A poco días del último paro nacional, continúan las repercusiones sobre el peso contundente que tienen los gremios del transporte tanto en las metrópolis como en el resto del país. En pocas palabras, el rol decisivo de la UTA y La Fraternidad, los posiciona como nuevos detentadores de poder que golpean para negociar.
Sábado 4 de abril de 2015
Muchos análisis han surgido tratando de caracterizar qué nos dejó el paro del 31M.
En los medios televisivos, gráficos y radiales, kirchneristas fervientes se enfrentaban a los referentes de los sindicatos, acusándolos de mantener de rehén al 90% de la población que quería ir a trabajar y no pudo por el paro de transporte. Los Moyano, por su parte, reivindicaban el paro contra el injusto impuesto a las ganancias, mientras dejaban en claro que no estaban de acuerdo con los piquetes combativos de la izquierda.
Mientras los kirchneristas tomaban argumentos que rozaban el gorilismo para despotricar contra los gremios, los sindicatos tanto de camioneros, la UTA y La Fraternidad plantearon como medida casi excluyente la situación de los trabajadores afectados por el impuesto al salario, exigiendo su eliminación y que la recaudación provenga de gravar el juego, un negocio millonario. La izquierda combativa, en otro nivel, fue un actor fundamental de este paro, partiendo por las medidas que mostraron a un incipiente movimiento obrero organizado en las calles, unificando a ese movimiento obrero de los que pagan ganancias, los que no, los precarizados que tanto el gobierno como los sindicatos quieren dividir.
Lo que no se puede negar es que los gremios del transporte juegan un rol estratégico en las huelgas metropolitanas. La UTA de Roberto Fernández y La Fraternidad de Maturano en este cuarto paro nacional contra el gobierno de Cristina, junto l poder de Camioneros, jugaron un rol central, provocando que el propio Caló de la CGT oficialista diera libertad de acción a sus afiliados.
UTA y Fraternidad, alcances del paro
El paro del 31M contó con la participación de los sindicatos y centrales opositoras como las CGT de Moyano y Barrionuevo, la CTA de Pablo Micheli y 22 gremios del transporte.
La UTA, destacada dentro del servicio de transporte de pasajeros, impuso el total acatamiento en sus filas, logrando la paralización total de 124 líneas de colectivos que recorren el AMBA, 59 líneas de recorrido municipal, 94 líneas de recorrido provincial dentro del servicio de corta y media distancia y otros cientos de micros de larga distancia. Las 6 líneas de subterráneo y el premetro también se vieron paralizados, reflejando el peso que conquistó la izquierda combativa encabezada por el dirigente de la línea B Claudio Dellacarbonara, combinado con el malestar de la mayoría de los afiliados del AGTSyP.
La Fraternidad, por su parte, garantizó que no se mueva un solo tren de las 7 líneas que comunican la Capital Federal con provincia, nudo clave de la migración de cientos de miles de trabajadores que se movilizan diariamente a sus puestos de trabajo. En un comunicado publicado por el sindicato se puede leer “… el día 25 del corriente mes en la sede de la Asociación Argentina de Aeronavegantes, con la participación de 22 gremios del transporte terrestre, aéreo y marítimo se volvió a ratificar el paro nacional de actividades, reclamándose al gobierno una solución real a los temas planteados. Pese a los esfuerzos y a la constante disposición dialoguista demostrada por las distintas organizaciones sindicales del sector para encontrar alternativas de solución a los reclamos efectuados sobre la retención del impuesto al trabajo, y aumentos de la jubilación (…) lamentablemente no se ha logrado ningún avance sobre los problemas que se vienen (...) En consecuencia, este Secretariado Nacional resuelve adherir al Paro General dispuesto, por lo que el Personal de Conducción perteneciente a las empresas ferroviarias de cargas y pasajeros deberá paralizar sus tareas desde las 00:00 hasta las 24:00 horas del día 31 de marzo de 2015”.
Dentro del ferrocarril, el gremio de Señaleros adhirió al paro, mientras que la UF, alineada con el gobierno estuvo en contra.
