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Red Internacional
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Parte I. El uso del agua en Costa Rica

La instalación nacional de la discusión sobre el acceso al agua fue producto directo de cuatro días de movilizaciones en Guadalupe, importante municipalidad de la provincia de San José, que fue el último pico de movilizaciones populares en defensa del agua que, en verdad, han venido recorriendo el país desde hace años ya, como Hatillo, Alajuelita, Guadalupe, etc.

Miércoles 3 de abril

Las movilizaciones populares, en su mayoría de mujeres trabajadoras, amas de casa y también pequeñas propietarias, son un cuestionamiento político al modelo de “desarrollo” neoliberal, dentro del cual la mercantilización del agua y su explotación industrial son parte fundamental de la manera en que los dueños privados del país y sus políticos han vendido los recursos naturales de todos los costarricenses.

Agua, principio y dinero

Tan clara y potente es la conciencia que cualquier ser humano tiene sobre el agua, que ésta se constituye en piedra angular de la fundación mítica de la tradición filosófica occidental y de dos de las principales religiones monoteístas. Desde el agua como principio emerge todo verdadero espíritu humano, toda cultura y toda vida.

Según la tradición filosófica occidental, para Tales el principio es el agua, manifestando también que la tierra está sobre el agua. La imagen de una sociedad sobre el agua es propia también de los egipcios, de donde se nutrió la filosofía griega. También el cristianismo, “heredero” de concepciones hebreas antiguas, provenientes también de Egipto y de Mesopotamia, proclama que el espíritu se movía por encima de las aguas.

Sin embargo, los seguidores del dios Mammón, idénticos a los adoradores de becerros de oro, no han respetado la ley racional que emana de la naturaleza humana. Los adoradores de Mammón han, precisamente, corrompido la tierra, el agua y la vida. No en vano decía el joven Marx, en 1843, que “El dinero envilece a todos los dioses de los hombres y los transforma en una mercancía. El dinero es el valor general de todas las cosas constituido en sí mismo. O sea que le ha arrancado a todo el mundo, sea humano o natural, el valor que le caracterizaba. El dinero es la (...) realidad ajena que domina al hombre y que el hombre adora”. También que “bajo el dominio de la propiedad privada y el dinero, la actitud frente a la naturaleza es su desprecio real, su violación de hecho”.

Hoy sabemos que existe una ruptura metabólica entre el ser humano y la naturaleza, noción crítica que puede y debe incorporarse en la crítica política al capitalismo. Que esta ruptura se expresa en inundaciones, sequías, derrumbes, mal manejo de aguas negras y, ahora, en falta del líquido para vivir una vida normal, remitiéndonos exclusivamente al problema del agua. Esta es la realidad bajo el capitalismo, que pone a la naturaleza y a los seres humanos bajo el dominio de la lógica de producción de valor capitalista. Ahora veamos esto en Costa Rica.

Elementos sobre el uso mercantil del agua en Costa Rica

El modelo de capitalismo concreto en que hemos vivido desde hace cuatro décadas es el capitalismo neoliberal. Para el país eso significa vender los recursos naturales y la mano de obra calificada a bajo precio (respecto del mercado internacional) para atraer a los inversores capitalistas e insertarse en cadenas de valorización capitalista.

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Para conocer detalladamente la situación, obviamente es necesario tener a mano información actualizada sobre el recurso, los medios de extracción, lugares, etc. Sin embargo, la gestión neoliberal, de inspiración netamente empresarial, no mantiene en buen estado sitios como el del Sistema Nacional de Información para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico (SINIGIRH) y, más en general el sitio del MINAE carece de toda la información relevante que debería ser pública de manera directa.

Por otra parte, al solicitar información sobre la lista de beneficiarios del Programa Altos Consumidores de Acueductos y Alcantarillados, desde fuentes oficiales del AyA respondieron que “se puede facilitar cierta información que no sea sensible y no se especifique información del usuario”, es decir, del beneficiario.

Así las cosas, queda reconstruir con fragmentos. La globalización, como incorporación a las cadenas de valor internacionales, en concreto ha significado que el país da en concesión el recurso hídrico a grandes corporaciones internacionales, como Intel o Coca Cola. Veamos algunos datos de estas empresas que nos aclara la perspectiva neoliberal sobre el agua.

Intel, Coca Cola y Del Monte

Según información publicada en El Financiero, de setiembre del 2014, el Programa de Altos Consumidores es para empresas que gasten más de 1 000 metros cúbicos de agua al mes.

