Al estilo de la derecha, el gobierno de Boric criminaliza a los y las trabajadoras del Estado, mientras buscan disminuir las licencias por enfermedad, abiertamente el gobierno se lava las manos de la responsabilidad de las condiciones de trabajo de miles de trabajadores del Estado precarios.
Martes 27 de agosto
A propósito de las medidas administrativas que levantó el Ministerio de Hacienda y la Dipres para los servicios públicos, de cara a la formulación del proyecto de ley de Presupuestos 2025, el cual busca frenar el ausentismo laboral en el sector público central, cuya principal razón son las licencias médicas por enfermedad o accidente común, habría que tener en cuenta que:
Lo de fondo es que, al estilo de la derecha, el gobierno criminaliza a los y las trabajadoras del Estado, quienes desempeñan su labor cotidiana en condiciones de precariedad. El Gobierno se lava las manos respecto de las paupérrimas condiciones de miles de funcionarios que hoy están bajo el alero del Estado, quien hoy se constituye como uno de los empleadores más abusadores en Chile.
Buscan tapar con un dedo la salud mental en pésimas condiciones de los y las trabajadoras
Es importante saber que el 30% de las licencias médicas emitidas son por trastornos mentales. El presupuesto para salud mental actual es de apenas un 2% del gasto público en salud. El Presidente Boric se comprometió a subir desde el 1.7% -al momento de asumir- al 6% al término de su mandato, pero 3 años apenas a incrementado 0,3 puntos porcentuales.
No se necesita ser profesional para darnos cuenta de que la salud en general y la salud mental en particular en Chile, incluso antes de la pandemia, venía sufriendo un rápido y estrepitoso deterioro.
Pareciera ser que el y la trabajador/a en general no tiene derecho a enfermarse, o bien, que este derecho se encuentra condicionado a no superar cierto porcentaje. Lo que queda fuera del análisis es la problemática causante de las enfermedades del trabajador/a, por ejemplo la precaria infraestructura de los espacios de trabajo; la sobrecarga laboral; la duplicidad de roles que los y las trabajadoras cumplen sobre todo en casos de mujeres jefas de hogar y a cargo de familiares (madres, padres, nietos,as, etc.).
Además, se compara con el ausentismo en el sector privado, sin considerar que en este sector las y los trabajadores se encuentran mucho más apremiados por el riesgo de perder el trabajo, pues cada año son miles de trabajadores que no tenemos certeza de la contratación de nuestros contratos laborales. Ahora bien, la inestabilidad también es una cuestión naturalizada que sufren la mayoría de los y las trabajadores del Estado que son honorarios, contratas y, por lo tanto, más oprimidos y más presionados a cumplir con sus obligaciones laborales, incluso por encima de su propia salud o de la salud o necesidades de sus familiares a cargo, haciéndose impensable la posibilidad de levantar luchas reivindicativas de sus derechos.
Las reales causas del “ausentismo” laboral
Comparaciones como la anterior apuntan a generar rivalidad entre los y las trabajadoras del sector público y privado, y, por lo tanto, a mantener a la clase trabajadora dividida.
La Dipres plantea que el objetivo es que “prevalezca la responsabilidad fiscal y el uso eficiente de los recursos públicos” pero ¿A qué costo? ¿Quién paga el costo de este “uso eficiente”? ¿Qué tan eficiente es para el trabajador que termina pagando con su salud la “eficiencia” de un sistema que se rige por la lógica empresarial de la productividad versus ganancia, cuestionando al trabajador antes que al sistema mismo? La realidad es que el Servicio se mantiene a base de la sobreexplotación laboral por la falta de dotación y de recursos apropiados para un buen desempeño de funciones.
Después de los trastornos mentales, la segunda causa en las licencias es por Covid19. Actualmente, y luego de 4 dosis de vacunación, el covid sigue entre nosotros. Solo que ya no son 14 días de aislamiento, sino 5 días de licencia, de los cuales solo te pagan 2, a contar desde la aparición de los primeros síntomas, es decir, cuando ya pasó el período de incubación y contagio. Medida paliativa y no preventiva, tal como es el modelo de salud en Chile.
