Publicamos el tercer capítulo del programa del Partido Bolchevique Leninista cubano de 1933, en el cual se aborda el problema de las razas.
El marxismo ha demostrado de manera fehaciente que la explotación del hombre por el hombre, el carácter de clase del estado, los antagonismo sociales; las opresiones violentas de una clase por otra son la base económica real y positiva de las desigualdades sociales. Esto significa, en otros términos, que las divisiones existentes en la sociedad no provienen de una calculadora sistemática teoría de desplazamientos de los hombres sino como las consecuencias del desarrollo mismo de la evolución de la humanidad. Es en este sentido que no puede haber división social “clasista” de la misma. Los pueblos, no obstante, tienen cada uno, dentro del marco mismo fundamental de la economía capitalista peculiaridades específicas que los hacen confrontar problemas étnicos y nacionales. Estos problemas, cuyos orígenes difieren, no son tampoco ocasionados por causas ajenas al desarrollo económico y social del mundo.
En un país donde la tercera parte de la población es negra y mestiza, forzosamente la cuestión de las razas tiene que ser tratada y resuelta. Mucho se ha atacado en América Latina y en todo el mundo, este problema de las razas oprimidas, de las razas doblemente explotadas y opresas. En Cuba no han faltado voces que se hayan alzado para ignorar airadamente la existencia de un problema de razas en el país, y voces también de extrema izquierda, que han elevado el cuádruple el valor nominal y político de la cuestión. En América Latina la cuestión de las razas se plantea en dos términos distintos: el problema indio y el problema negro. El primero afecta a casa toda América Latina en tanto que el segundo es específico de Cuba, Antillas, América Central y el Brasil.
En los países del Caribe, el negro no es un elemento autóctono, originario. En esto lo diferencia enormemente del indio y lo conforma de una manera peculiar es de ahí de donde tiene que arrancar todo análisis y estudios de estos problemas. No se le pueden dar soluciones injertadas o extraídas de países extraños porque no harían más que agudizar la cuestión y o resolverla. Los orígenes del problema se pierden en la Historia de la Colonización española. Merece un amplio estudio, que sin duda alguna los marxistas de América están en la obligación de hacer. Si no existe una explicación económica, social, de la cuestión que se debate, el aventurerismo estaliniano, que no ha vacilado en impulsar a mano criminal de la división racial, por tal de encontrar un apoyo ficticia a su política.
Si para el negro, el problema agrario es algo impuesto por razones históricas no significa lo mismo para el indio.
Para las razas indígenas la colonización de América no representó otra cosa que una interrupción de su evolución natural, que produjo efectos retardatarios en el desarrollo de ellas. El marxista peruano José Carlos Mariátegui ha demostrado como: “Los pueblo como el quechua y el azteca que habían llegado a un gran nivel avanzado de organización social retrogradaron, bajo el régimen colonial a la condición de dispersas tribus agrícolas” Y es que el indio es el elementos autóctono de América Latina, sometido por los colonizadores primero y que arrojándolos de sus tierras los han convertido en esas condiciones de parias. Penetrando en la base del problema negro, nosotros afirmamos que no existe ni puede existir una lucha de razas, sino la lucha de clases. No puede en modo alguno desligarse esta cuestión de la raza negra del proceso de la emancipación social de las masas trabajadoras. Los orígenes del problema negro lo hallamos en Cuba en los comienzos del Siglos XVI. Para el desarrollo de la agricultura y su mejor explotación en aquella época de dominación feudal, era preciso utilizarla mano de obra esclava que faltaba en este país por el aniquilamiento de las masas indias. En virtud de esta necesidad de brazos esclavos es que tiene lugar el vergonzoso tráfico de negros desde las costas de África a las regiones del Caribe. Millares de esclavos negros son arrojados sobre Cuba al extremo de que, en censo de población verificados a mediados del Siglo XVIII, la población negra era numéricamente superior a la blanca. Durante todo un siglo va lentamente desarrollándose el sistema de producción feudal, de explotación de la tierra, hasta que la introducción de las máquinas de varo, y la importación y cultivo de la caña de azúcar, motivan un “cambio lento, pero altamente revolucionario”.
Aquella introducción de las máquinas y su aplicación parcial al cultivo de la caña de azúcar fue desplazando sistemáticamente millares de negros esclavos, y ligándolos a tierra en carácter de asalariados. No estudiaremos las distintas fases de la lucha “anti – esclavista” sostenida contra Inglaterra contra España, que fueron también motivos de eliminación en parte de la esclavitud negra. Al pasar Cuba de ser colonial ganadera, a colonia agrícola, y después que el adelanto de la técnica y el inicio de la manufactura, abolían de por si la titulada esclavitud negra, se abría una nueva característica al problema de razas. La simplificaciones y adelanto del cultivo de caña, iba desplazando a su vez a grandes núcleos de negros, que no han hallado el trabajo en el campo, se iban reuniendo en las ciudades al amparo de la servidumbre doméstica, último vestigio de la esclavitud. Este sector numerosísimo de la población negra, que empezaba a vegetar sobre la aristocracia criolla, fue engendrando el llamado “parasitismo social” de un importante sector de la raza.
Aquí ya empieza a perfilarse el problema negro, en las fases que lo informan en nuestros días, de la manera siguiente:
Uno. El esclavo que se iba emancipando en virtud de cese de la explotación de la caña por métodos de trabajo atrasados, pasaba en carácter de asalariado, a ligarse al problema agrario, a colocarse “en la base” de la producción.
