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Red Internacional
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Entrevista. El canto mapuche llega a Buenos Aires con Anahí Mariluan

“No sé si soy música, creo que soy una traductora de los sonidos que me rodean”, dijo en la entrevista Anahí Rayen Mariluan, cantante mapuche que se presenta en CABA este 8 de noviembre.

Martes 8 de noviembre de 2016

La Izquierda Diario entrevistó a la voz femenina Mapuche, Anahí Rayen Mariluan (significa Flor de la gran fuerza) que por primera y única vez en el año llega a Capital Federal, siendo una de las voces más cautivadoras del panorama musical actual. Una artista que recorre la tradición y la cultura mapuche con determinación y prolijidad.

Anahi Rayen Mariluan proyecta su música desde la raíz mapuche tradicional hacia un sonido contemporáneo, en diálogo con instrumentos ancestrales y atmósferas de diversos orígenes.

Sus dos discos solistas “Kisulelaiñ (2015) y ¨Amulepe taiñ purrun¨(2016) forman parte del catálogo selección en El Club del Disco.

Anteriormente editó dos álbums con su proyecto Tamborelá (Tambor + Ella/2005 y Mujeres al pie de la cordillera/2009), editó el premiado documental ¨Cantos de la memoria – Cantos con sentido¨(2008) y publicó el libro - CD ¨Instrumentos de barro – tierra que canta¨ (2012) en conjunto con Julieta Medina.

Su video clip Mapu Kimun ha obtenido el primer premio en el Festival Audiovisual FAB2015 con dirección de María Manzanares y Bruno Osorio, autores del video YATESH, también de autoría de Mariluan.

"Mapu Kimun"

El martes 8 de noviembre presentas La Paila, en Buenos Aires. ¿Con qué se va a encontrar la gente en la presentación de tu último disco, “Amulepe Taiñpurrun (Que siga nuestro baile)”?

  •  Voy a estar con mi segundo disco “Amulepe Taiñpurrun”, “Que siga nuestro baile”, es su traducción. En este disco yo trato de cantarle a la vida. Pero no es una decisión propia, sino que encierra el profundo respeto que tiene mi pueblo por todo lo que constituye vida. Y “que siga nuestro baile” porque el pueblo Mapuche sigue resistiendo, pese a la desdicha, a la quita de territorios, a la falta de derechos, el robo de la dignidad que sufrieron nuestros mayores, producto de un genocidio aún no reconocido. El sistema de vida civilizatorio en el que supuestamente vivimos llama siempre a la muerte. Es extractivismo está por encima de nuestras voluntades, de manera que yo pienso seguir alimentando las pilas de mi pueblo y su forma de resistencia, por eso es que siga nuestro baile.

    La particularidad de mi música radica en que la lengua está en mapudungun, y en esa belleza yo encuentro un punto de conexión política, entre la música que, digamos es mi oficio y la perspectiva de la palabra que quisieron ausentar. Entonces, la particularidad de la música es esa, es enteramente el mapudungun, y en este disco yo he querido hacer una continuidad del anterior, del primer disco que salió del año pasado, que fueron cantos creados en la gesta de mi hijo. Entonces es un canto a la vida, tanto el anterior como este, que se llama “Kisulelain” (No estamos solas) y habla de esto, de que nosotros no estamos solos por más que los ojos vean la soledad. En nuestros corazones viven nuestros ancestros. Alrededor nuestro están todos los nehuenes rodeándonos, y nosotras mujeres como dadoras de vida estamos allí de resistentes.

    El concierto de La Paila, entonces será un resumen entre los dos discos que fueron editados por El Club del Disco por suerte, porque yo vivo en Bariloche.

    La gente va a escuchar la palabra en que la tierra se expresa, y música de una compositora mapuche y por otro lado se va a encontrar con un mundo que parece lejano, pero que para nosotros está muy presente, sobre todo por la imponencia de la belleza del pueblo Mapuche y su territorio. Nosotros seguimos día a día, hijo a hijo y yo me sumo a ese conjunto de voces. Quizás se pueda ver una música de solista, pero como digo en el primer disco, “Kisulelain”, “no estamos solas”.

