mil millones de soles ($ 35,8 mil millones) como parte del Plan Reactiva Perú para salvar las ganancias de los empresarios y banqueros, frente a lo cual la ministra de Economía ha señalado que “estas medidas evitarán que la economía se desplome”, mientras tanto el Banco Mundial pronostica una caída del 12% en el PIB de Perú. [3 ]

El escenario que se empieza a generar no es nada prometedor. Esto lo empezamos a ver en un reporte reciente del Instituto Nacional de Estadística e Informática INEI en el cual se da cuenta de que solo en Lima 2,3 millones de trabajadores perdieron el empleo entre el mes de marzo y mayo del presente año. [4 ] Por la cuarentena y por la paralización económica, miles de trabajadores ambulantes se han visto obligados a salir a las calles para buscar un sustento para sus familias, otros miles de trabajadores que perdieron el trabajo regresaron caminando a sus regiones de origen, para ello se vieron obligados a recorrer muchos kilómetros en enormes caravanas.

Vemos entonces que los despidos, los cierres de las empresas y las suspensiones perfectas están a la orden del día. En ese entender, 7.829 empresas - beneficiarias del plan “Reactiva Perú” - se acogieron a la suspensión perfecta de labores, con lo cual han dejado a miles de sus trabajadores sin percibir su salario en medio del avance de la pandemia de la covid-19, incrementando así la pobreza de un sector importante de la población peruana.

Este escenario no es solo nacional, sino que hace parte de la dinámica del momento en América Latina y el mundo. Entonces nos preguntamos ¿Un escenario de miseria es lo único que nos espera ? ¿Cuáles son las alternativas que se pueden pensar en esta crisis?. Es evidente que el capitalismo no está en sus mejores momentos, la pandemia ha vuelto a agudizar el ciclo de la crisis. ¿Quién va a terminar pagando “los platos rotos”? ¿Qué propuesta le podemos contraponer desde los trabajadores y el pueblo pobre, a las arremetidas de los empresarios quienes, de la mano de los gobiernos, nos vienen haciendo pagar las consecuencias de esta crisis?.

Así como los empresarios, junto a gobiernos como el de Martin Vizcarra, tienen un programa político para encarar esta crisis y para poder incrementar sus ganancias, las y los trabajadores necesitamos tener nuestro propio programa para hacer que esta crisis no la paguemos nosotros, sino quienes verdaderamente la generaron. En ese sentido, recuperamos elementos del Programa de Transición de León Trotsky, que fue escrito en 1938 cuando las consecuencias de la crisis económica del 29 generaban un escenario parecido al que vivimos actualmente.

¿Qué es y que plantea el Programa de Transición?

El Programa de Transición es un manifiesto para la acción con un conjunto de medidas para la intervención de la clase trabajadora, de los campesinos, de las mujeres, de la juventud precarizada y los sectores populares; que busca establecer un vínculo entre la conciencia actual de las masas (que no es revolucionaria) y el objetivo de la toma del poder.

Frente a esto salta a la vista la contradicción entre lo subjetivo y lo objetivo, que no siempre se da de la misma manera. El puente político entre la “conciencia actual” y el objetivo de la toma del poder, también cambia de acuerdo a las circunstancias. En ese entender y debatiendo contra una visión estática del Programa de Transición, Trotsky escribía que “este programa […] debe incluir las reivindicaciones más sencillas. No podemos prever y recetar las reivindicaciones locales y sindicales adaptadas a la situación local de una fábrica, ni el desarrollo desde esta reivindicación hasta la consigna de la creación de un soviet obrero”. Es decir, un programa de transición real es un ejercicio político vivo y no un recetario por fuera de la lucha de clases. [5 ]

Trotsky decía también que:

“la socialdemocracia … dividía su programa en dos partes independientes una de otra, el programa mínimo, que se limitaba a algunas reformas en el marco de la sociedad burguesa y el programa máximo, que prometía para un futuro indeterminado el reemplazo del capitalismo por el socialismo. Entre el programa mínimo y máximo no había ningún puente” [6]

En el Perú, quienes defienden que el programa mínimo va por un lado y por otro el programa máximo, son los mismos que sostienen que la revolución es por etapas y en un solo país, en esta línea encontramos a organizaciones como Patria Roja, el Partido Comunista Unidad, el Partido Socialista, lo que queda de Sendero Luminoso y otros espacios maoístas y estalinistas. Algunos de estos sectores son los que dirigen las centrales sindicales más importantes del país y cotidianamente los vemos negociar, en el marco de “la miseria de lo posible” y a nombre de la clase obrera, con los diferentes gobiernos de turno y con los empresarios. Los sectores de la denominada “nueva izquierda”, como el nuevo Perú o el Frente Amplio, también reducen su accionar a estas reivindicaciones mínimas y las asocian a su estrategia reformista de llegar al gobierno del estado burgués para desde ahí concretarlas.

