Comenzó la preventa de la novela gráfica de Gato Fernandez, ilustradora y militante feminista quien relata en primera persona cómo fue abusada por su progenitor durante su infancia temprana. Conversamos con ella.
Jueves 11 de marzo de 2021 17:36
Comenzó la preventa de “El golpe de la cucaracha”, la novela gráfica de Gato Fernandez, ilustradora y militante feminista quien relata en primera persona cómo fue abusada por su progenitor durante su infancia temprana. Estudiante y dibujante de Carlos Trillo, se codeó desde adolescente con grandes referentes del mundo de la historieta y hoy saca a la luz su primer libro, que fue ganador del concurso literario del Fondo Nacional de las Artes 2020.
¿Cómo ingresaste al mundo de la ilustración?
En el libro ya estoy dibujando a los 4 años. Empecé a hacer historietas con mis propios personajes. A los 13 años hice mi primer fanzine y a los 17 años, me metí como autodidacta en la historia.
En mi libro, busqué que la forma de ilustrar fuese fácil, ya que el contenido es muy difícil. Hoy estoy comprometida con cuatro libros de “El golpe de la cucaracha”. Ya se publicó en España, Francia e Italia. Estoy armando una muestra, trabajé en la Fierro, participé de Clítoris y soy docente de historieta. Además, comenzaron a contactarse de diferentes espacios feministas, de colectivos LGBT y mis últimos trabajos tuvieron que ver con eso.
Desde muy chica estoy en el ambiente. Varias editoriales quisieron editar mi libro pero me decidí por una independiente porque querían robarme el alma por poca plata. Hace años que quiero ser editora de libros de mi autoría, dibujados como escritos. es lo que tengo pensado hacer en los próximos años.
¿Cuándo empezó a desarrollarse esta novela y cómo fue tu proceso interno para poder llevarla a cabo?
A los 23 años, hace diez años. Por mucho tiempo, la gente me decía que lo escribiera y no quería hablar del tema. Me parecía desagradable convertirlo en algo que tenga que ver con el arte. Con el tiempo me fui dando cuenta que era lo mejor para mi y para otres hacer algo que valga la pena literalmente dicho. A partir de ahí, hubo muchas versiones, tardé diez años. Hubo muchos focos, también fue mi zanahoria. Pasé por situaciones vulnerables, de necesidades básicas no satisfechas y pensaba que tenía que estar bien porque la protagonista del libro tiene que estar bien para que otras sepan que pueden estar bien.
Después de escaparme a los 20 años de la casa de mi vieja, mi mejor amiga y su familia me adoptaron. En 2016 ella vino y me dijo que una compañera de trabajo tenía problemas similares a los míos y que hacía muchas cosas. En ese momento hubo una victima de femicidio que fue muy fuerte y me dolió. Me hizo pensar que no podía ponerme en un lugar de “estar mejor” porque yo vivía y ella no, entonces cambié toda la perspectiva del libro. No se trata de decir “si yo puedo, vos podes”. Se trata de que alguien pueda sentirse menos solx y que tenga información al respecto.
El truco fue hacerlo en presente. El género autobiográfico, dentro de la historieta, está contado en el presente con imágenes del pasado. Decidí hacerlo desde la perspectiva de la nena ya que hay un montón de cosas que desde ese lugar no pueden pasar, como la victimización, porque la nena no puede victimizarse de algo que no entiende.
Es impactante pensar que no se ponga en un lugar de victimización. Los recursos que utilizas ¿son parte de tu imaginario en esa época o fueron para hacer la novela?
Por ejemplo, el tema de Dios y el bidet fue mezclar mi descubrimiento temprano de la sexualidad y, por otro, mis padres son ateos y mi abuela era muy religiosa. Yo no entendía nada de eso y me pareció interesante poder agregarlo. Con mi hermano, 4 años más grande, uno de los juegos que teníamos era estar en un mundo de fantasía todo el tiempo, disfrazandonos en nuestro cuarto. El resto de la casa siempre era un lío. Mi hermano, el realismo mágico de algunos escenarios que ella se imagina, los demonios, los mismo que rodean al padre, entre en juego todo eso.