Y la tercera causa es por enfermedades osteomusculares. Entre las que lideran el ranking tenemos: tendinitis, artrosis, lumbalgia, ciática, fracturas, luxaciones, hernias, dolor crónico, etc. Estas son enfermedades causadas por motivos simultáneos y múltiples de la vida de un trabajador/a: exceso de trabajo; malas condiciones de transporte en el cual los trabajadores/as pasamos entre 80 minutos y 4 horas diarias; alimentación deficiente debido a bajos salarios, a falta de tiempo para organizarse y de lugares afines para comer; deficiente infraestructura y falta de mobiliario ergonómico para una jornada de 9 horas laborales... entre muchas más.
El Estado y el gobierno se lava las manos
Pareciera ser que el Estado quisiera depositar la responsabilidad en los trabajadores, instalando puntos de vista tan propios del neoliberalismo que tienden a vaciar de contenido la acción colectiva y cooperativa que a diario los y las trabajadoras del sector público realizan. Fortaleciendo, de esta manera, nefastos discursos, tales como que el empleado público es flojo, vago y no quiere trabajar. Esto repercute en la opinión pública, tapando la realidad de que la falta de dotación y un escaso financiamiento deriva en un insuficiente servicio.
Desde la Dipres plantean que la necesidad de estas medidas se refiere a que “generan pérdidas que ponen en riesgo la calidad del servicio prestado a la ciudadanía”. El sector público no genera producción, presta servicios, entonces ¿en qué consiste o a qué se refiere con pérdida, además de la pérdida de la salud de los y las trabajadoras?
Con esto queda de manifiesto que, además del carácter empresarial del abordaje del Sistema Público, el presupuesto 2025 no toma en cuenta las necesidades y los problemas sociales que aquejan a la mayoría de las y los trabajadores. Muy por el contrario, dentro de su lógica mercantil y neoliberal, más que abordaje del problema, termina siendo un apriete a la clase trabajadora. Son medidas que tienden a aumentar la incertidumbre respecto a la continuidad laboral y naturalizan la explotación, precarizado aún más el sistema, con recortes que terminan pagando quienes día a día concurren a sus puestos de trabajos, a pesar de las alzas y las malas condiciones. Mientras que, en el lado de los empresarios, a las Isapres se le perdona una deuda millonaria, que también recae sobre el pueblo trabajador, con la venia del Gobierno y del Sistema Judicial.
Si se trata de un déficit fiscal, si el trasfondo es que no hay plata, resulta entonces aun más urgente y necesaria la nacionalización de los recursos naturales y la organización de toda la clase trabajadora que sostiene este país. Para que colectivamente y de manera cooperativa seamos nosotros y nosotras quienes dirijamos y controlemos todas y cada una de las instituciones, servicios, ministerios, universidades, isapres y AFPs de manera realmente eficiente para todo el conjunto de la población, eliminando el sesgo de clase que perpetúa las desigualdades sociales en tanto son siempre el mismo puñado de empresarios y familias que acumulan toda la riqueza que la clase trabajadora produce.
Contra la criminalización y la desigualdad para quienes trabajamos en espacios laborales del sector público, se requiere que las organizaciones sindicales como la Confusam, ANEF, las organizaciones de trabajadores de las universidades públicas, o la misma CUT, donde se agrupan, puedan ponerse en pie de defensa de los y las trabajadores.
Ante esta situación no podemos quedarnos inmóviles. Hoy la criminalización se levanta desde el gobierno para echar agua al molino al permanente ataque de la derecha a quienes conformamos los sectores más precarios del mundo laboral del Estado. No podemos permitirlo.
Como trabajadores del Estado precarizados debemos coordinarnos y cohesionarnos. Por esto queremos extenderte la invitación a participar este sábado 31 de Agosto, desde las 17:00 horas, en la Asamblea que impulsamos quienes participamos desde la Casa Cultural Marx, en la comuna de San Joaquín en Stgo. Para pensar colectivamente cómo enfrentar esta situación, el avance de la derecha y las condiciones de precariedad que enfrentamos los y las trabajadores en Chile.
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