Hace casi nueve años el joven de Quequén fue detenido por la Policía, acusado de apedrear un local partidario del Momo Venegas. A las horas informaron a su familia que “se ahorcó” en una celda. Su familia asegura que no pudo ahorcarse y, además, su cuerpo estaba torturado. Pese a ser acusados de un crimen atroz, el Poder Judicial mantuvo a los cuatro procesados libres. Este lunes habrá juicio contra ellos en Necochea.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 21 de octubre de 2023 12:29
Foto Colectivo Contra el Gatillo Fácil
Este lunes 23 por la mañana, en los Tribunales de Necochea (6 y 87), comenzará el debate final por el crimen del que resultó víctima Michel “Noa” Suárez, un joven de 20 años que la noche del 6 de diciembre de 2014 fue detenido por la Policía Bonaerense en la ciudad de Quequén y terminó muerto dentro de la Comisaría Segunda de esa localidad.
Tal como es costumbre desde hace décadas en esa fuerza provincial (como en las del resto del país), se intentó hacer pasar el crimen como un suicidio. A pocas horas de haber sido detenido, llevaron el cuerpo (aún esposado) al Hospital Irurzun y llamaron a la familia para informarles que Noa se había “ahorcado” tras sacarse los cordones de las zapatillas y de la malla, hacer con ellos una trenza y atar su cuello a una ventana (de aproximadamente dos metros de altura).
La familia acusa a los policías Fernando Pérez Zenatti, Matías Larrea, Yanina Mohana y Héctor Allamanla de haber torturado a Suárez hasta su muerte. Por eso busca que se los condene a prisión perpetua. Para la Fiscalía, en cambio, se trató de un homicidio “culposo”; apenas se los considera responsables de “incumplir su deber” de quitarle preventivamente los cordones. Es decir que avala la versión original dada por la Bonaerense acerca del supuesto suicidio.
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Desde el primer momento la familia negó la versión oficial y luchó para que la verdad saliera a la luz. Se basan, entre otras cosas, en que desde su adolescencia el joven solía ser “verdugueado” y hostigado por la Policía, como gran parte de la juventud de las barriadas populares. “Estaba bajo amenaza constante”, afirman quienes lo conocieron. De allí que la detención y las torturas no fueron sorpresivas.
No es un dato menor que, la noche en la que fue detenido y muerto, Suárez usaba muletas debido a un golpe que días antes había sufrido en una rodilla. La familia siempre reclamó, sin éxito, que el Poder Judicial explique cómo pudo ser que, con una fuerte herida en una de sus piernas, estando esposado y a oscuras en la celda llamada “locutorio” (como afirmaron testigos), lograra armar una trenza con sus cordones y colgarse de una reja sin que ningún oficial se diera cuenta.
Por si fuera poco, denuncian que el cuerpo del joven tenía heridas, hematomas y sangre que denotaban que había sido fuertemente golpeado. Su propia madre, Susana Monje, vio esas huellas de tortura cuando fue a reconocer el cuerpo. Hay testimonios de otras personas, también detenidas en ese momento en la Comisaría Segunda, que aseguran haber escuchado “gritos y golpes” al momento de la detención.
Pero nada de eso fue relevado en la primera autopsia. Fue recién tras la intervención de la médica forense Virginia Créimer, como perita de parte convocada por la familia, que se pudo determinar la existencia de heridas previas a la muerte. Vale recordar que la provincia de Buenos Aires estaba gobernada por Daniel Scioli del Frente para la Victoria y su Policía estaba conducida por Alejandro "el Sheriff" Granados, garantes junto a jueces y fiscales de la mano dura y la impunidad.
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Pero la Fiscalía nunca tuvo en cuenta esa irregularidad y avaló la versión de los policías. De allí que el Ministerio Público los acuse sólo de “homicidio culposo y severidades” por incumplimiento de un protocolo de seguridad. Para la familia eso es “manoseo y manipulación de los hechos” por parte del propio Estado, que “maneja estas situaciones donde es responsable”.
Noa tenía 20 años. Era “un pibe de barrio, amiguero y familiero”, tal como lo definen sus conocidos. Pero como la mayoría de los pibes de la clase trabajadora y el pueblo pobre, el acoso policial no le era para nada extraño. Siempre le dijeron que alguna vez lo iban “a agarrar”. Cuando la amenaza se convirtió en certeza, dejaron sin padre al pequeño Tobías.