Solamente en el 2013, el último año que INTEL hizo producción industrial de chips en Costa Rica, según información publicada en El Financiero, “la empresa registró un consumo de 411.000 metros cúbicos, por los cuales pagó ¢669 millones, según datos entregados por el AyA a EF”, lo cual la convertía en “el abonado del AyA que más consumió agua en el 2013”.

En febrero de 2018 La Nación publicó que “entre enero y julio del 2013 el valor de los productos enviados a ese continente [Asia] ascendió a $936,4 millones. Luego se vino una muy fuerte caída hasta los $226,5 millones”. Dijo el medio que “Esa fuerte baja se debió a la salida de Costa Rica de la parte de manufactura de la empresa Intel. Los productos de esa empresa se enviaban especialmente a China, a otra subsidiaria de la mutinacional.” y “Francisco Gamboa, director ejecutivo de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), afirmó que el 92% del repunte de las exportaciones a Asia es motivado por los productos de ese sector de empresas.”

De estos datos se puede extraer que la ganancia que INTEL extrajo de su planta en Costa Rica en 2013 y 2014 es un monto que podría ser hasta de $701,9 y $642,9 millones de dólares respectivamente (aunque seguramente habría que restar alguna disminución también en piña y banano, que en 2015 bajaron de manera más clara y significativa, según datos del mismo medio). Pero, al menos en 2013 solo pagó por consumo de agua $1, 35 millón de dólares, calculando el tipo de cambio a 495 colones, un valor aproximado al promedio de precio del dólar en ese año. Un negocio redondo para INTEL, del cual los costarricenses no tenemos ningún derecho salvo la entrega de nuestros recursos naturales y el despido de más de mil trabajadores cuando la planta cesó de fabricar chips.

Para 2023 INTEL es el líder del Ranking de reputación ambiental, social y de gobernanza 2023. En este caso La Nación no se molestó en explicar en qué consiste tal ranking y apenas menciona los parámetros evaluados. Sin embargo menciona escuetamente a Ileana Rojas, CEO de Intel Costa Rica, quien “indicó a La Nación que la estrategia de negocio de la firma tecnológica está entrelazada con la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad”. En nota ya citada, diez años antes, el entonces vocero de INTEL, en El Financiero, explicaba que “una empresa como INTEL, con 2800 empleados en el 2013, consume mucha agua en baños, en aire acondicionado e irrigación de zonas verdes.”

Sin duda alguna, en estas escuetas frases queda desnuda la concepción de INTEL. Ni una mención a los centenares de miles de metros cúbicos de agua que se usaron en la fabricación de chips, que se han usado con menos intensidad durante el periodo “de laboratorio” de INTEL (después de eliminar la planta productora) pero que no se elimina en términos de consumo de decenas de miles de metros cúbicos de agua y que, de acuerdo al anuncio de nuevas inversiones en superconductores, podría volver a incrementarse.

Por lo demás, es una completa burrada dedicar agua al riego de jardines en un país tropical, lo cual indica la voluntad de ocultar el consumo real de agua que hace INTEL. La misma idea de jardín debe ser puesta en juicio a la hora de pensar nuestra relación con el medio ambiente.

Intel Costa Rica financia un proyecto que protege 368 hectáreas de bosque en las tierras altas de la Cordillera Volcánica Central. En específico en el sector Vázquez de Coronado, San José, como parte de su proyecto de restauración hídrica.

Según La República, Intel busca “Devolver a la naturaleza más agua dulce de la que utiliza, es el objetivo de Intel Costa Rica, quien lanzó su primer proyecto de restauración de agua en Latinoamérica.” y aclara que “Para el 2021, la empresa devolvió al sistema hídrico nacional 80,9 millones de galones de agua de los 78,3 que consumió” y el mismo medio nos aclara que “para lograr su meta, la empresa aportó los recursos económicos necesarios para proteger 150 hectáreas” con la expectativa de que “durante los próximos 10 años se protegerá este terreno para ayudar a recargar los acuíferos en las cuencas hidrográficas que descargan al Río Grande en Tárcoles y que abastecen a poblaciones del Gran Área Metropolitana.”

El único problema, es que los seguidores de Mammón no entienden de qué manera simplemente “volcar recursos” no es suficiente para enfrentar un problema que de hecho es global, mundial, y cuya base es el mismo uso industrial que empresas como INTEL dan a los recursos naturales, la concepción de que estos simplemente son reemplazables a partir de más técnica productiva e inversión de recursos o que de plano son pensados como recursos infinitos. El problema del agua, al menos en parte, está asociado a los cambios de temperatura y del patrón de vientos ¿Cómo invertir dinero puede revertir estos fenómenos? ¿Es acaso que el agua surge directamente de la tierra si se le aportan recursos económicos? Un razonamiento falaz, mentiroso, por donde se le mire.