Las demandas del Programa de Transición, por el contrario, buscan superar esta contradicción entre programa mínimo y máximo para acercar de esa manera a las masas a la lucha por el poder. En ese entender, las diversas demandas que este programa propone se articulan de tal manera que ayudan a elevar el nivel de conciencia política del pueblo y los sectores populares. Por cuestiones de estudio, esas demandas las dividiremos aquí en cuatro tipos: las demandas mínimas como el aumento del salario, el incremento de más presupuesto para la educación o la salud, mejores condiciones laborales, etc.; las demandas democráticas que se refieren, por ejemplo, a la Asamblea Constituyente Libre y Soberana, la denuncia de las desapariciones en manos de la policía y el ejército, que los congresistas ganen lo mismo que una maestra, entre otras; las demandas transitorias las cuales incluyen la escala móvil del salario, reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, la apertura de los libros de contabilidad de las empresas, la abolición del secreto comercial, control obrero de la industria, nacionalización del sistema bancario, gobierno obrero y campesino,etc.; y finalmente tenemos las demandas organizacionales, dentro de las cuales podemos mencionar las comisiones de fábrica donde participen trabajadores estables y tercerizados, comités de trabajadores interempresas, comités de lucha, frentes de defensa de los trabajadores y el pueblo, organismos de doble poder como fueron los soviet en Rusia o los cordones industriales en Chile, entre otras.

La agitación y puesta en marcha del programa de transición con sus correspondientes demandas, tiene que ver con la influencia y estructuración política de organizaciones revolucionarias en el seno de la clase obrera, las cuales tienen como objetivo pelear por una salida independiente de los empresarios y de ruptura con el capitalismo que tenga una perspectiva socialista.

¿Cómo podríamos aplicar el Programa de Transición a la presente crisis?

Para ilustrar con hechos concretos, tomaremos 4 problemas actuales que tienen que ver con el desempleo, el cierre de fábricas y empresas de diversos rubros, el colapso de la sanidad pública y la crisis política a partir del nuevo enfrentamiento entre el poder legislativo con el gobierno central:

1.- Frente al problema del desempleo y la precarización laboral

Como lo hemos mencionado anteriormente, las cifras de desempleo día a día van en ascenso, mientras hay denuncias de trabajadores del sector retail, como Ripley, que señalan que en la actualidad están laborando 66 horas semanales. Así mismo, los trabajadores de la minería, como Marsa por ejemplo, denuncian que los condicionan a trabajar 45 días corridos con jornadas diarias de 12 horas y que solo pueden descansar 14 días. Un programa de transición plantearía que para combatir el desempleo y la precarización, la jornada laboral debería reducirse a 6 horas diarias y cinco días a la semana, sin reducir el salario y que las jornadas atípicas en la minería se reduzcan a 6 horas diarias, por 5 días de trabajo a la semana, habilitando cerca a los centros mineros espacios para la recreación y el esparcimiento de los trabajadores y sus familias.

Reducir la jornada laboral sin reducir el salario, que vaya de la mano de la jornada móvil de salario que tiene que ver con incrementar el salario a medida que se incrementa el costo de vida, implicaría generar el doble de puestos de empleo para los parados y que los trabajadores activos, al trabajar menos horas, tendrían más tiempo libre para estar con sus familias o dedicarlo a la cultura, a la recreación, a la actividad política y sindical, entre otras actividades. Esto nos permite combatir el desempleo colocando como prioridad a la clase trabajadora y no los negocios de los empresarios.

2.- Frente al cierre de las empresas

En estos momentos de crisis económica el cierre de las empresas está a la orden del día y con ello miles de familias obreras se quedan sin ingresos. Desde el gobierno se ha dado - como ya lo vimos - millones de soles a los empresarios a través del programa reactiva Perú, y aún así están “quebrando” y cerrando sus actividades o enviando a suspensión perfecta a miles de trabajadores.

Un programa de transición, frente al cierre de fábricas y empresas plantea que, en primer lugar, los empresarios hagan públicos sus libros de contabilidad para que el pueblo conozca con certeza la situación financiera real por la que atraviesan estos sectores. Y si realmente están quebrados, para defender los puestos de trabajo, se deberá luchar porque toda empresa o fábrica que cierre deberá pasar a estar bajo el control de sus trabajadores, para que de esa manera - y con la participación democrática del pueblo - se discuta al servicio de quienes estará la producción. En la actualidad, este hecho de control obrero y participación popular en la producción, nos llevaría a que la prioridad de lo que se debe producir se oriente hacia la fabricación y generación de insumos para enfrentar el avance de la pandemia.