Juicio y castigo
Hoy encabeza la querella familiar Iván Franqui, sobrino de Noa. Tiene 22 años y tenía 13 años cuando ocurrió el crimen de su tío. Susana Monje falleció sin haber visto a los verdugos de su hijo presos. Lo mismo Sergio, hermano de Noa, y su tío Fabián. Junto a Iván están Naara, Maite y Alma, también sobrinas de la víctima.
Injustamente, desde 2017 el juicio oral y público se vino postergando. La familia está convencida de que esa demora (nunca justificada) configura una situación de impunidad que tuvo que ver directamente en los posteriores decesos de otros familiares. “Fallecieron en la angustia y la desidia, con el anhelo de justicia”, dicen desde el Colectivo Justicia por Noa Suárez .
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En 2021 hubo una primera instancia de debate oral y público, conducida por la jueza Mariana Giménez (subrogante del Juzgado Correccional 1). En representación del Ministerio Público Fiscal estuvo Walter Pierrestegui. Allí declaró, entre otros, el comisario Germán Herold, titular de la Comisaría Segunda de Quequén. Dijo que aquella noche el joven “no fue golpeado” y que “se vivió una situación horrible” cuando el oficial Allamanla gritó “¡Se colgó!” desde el “locutorio”.
Ante las inconsistencias del relato policial, la querella pidió la ampliación de la carátula por la que se juzga a los policías, exigiendo que pase a “torturas seguidas de muerte”. La jueza hizo lugar al pedido, pero incorporaró esa carátula como “acusación alternativa”, con lo que mantuvo la calificación original, favorable a los policías, montada por la Fiscalía en base al supuesto suicidio. Giménez se negó a ordenar la detención de los acusados, quienes llegan a esta nueva etapa del juicio en libertad.
Tras el debate de 2021, el debate iba a continuar en agosto de este año. Pero la familia de Suárez detectó “faltas graves” en el desempeño de quienes la representaban legalmente. Decidieron que el patrocinio pasara a manos de la abogada María del Rosario Fernández, miembro de la organización La Gremial , y solicitaron un aplazamiento de las audiencias. Finalmente se fijó fecha para este 23 y 24 de octubre.
En marzo de este año, ante la inminencia del juicio, a propuesta de militantes del Frente Popular Darío Santillán Corriente Plurinacional , se conformó el Colectivo Justicia por Noa Suárez con el propósito de visibilizar el caso, darle voz a la familia y replicar al máximo el pedido de justicia. Así, el caso viene siendo denunciado en actividades y eventos a lo largo y ancho del país. Participan de las convocatorias, entre otras, la CTA Autónoma , la Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil , la Corriente Antirrepresiva , partidos de izquierda y la Unidad Piquetera .
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El Colectivo convoca para este lunes a las 10 de la mañana a acompañar a la familia de Suárez en el reclamo de justicia frente a los Tribunales de Necochea, ubicados en 87 y 6 de esa ciudad bonaerense. Ya han recibido la solidaridad (y se espera que puedan estar presentes), entre otres, de familiares de Luciano Arruga, de Darío Santillán, de Robinson Gatica (Villa La Angostura), de Brandon Romero, Alejandro Olmos y Nahuel Lagos (Mar del Plata), de Natalia Melman (Miramar), de Omar Cigarán (La Plata). También serán parte colectivos artísticos locales comprometidos con la lucha antirrepresiva y la defensa de los derechos humanos.
Habrá un “micrófono abierto” para que familiares, organizaciones y público presente puedan brindar sus mensajes. También se leerán poemas alusivos que produjeron desde el FPDSCP .
Según informaron, el objetivo del Colectivo Justicia por Noa Suárez es continuar, más allá del juicio, “coordinando con organizaciones sociales, colectivas y personas independientes para conformar un espacio en defensa de los derechos humanos en la ciudad de Necochea y Quequén”.
“Esta lucha es por Noa y toda su familia, por su mamá, su hermano y su tío que no van a poder ver con sus ojos cuando logremos hacer justicia, por Darío y Maxi, por Saúl Canessa, por Gastón Díaz, por Facundo Astudillo Castro, por Santiago Maldonado, por Rafael Nahuel, por Florencia Magalí Morales, por Brandon Romero, por Natalia Melman, por Robinson Gatica, por Elías Garay y una interminable y dolorosísima lista de personas muertas en manos de la Maldita Policía”, escribieron desde el Colectivo en su convocatoria para este lunes frente a la sede judicial necochense.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).