    No van a ir a escuchar algo exótico, van a escuchar la música de un pueblo vivo.

    Venís de una formación académica clásica, ¿Cómo es esa amalgama entre tu formación – que generalmente suele estar alejada de la concepción de la música tal como lo plantean los pueblos originarios – y tu canto al agua, la tierra, al viento y a la naturaleza misma, cómo se da esa conjunción y cuál es la síntesis que se genera con tu pasado?

  •  He pasado por varias universidades y tengo formación musical pero yo me he dedicado al oficio de la música en la mayoría de las cosas que he tenido la suerte de estudiar. Creo mucho en ese espacio simbólico y le estoy muy agradecida.

    Si bien para mi pueblo la música no existe como ciencia, no hay una palabra que la defina. Yo hago cantos. No sé si soy música, creo que soy una traductora de los sonidos que me rodean.

    El conocimiento sana, por eso me refiero a la música como oficio, porque en definitiva yo no tengo un título de música, tengo título de Licenciatura en Folklore y de Teatro, y he estudiado Etnomusicología y Comunicación Social. Pero el sistema en el que yo he estudiado no condice para nada con el conocimiento, que entonces en algún punto, estoy enemistada con “la academia” y su rol occidental, por eso vivo en Bariloche, y aprendo de mis universidades que lo conforman los colectivos y la historia no oficial que lleva a los distintos pueblos a un lugar de sabiduría. Por lo menos la expresión de una música que pertenece a un pueblo vivo, y esto es realmente revelador, por más que nos creamos que estamos en un lugar evolutivo, la gente sigue asociando a los pueblos originarios con el pasado. Sin embargo nosotros vivimos un presente muy hermoso, plagado de belleza y de una cosmovisión que ayuda a vivir, y es genial porque tuvimos una expresión en plural.

    "Yatesh"

    Vos planteás la idea del “círculo que crece” como un canto circular y según tu concepción, le das un lugar muy importante a la mujer, con “no estamos solas”, “las mujeres se fortalecen”. ¿Cuál es la relación con el lugar que tiene la mujer y qué opinás sobre la organización de las mujeres alrededor de Ni Una Menos y las reacciones que se dieron a raíz de los femicidios?

  •  Nuestro pueblo Mapuche tiene más de 10 mil años de existencia, de manera que hay que reconocer muchísimas etapas, y en alguna de ellas tenemos la herencia patriarcal. Sin embargo, siendo un pueblo que pone todo al mismo nivel, a un círculo de organización política horizontal y de encuentro, no hay un concepto que revele lo de género.

    Eso es una construcción devenida de occidente, la violencia y el patriarcado no nos pertenece. Sin embargo, con mi música, a través del canto yo trato de empoderar a las mujeres, porque nosotras somos las dadoras de vida y continuadoras de la vida de distintos pueblos originarios.

    Es raro encontrarse con compositoras mujeres, que es el lugar donde yo me empodero de manera personal y creo mis propios campos. Es decir, conozco muchísimo la música tradicional de mi pueblo pero yo quiero cantar mis vivencias, y en esa vivencia me pronuncio contra la violencia en todo su espectro.

    Retomando tu primer respuesta donde hacés referencia al aspecto político, en tu último disco reivindicas a Víctor Jara y Violeta Parra. ¿Qué sentido le das a esos autores en función de tu posicionamiento político?

  •  Para mí, Violeta Parra y Víctor Jara han sido gente que en una época muy dificultosa han podido observar el dolor de la tierra. Son autores a los que tenía ganas de hacer una devolución, un homenaje.

    Y algo que me pasó con un músico, Euskeda, que dijo que ya no tenía ganas de expresarse en el lenguaje del colonizador, me emocionó tanto que tomé la decisión de expresarme en el poco mapudungun que domino. Entonces traduje esos temas para incluirlos en el mensaje que voy descifrando.