Cine. El creador de El viaje de Chihiro volverá a dirigir una nueva película

El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke, Mi vecino Totoro, Ponyo, El castillo ambulante. Si sabés de lo que hablamos, seguramente se te escape una sonrisa. Y si no, quizás este sea el mejor momento para conocer el mágico universo de Hayao Miyazaki, uno de los mejores cineastas del mundo y el favorito por excelencia en el campo de la animación. De la mano de su creación, la productora Studio Ghibli fundada en 1985, el japonés se convirtió en toda una referencia y sus películas son una marca de autor adoradas por millones. Luego de su presentación a nivel masivo con el Óscar a la Mejor Película Animada por El viaje de Chihiro en 2001, la única de habla no inglesa en ganarlo, Miyazaki y Studio Ghibli pasaron a ser sinónimo de calidad para los cinéfilos del mundo.

En 2013 el director anunció su retiro para dar paso a las nuevas generaciones que se desempeñan en Studio Ghibli, pero esta semana fue noticia porque anunció, a los 80 años en una entrevista brindada a The New York Times, que se pondrá al frente de dirigir una nueva película. Lo que se sabe hasta el momento es que está basada en una novela de 1937de Genzaburo Yoshino que cuenta la historia de un adolescente de 15 años en Tokio, con una contextura pequeña para su edad y amante de las travesuras, cuyo padre ha fallecido recientemente. Toshio Suzuki, uno de los tres fundadores de Studio Ghibli junto con Isao Takahata, declaró que la película es “una fantasía a gran escala”.

En el extenso reportaje, manifestó que “la herramienta de un animador es el lápiz”: el director, por fuera de la parafernalia que le podría conferir su status, siempre trabajó a la par que sus colaboradores, dibujando personalmente la mayoría de las decenas de miles de fotogramas de cada película. Muy pocas veces recurrió a la utilización de imágenes digitales y algunas películas ni siquiera las tienen. El estilo visual que utiliza es un oasis de placer para la vista. El registro de los detalles son una de sus características, nada está incluido porque sí y la paleta brillante de colores sirve además para realizar profundos contrastes. El uso de la luz y de la oscuridad acompaña magistralmente cada parte de sus historias.

Por fuera de los cánones occidentales, donde en última instancia la disputa de poder entre el bien y el mal con su subsiguiente moraleja es una de sus constantes, el cine de Miyazaki es diametralmente distinto. Los protagonistas de sus películas suelen vivir historias que los llevan a experimentar situaciones inusuales, muchas de ellas con una fuerte carga poética y emotiva donde terminan encontrando fortalezas propias. En este contexto, ningún villano lo es en un sentido tradicional sino que también son personajes que pueden causar hasta ternura ya que se los comprende en el marco de su propia historia. "No soy un dios que decide lo que es bueno y malo", declaró el director. "Nosotros, como humanos, cometemos errores".

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A Miyazaki no le gusta enmarcar su trabajo en términos explícitamente ideológicos o morales. La misión de sus películas, dice, es "consolarte, llenar el vacío que podría haber en tu corazón o en tu vida cotidiana". Si tuviste el placer de verlas, ya sabés de lo que está hablando.