El paro que iniciaron trabajadores de la UPN sigue, aunque no de forma completa. Esta lucha ha servido para visibilizar las condiciones que se le están imponiendo a su comunidad las cuales son de un gran deterioro para realizar sus labores.
Jueves 7 de marzo
Desde el pasado 26 de febrero, parte de la comunidad de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), compuesta por estudiantes, docentes y administrativos, iniciaron un paro que fue acompañado de bloqueos carreteros y movilizaciones, causa de la precarización de las condiciones laborales y de estudio, junto con el mal estado de las instalaciones que afecta a los tres sectores, así como la falta de pago de prestaciones que la autoridad adeuda desde 2020. En estos momentos, el paro sólo se mantiene de forma parcial, con la rectoría cerrada.
Las protestas cuestionaron la versión oficial de que existe un déficit fiscal y que por eso no pueden ser pagadas distintas prestaciones, apuntando que se dio un fraude al fideicomiso de investigación de la universidad por 26 millones de pesos que no fue investigado, pero según la autoridad eso no es motivo de déficit, pero sí el pago de las prestaciones del personal.
Asimismo, manifestantes denunciaron que para el caso de la unidad Ajusco desde 2013 no ha habido concursos de oposición para ocupar plazas docentes, y en el caso de las demás unidades de la Ciudad de México desde 2008, por lo que se ha estancado la renovación de la plantilla.
Por su parte, la situación de los estudiantes no es mejor, pues el deterioro material de la universidad es grande e impacta directamente en las condiciones de estudio. Por ejemplo, la biblioteca se inunda debido a la falta de impermeabilizante, el elevador está prácticamente inservible, además de los problemas de inseguridad en la zona. Lo que muestra que la política de las autoridades apunta a la precarización laboral y de las condiciones que permiten el quehacer académico más elemental, dejando sin derechos al conjunto de la comunidad.
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Una política de ataques contra los derechos laborales
Pero la cosa no se detiene ahí, pues esto es producto de una situación más general, ya que a principios de febrero docentes de la propia UPN de la CDMX y Oaxaca se movilizaron a causa de los esquemas de contratación precaria, pues el 80% de la plantilla de profesoras y profesores no son basificados, sino que son de lo que se ha llamado de “asignatura” que también tienen otros nombres, como eventuales, interinos y hasta de servicios profesionales docentes. Los cuales, si bien llegan a tener importantes diferencias en los esquemas de contratación, todos comparten un factor común, la inestabilidad en el empleo por la falta de una plaza fija.
Este esquema se repite en todas las universidades del país publicas o privadas, con su diversas variaciones en donde existen las burocracias académicas, que básicamente se llevan todos los beneficios y tienen onerosos sueltos, los cuales se pueden encontrar conviviendo con los profesores de asignatura que tienen miserables salarios como pasa en la UNAM, la UAM, UAS, la UAZ, el IPN o la UACM, hasta sus expresiones más extremas, como las Universidades del Bienestar Benito Juárez (UBBJ) y la Universidad Rosario Castellanos (URC) creadas por la 4T y las cuales tienen la característica de no contar con ni un solo trabajador basificado, en donde la precarización en total.
Sabemos que no todos los profesores-investigadores son burocracias académicas, así como sabemos que estos esquemas que atentan contra los derechos laborales no los inició el Morena, pero durante este gobierno no sólo han continuado, sino que incluso se ha profundizado, ya que el proyecto de gobierno apuntó a que cada vez existan menos puestos de trabajo que cuenten con plaza y cada vez más las funciones sean ocupadas por trabajadores que no cuentan con base. Incluso que ni siquiera puedan ser reconocidos como trabajadores, como es el caso de los programas sociales de la CDMX, como es el caso de PILARES, en donde se manejaba que sus integrantes eran beneficiarios de un programa social o becarios.
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Una salida de unidad
Es necesario que los sectores democráticos y combativos agrupados dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), como lo es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) arropen la lucha de la comunidad de la UPN, pues dicha universidad es parte de este sindicato. Por lo que se vuelve indispensable que los profesores de nivel básico arropen a sus compañeros que se están formando para ser maestros, lo cual se hace más importante en este caso al formar parte del mismo sindicato.
Pero esa situación no tendría que quedarse ahí, ya que ayudaría a sentar el antecedente del apoyo de los trabajadores de la educación básica con los de superior y media superior que no necesariamente pertenezcan al SNTE, como es el caso de las universidades autónomas, las cuales también son blanco de ataque contra los derechos laborales, así como el conjunto de la educación. Lo que desde nuestro punto de vista es fundamental para vencer, porque consideramos que la unidad de las luchas, movilizadas de forma independiente del Estado y todos los partidos del congreso, avanzando de forma decidida es la clave para vencer.