Ante el cierre de las empresas textiles como Hilandería S.A.C. o Cromotex, un programa de transición lucharía por la expropiación y el control obrero de estas y que la producción esté orientada a producir insumos y directamente mascarillas, mandiles, sabanas, entre otros bienes que hoy son necesarias para enfrentar la proliferación de la covid-19.

3.- Frente al colapso de los hospitales y la sanidad pública

El acuerdo firmado por el gobierno y los empresarios de las clínicas privadas para que desde el estado les paguen 55 mil soles por la hospitalización de los pacientes con covid-19, nos parece insuficiente y limitado.

Tenemos que declarar de utilidad pública la sanidad privada, en ese sentido, nuestra lucha si la entendemos desde la perspectiva del programa de transición, tendrá que ser por la expropiación sin pago de las clínicas privadas, los laboratorios, las cadenas de farmacias, los centros de producción de oxigeno medicinal, entre otros servicios médicos privatizados y vinculados a la salud, los cuales deberán ser puestos bajo la gestión de sus trabajadores, quienes podrán contar con el apoyo de las y los científicos y técnicos de las universidades. Solo de esta manera podremos poner la salud al alcance del pueblo.

4.- Frente a la crisis política y el enfrentamiento entre el ejecutivo y legislativo.

Frente a esta nueva manifestación de la descomposición de los poderes del estado,el pueblo y los trabajadores debemos movilizarnos y luchar por imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana sobre las ruinas de las instituciones del viejo régimen. En ese proceso de lucha vacaremos en la práctica al poder ejecutivo, al legislativo y al resto de poderes del Estado. [7]

Esta Asamblea Constituyente Libre y Soberana nos permitirá discutir desde la raíz todos los problemas estructurales que afectan al país, por ello, deberá tener funciones ejecutivas y legislativas. Aquí pelearemos por la anulación de la suspensión perfecta de labores que genera miles de despidos y empezaremos anulando todas las reformas anti laborales impuestas por Fujimori, Toledo, García, Humala, PPK y Vizcarra. En ese entender, batallaremos por darle fin a la tercerización laboral, al régimen CAS y por el nombramiento de todos los trabajadores contratados en el sector público, empezando por el sector salud que hoy se encuentran en primera línea contra la pandemia, además de ello, aprobaremos aquí el salario de cuarentena equivalente a 1,500 soles mensuales para todos los trabajadores que se quedaron sin trabajo y para los ambulantes. Así mismo, plantearemos en este espacio la reconversión productiva y que se declaren de utilidad pública las clínicas privadas, las farmacias, los laboratorios, las plantas de oxigeno medicinal, los centros de distribución de equipos biomédicos, entre otros.

Queda demostrado así que el Programa de Transición propuesto por Trotsky hace 82 años está vigente en la actualidad ya que nos facilita herramientas muy potentes para luchar, con independencia política de las diversas variantes de la burguesía, por la conquista de un gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre. En ese entender, hacemos un llamado a las y los trabajadores, a los estudiantes, las mujeres, los campesinos e indígenas a luchar por imponer un programa favorable a nuestra clase que nos permita avanzar hacia la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores.

Referencias:

1. Intercopr. “Empresas del grupo Intercorp”. https://intercorp.com.pe/empresas.html (Consultado el 19- 09-20)

2. Bloomberg Economics. “Perú lidera la crisis económica mundial con una caída trimestral del 30,2%”. bloomberg.com/news/articles/2020-08-20/peru-leads-regional-economic-crash-with-30-2-quarterly-drop. (Consultado el 15- 09-20)

3.Ibídem

4. INEI. “Sitiación del mercado laboral en Lima Metropolitana” ”https://www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/boletines/05-informe-tecnico-n05_mercado-laboral-feb-mar-abr.2020.pdf . (Consultado el 15- 09-20)

5. Juan Valenzuela, “El Programa de Transición: una lectura para la crisis en curso”. http://www.laizquierdadiario.cl/El-Programa-de-Transicion-una-lectura-para-la-crisis-en-curso. (Consultado el 16- 09-20)

6. León Trotsky, El programa de transición de la fundación de la IV internacional. (Buenos Aires: Ediciones IPS, 2017) P. 46.

7. José Rojas, “Frente a la podredumbre del régimen político impongamos una Asamblea Constituyente Libre y Soberana”. http://www.laizquierdadiario.pe/Frente-a-la-podredumbre-del-regimen-politico-impongamos-una-Asamblea-Constituyente-Libre-y-Soberana . (Consultado el 18- 09-20)