Cuando la protagonista se puede defender es mediante la imaginación. en este caso, decidí hacerlo para que forme parte de su defensa, para que no sea una victima sino que haga algo al respecto, por más que sea su imaginación.
¿Cuándo denunciaste a tu progenitor?
En 2016. Fue un año muy quiebre. Los peritos dijeron que fue unánime el abuso pero mi madre y mi hermano denunciaron en mi contra y sobreseyeron el caso. No se puede apelar desde la manera que está planteado el caso. Además decidí que la justicia legal no es el medio para denunciar sino este, para que no haya fiscales que cierren el caso.
Por otro lado, tengo muy vivo esos años. No me fue difícil volver a ser la nena que fui, pero fue difícil llevarlo durante tres años, lo que duró hacer el libro, con cuestiones psicológicas de por medio. Fue muy doloroso pero creo que expresé bien lo que quería transmitir: por un lado la cotidianeidad, sos una nena de cuatro años en una familia con abuso y violencia. Pero además, jugás la mayor parte de ese tiempo, no entendés y tratás de hacer lo que podés con eso.
También es importante poder tener información al respecto. Por ejemplo, yo creía que para denunciar a mi progenitor, tenía que verlo sí o sí. Y no era así, no tenia la información. Por mucho tiempo pensé que debería guardarmelo para mí y no decirlo, que hablarlo estaba mal. Va más por ese lado, hay cosas que yo no pude. Hay gente que puede, gente que no. Hay muchos casos distintos, entonces cada une es distintx, lo vive de la manera que puede y está bien, es lo que puede.
Es muy fuerte el mandato social de culparnos a nosotras, desde muy chicas.
¿Qué puedes decir respecto al sistema judicial en estos casos?
Te hacen reiterar tu historia una y otra vez. Me tocó gente que me trató muy bien pero puede haber gente que te trate muy mal. Los peritos que son psicólogos y psiquiatras a la que ponen en la mira es a vos, a ver si estás cuerda. Esto no se hizo con mi hermano, mi vieja o mi progenitor. A ellos no los sometieron a ningún tipo de prueba psicológica o psiquiátrica. Simplemente tomaron su testimonio, el mío era el que estaba a prueba. Entiendo que esto viene del lado de que “el acusado es inocente hasta que se demuestre lo contrario” pero en estos casos, no debería ser así, debería tratarse de otra manera.
Hice la denuncia en una fiscalía. Es importante esto, incluso si es sobreseído el caso, es tu derecho denunciarlo y tiene que ser tomado. Yo fui a Tribunales. Podes hacerlo sin abogada y, como en mi caso que no tuve acceso a mi legajo hasta 5 años después, es tu derecho tener acceso a tú causa y se puede hacer sin abogado. Siempre es mejor estar asesoradx por algunx abogadx, por ejemplo está Abofem. Y también quiero decir que yo siempre estoy disponible para hacer la denuncia si necesitan ayuda con eso.
Si pensamos en quienes leerían el libro, ¿Qué te gustaría transmitirles?
Por empezar gracias, porque el libro en parte es para mí. La denuncia penal no funcionó, como suele suceder, esta es mi denuncia. Espero que le llegue a gente que le haga bien leerlo y a gente que tal vez no sabe que necesita leerlo. Que pueda resultar útil, no solo para mí. Mi plan malévolo es llevar el libro a las escuelas secundarias. Si alguien lee esta nota y puede ayudarme (risas)...
A mí me hubiera hecho bien leer un libro así en la adolescencia, creo que te ayuda. La mayor cantidad de casos de abuso sucede en ese período, entre la infancia y la pre adolescencia. Lxs sobrevivientes que conozco fueron abusadxs antes de los 10 años. Pensándolo desde mi lugar, tal vez hay que darle tiempo a la persona para que asimile pero estaría bueno que tenga más herramientas para hacerlo.
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