Si tenemos en cuenta que los usuarios que viajan en tren por día ascienden a 1,2 millones de personas (Secretaría de Transporte, año 2012), el subte luego de las apertura de nuevas estaciones en las líneas A, B y H, llega a los casi 2 millones de pasajeros diarios, podemos entender mejor el paisaje desolado que se registró el martes en la CABA. Y no olvidemos a los colectivos que trasladan la mayor cantidad de usuarios, sólo en su servicio urbano se movilizan más de 9.400 unidades diarias que en las horas pico trasladan a más de 70 pasajeros según datos de la CNRT.
Los gremios del transporte de pasajeros tienen el poder de paralizar las grandes ciudades, como se mostró el pasado 31M. Como sector estratégico juegan un rol clave en la huelga metropolitana. Sin embargo, mientras sigan bajo direcciones burocráticas, esta herramienta de lucha de los trabajadores (la huelga) se mantiene sometida a sus intereses. A su vez, estos sectores reciben cuantiosos subsidios por parte del Estado nacional, que los condiciona a mantener buenas relaciones. En números, en el año 2012 recibieron 22.000 millones de pesos, destinados en un 77% a colectivos, 21% a los trenes y un 2% al subte. Es importante remarcar que detrás de estos servicios hay grande grupos empresarios que se benefician con los subsidios, resultando un negocio millonario para ellos. En colectivos por ejemplo, los Cirigliano, el grupo DOTA y MONSA, si quieren adquirir una nueva unidad, saben que el Estado les financia su compra con créditos a tasa negativa, les brinda entre $60.000 pesos mensuales para pagar sueldos, y les otorga créditos para comprar gasoil a precios subsidiados. Toda la ganancia va para el empresario.
Los salarios y el impuesto a las ganancias ¿una presión de las bases?
En pleno fin de ciclo del kirchnerismo, y largada la campaña electoral, la presión del impuesto al salario que los trabajadores siguen percibiendo recobra vital importancia. Los sindicatos con peso de movilización en nuestro país, como el sindicato de camioneros moyanista, se caracterizan por mantener a sus afiliados “contentos” a partir de su poder de negociación ante el gobierno y las empresas. El kirchnerismo, que lo eligió como aliado durante 8 años, impulsó el fortalecimiento de los sindicatos del transporte y sobre todo del moyanismo.
Siguiendo los pasos del tiempista de la gestión burocrática, tanto Fernández como Maturano, después de ser maltratados por el gobierno al que apoyan y tras una larga tregua tomaron en sus manos este reclamo y votaron el paro en sus gremios. Si revisamos los números de sus afiliados, vemos que en el 2014 tanto la UTA como La Fraternidad cerraron paritarias alineados al techo paritario impuesto por el oficialista Caló del 28%. Para la UTA esto llevó al salario básico inicial de $8.837,32 a $11.311.77*. Es decir, cualquier trabajador que tenga pocos años de antigüedad y cobre horas extras y los viáticos por día que son de $70 se verá afectado por el impuesto a las ganancias. En los maquinistas, con este aumento los sueldos ascienden a la cifra de $20.000, según los dichos de su Secretario General.
A esto hay que agregar que en general las paritarias cerraron por debajo de la inflación -que en 2014 cerró en 36,8% según datos del CIFRA perteneciente a la CTA Yasky- haciendo caer el salario real en este sector un 10% con respecto a los aumentos paritario obtenidos. En esta situación, el descontento de la base de UTA y La Fraternidad les sirvió de resorte para lanzarse – por ahora- a la vereda opositora, usando el paro como una herramienta para golpear para luego negociar en mejores condiciones, sea con este gobierno o con el próximo. Como reflejamos en la nota, estos sindicatos dependen mucho de los subsidios que reciben del Estado para garantizar el funcionamiento de sus servicios y demás negociados, esto define los límites que tienen, aunque es para tomar nota que luego del paro del 31M, cobraron un protagonismo que los posiciona como un nuevo núcleo de poder sindical.
* http://www.utaweb.org.ar/UsArchivos/file/corta_media_1406.pdf
Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.