Las jubilaciones para las fuerzas armadas tienen garantizados privilegios que la mayoría de los chilenos perdió desde que la dictadura de Pinochet impuso el sistema de administradoras de fondos de pensiones.
Martes 19 de septiembre de 2023 20:50
En 1981, la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet instauró el actual sistema de AFP (administradoras de fondos de pensiones), privatizando las jubilaciones, que 42 años después condena a millones de jubilados a recibir pensiones de miseria que no alcanzan ni siquiera la línea de la pobreza.
Mientras millones de trabajadores eran obligados por la dictadura milita a abandonar las cajas previsionales y afiliarse a las AFP, las Fuerzas Armadas, conscientes de que este modelo no beneficiaba a las personas sino que inyectaba millones de pesos al sistema bancario y a los mercados de capitales, se mantuvieron al margen de este nuevo sistema. De esta manera, el Estado se convirtió en el gran garante de los privilegios que representan las pensiones de los uniformados.
Un estudio de la Fundación Sol reveló cómo el modelo de pensiones utilizado por las Fuerzas Armadas ha incrementado el monto de las pensiones en más de un 28,1% en el caso de las pagadas a través de CAPREDENA (Caja de Previsión de la Defensa Nacional) entre 2005 y 2022.
En el mismo estudio se presentan varios datos interesantes sobre los montos pagados a través de CAPREDENA (Fuerzas Armadas) y DIPRECA (Orden y Seguridad). En CAPREDENA, el promedio de las pensiones pagadas es de $1.079.356 pesos, considerando el universo total de 104.976 pensiones pagadas por esa Caja.
Dentro de este sector existen enormes diferencias entre la alta jerarquía (oficiales) y la baja jerarquía (suboficiales) del Ejército. En el primer caso, el promedio del valor pagado alcanza los 2.478.635 pesos chilenos (desde un Alférez hasta un General), mientras que en el segundo caso es de 1.041.558 pesos. Es decir, la diferencia entre las pensiones de oficiales y suboficiales es de 2,4 veces más alta que los montos promedio pagados.
Además, se observa un sesgo de género en las pensiones, donde las mujeres reciben, en promedio, 785.585 pesos chilenos, en comparación con los 1.264.682 pesos que reciben los hombres, es decir, un 49% menos.
En el caso de DIPRECA (Dirección de Previsión Carabineros de Chile), que se encarga de pagar las pensiones de Carabineros, Gendarmería y otras fuerzas represivas, el promedio de las pensiones pagadas es de 1.180.293 pesos chilenos, considerando el universo de 70.793 pensiones pagadas por esa Caja, con grandes diferencias entre las tres fuerzas.
En el caso de Carabineros, el promedio de las pensiones alcanza los 1.066.632 pesos chilenos, mientras que para Gendarmería es de 1.478.245 pesos y para la PDI (Policía de Investigaciones) es de 1.704.691 pesos. En este caso, el aumento de las pensiones pagadas en relación con el período analizado ha sido drástico, con aumentos del 30,2% para la PDI, 35,3% para Carabineros y 83,5% para Gendarmería entre 2006 y 2022.
Los datos del informe dejan claro que las jubilaciones de los militares y otras fuerzas represivas son mucho más altas que la de cualquier trabajador. En el sistema de CAPREDENA (Fuerzas Armadas), las pensiones promedio entregadas superan en 3,36 veces la pensión promedio de aquellos trabajadores que se encuentran en condiciones similares en términos de años de trabajo, a través del sistema de AFP. En el sistema de DIPRECA (Carabineros y otras fueras), las pensiones promedio entregadas superan en 3,96 veces el monto de la pensión promedio pagada a través de las AFP.
Otro dato relevante a considerar es que el actual modelo de las Fuerzas Armadas, garantizado por el Estado, contempla dos tramos para la jubilación de los miembros del ejército: la jubilación con 20 años de servicio, que paga dos tercios de la última remuneración, y más de 30 años de servicio, que contempla el 100% de la última remuneración.
Aunque el estudio no proporciona datos relacionados con las edades de jubilación, según un informe de CAPREDENA y DIPRECA presentado a la cámara de diputados en 2015, en el marco de la ley 20.735 que modificó el sistema para eliminar la doble jubilación, las edades promedio de jubilación en las ramas de orden y seguridad rondan los 54 años, siendo de 56 años para el ejército, 51 años para la armada y 56 años para la fuerza aérea, muy lejos de los 65 años requeridos para los hombres o los 60 años para las mujeres en el sistema de AFP.
Es importante destacar que en Chile, el sistema de pensiones de las Fuerzas Armadas es financiado casi en su totalidad por fondos provenientes de fondos de Estado nacional. Según el informe de CAPREDENA, el 93,62% de los fondos utilizados para pagar las pensiones de sus miembros proviene del presupuesto nacional, mientras que solo el 6,38% es aportado por los mismos funcionarios.
De acuerdo con el informe de la Fundación Sol, el presupuesto para 2022 destinó 2.517 millones de dólares para pagar 175.179 pensiones a las fuerzas armadas, lo que equivale al 0,83% del PIB nacional. En el mismo año, el presupuesto destinado a pagar la Pensión Básica Solidaria y el Aporte Previsional Solidario (PGU) alcanzó los 5.531 millones de dólares para financiar 2.218.178 pensiones, lo que corresponde al 1,83% del PIB.
El Estado chileno desembolsa anualmente 2.493 dólares por cada jubilado civil, mientras que en el caso de las Fuerzas armadas este monto asciende a 14.368 dólares, dejando claro el beneficio que los militares se garantizaron durante la dictadura militar y que hoy se mantiene.