Dos. El esclavo negro, que las mismas causas lo emancipaban, junto con el resto de los esclavos que sustituían, se refugiaba en las ciudades en la servidumbre doméstica o entraba en los talleres como asalariado.
En esta forma, uno de los objetivos centrales, y que más fue discutido por el pensamiento liberal burgués del Siglo XIX, lo constituyó la lucha contra la esclavitud. Los esclavos colocados en la base de la producción en los campos son hoy la gran masa negra, terriblemente explotada en las plantaciones azucareras, y sometidas al yugo burgués imperialista. Los que emigraron a la ciudades, con la abolición de la dominación española, devinieron unos en: proletarios explotados en las fábricas, y otros, sin trabajo, ni bienes, en la gran masas desclasadas, camino del “lumpen proletariado” de hoy.
Es en extremo interesante, el estudio de las formas de que se vale la burguesía nativa y el imperialismo, para mantener bajo su influencia a las masas negras. Las luchas por la independencia de los negros de Cuba están cuajadas de la participación de los negros en ella, hasta tal punto, que sin su intervención, no hubiese frutecido ninguna insurrección en este país. DE ESTA PARTICIPACIÓN EN LAS LUCHAS INSURRECIONALES, y POR EL HECHO DE No HABER EN ELLAS OBTENIDO NADA POSITIVO, SE VALE DEMAGÓGICAMENTE LA BURGUESÍA, PARA SOMETER MAS BAJO SU YUGO A LAS MASAS NEGRAS EN CUBA. El negro ha sido en la isla, en los años de la dominación española, un elementos revolucionario capaz siempre a la vanguardia de la lucha. Utilizando por los terratenientes unas veces, y otras por los burgueses, ha sido el nervio de la lucha revolucionaria en 1868 y 1895. A la postre, ha quedado en idénticas condiciones.
¿Qué situación actual tienen las masas negras y cuales es su composición social? En muy escaso número nosotros hallamos negros burgueses o terratenientes burgueses. Forman en las filas de la población trabajadora: casi todos en la siguiente relación.
a. La masas negras ligadas el problema agrario, están estrechamente vinculadas al proceso de revolución agraria.
b. Un numeroso proletariado negro de ciudades: que sufre la discriminación burguesa imperialista, y colocado conjuntamente con el resto del proletariado en el frente de la evolución. No puede haber división alguna a este respecto.
c. Existen asimismo numerosas razas negras, desclasadas que forman el lumpen proletariado, y en las cuelas se apoya la burguesía para la realización de su política. Sumidas en una ignorancia secular, embrutecidas, viven parasitariamente, como agente políticos de la burguesía y constituyen fuertes sostenes de la reacción imperialista, extraídos de los más bajos fondos sociales.
Estamos acordes en que el triunfo del proletariado será el único que garantizará una verdadera liquidación del problema de razas. Nosotros proclamamos el derecho de las masas negras, como parte del derecho del proletariado en general, aun cuando admitimos la existencia de una cultura racial negra, sin que esto entrañe una “autodeterminación”, que en Cuba no es necesario propugnar. Los intentos de discriminación han sido aplicados en determinados sectores de la industria en Cuba, especialmente, en aquellos en los que detenta el poder el imperialismo. Esta manifestación “chauvinista” debe ser combatida sin piedad, no incurriendo por ello en un aumento de luchas de razas, sino liquidado sobre la base de la lucha de clases. La ignorancia a que se encuentran sometidas vastas masas negras hace que considerables sectores de ellas, halagadas demagógicamente estén al lado de la reacción. Es necesario atraer las masas negras a nuestros sindicatos, a las luchas antimperialistas, a fin de atraerlas a la lucha del proletariado y campesinado, pues aún no han comprendido que sus intereses son los mismos del proletariado, en franca lucha contra el imperialismo y sus agentes nacionales.
La teoría irresponsable del estalinismo, que propugna en Cuba por la libre determinación de los negros de Oriente, tiene que ser combatida de una manera implacable, demostrando todo su contenido criminal y demagógico. No es cierto de la autodeterminación de los negros, sea la solución al problema de razas, El derecho de las masas trabajadoras en general, se manifiesta en la lucha a través de la liquidación del capitalismo. El negro, considerado como elemento explotado por el actual régimen social, debe luchar vigorosamente como trabajador, por la extinción de este sistema oprobioso. En las regiones de Cuba, donde la población negra es mayoritaria, ésta se expresará revolucionariamente, a través del poder de los soviets, siempre como proletariado que recoge toda la voluntad de las clases oprimidas, a través de sus órganos de dominación. Es de ahí que se ve con toda nitidez el carácter falso y profundamente demagógico de la consigna propugnada. El estalinismo, al fomentar las diferencias raciales, se cava su propia tumba. Esta consigna, que en algunos lugares de la Isla se ha llevado a una grosería tal, que ha abocado a una situación violenta las diferencias, sólo conducirá al proletariado negro a la ruina, a masacres y muertes. Es una provocación estalinista que pagarán muy cara los trabajadores todos. El deber principal de los bolcheviques leninistas, es desenmascarar de una manera implacable, y condenar a la vergüenza proletaria, todo ese oportunismo miserable y traidor, que sólo trata de especular con las cuestiones más fundamentales y precisas de la revolución.
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