La misma lógica tiene Coca Cola. Según la revista Summa, en Junio del 2022: “El año pasado [Coca Cola] anunció la inversión de US$3 millones en una nueva línea de producción en su planta de Coronado, Costa Rica, donde se elaboran 9.000 unidades por hora”. Eso representa un incremento del 10% de la producción y le permite aumentar sus exportaciones hacia Centroamérica y mercados no tradicionales, como el Caribe.

Delfino por su parte, en artículo del 2021, logró desde 2016 alcanzar el 100% de reabastecimiento de agua con el cual regresa a la naturaleza un total de 631.700 metros cúbicos del agua mediante la reforestación de más de 607 hectáreas las cuales ayudan a mejorar las condiciones de las cuencas que aportan agua a las poblaciones del área metropolitana"

Para Coca Cola, es claro que el objetivo es mejorar las condiciones de las cuencas que aportan agua, pero solo para poder extraer más agua, con el objetivo de realizar el mágico negocio de convertir agua en Coca Cola, cuyos beneficios para la salud no son reconocidos en ningún estudio científico serio… La irracionalidad del sistema capitalista queda expuesta en esta lógica, según la cual nos venden un refresco de dudosa implicaciones para nuestra salud a partir de agua que es nuestra y que de hecho nos venden mucho más caro de lo que pagan.

Y es que existen diversos datos respecto de la cantidad de agua que Coca Cola usa para producir la bebida. Algunos hablan hasta de más de 35 litros por botella, incluyendo el procesamiento del vidrio y otros procesos auxiliares. Algunos hablan de 2 litros de agua por litro de bebida. Según información de la propia empresa, usan casi un litro y medio de agua en producir un litro de Coca Cola.

Por otro lado, en artículo del 2015, de Semanario Universidad, se aclara que “la empresa Del Monte sea el ente privado con mayor cantidad de concesiones de agua” y “ es paradójico si se considera que precisamente esta empresa ha estado en el “ojo del huracán” en los últimos años por temas de contaminación. A esta empresa, las comunidades de Milano, El Cairo y Luisiana de Siquirres la han señalado como responsable por la contaminación de sus fuentes de agua con el agroquímico Bromacil. Casi 8 años después desde que se detectó el químico en el agua, y de que se prohibiera el consumo del líquido que distribuyen las Asadas de estas comunidades, aún análisis de laboratorio del Centro de Investigaciones en Contaminación Ambiental de la UCR (CICA) muestran presencia del agroquímico en el agua, pese a que el Ministerio de Salud afirma que la compañía dejó de aplicarlo hace años.”

Además: “Del Monte cuenta con una división dedicada al cultivo de piña llamada Pindeco, mientras que Bandeco se encarga de sus diversas fincas que cultivan banano para la exportación. Es por esta actividad que la mayoría de las concesiones en manos de Del Monte están destinadas al riego de cultivos. 96 de los 110 expedientes de concesión de Del Monte se encuentran activos, y de estos 63 se ubican en Limón, 15 en Puntarenas, 8 en Heredia, 8 en San José, 2 en Alajuela.”

Sobre los montos anuales pagados, según una investigación del MINAE y del CATIE, entre otros, se indice que “se dividen en dos rubros dependiendo si es agua subterránea o agua superficial; el primer cobro es el resultado del volumen (m3) total anual por el valor de 1,40 colones, mientras que para el agua superficial el rubro se obtiene del volumen (m3) total anual por el valor de 1,29 colones. Los precios establecidos anteriormente por metro cúbico son exclusivamente para uso agropecuario, ya que dependiendo de la actividad el valor puede variar.”

Con precios así, no resulta difícil de comprender que las ganancias brutas de Del Monte Costa Rica para el tercer trimestre de 2022 fueron de USD 88,0 millones en comparación con USD 48,9 millones en el período del año anterior, esto según datos de portalfruticola.com. Según datos de BoletínAgua 2021, entre 2016-2018, el agua usada en riego fue de más de un millón y medio de metros cúbicos, que constituye el mayor uso de agua desde el punto de vista de producción de valor.

Conflicto social por el agua

Más en general, el conflicto que enfrentamos respecto del uso del agua queda ya clarificado en el Artículo 2º de La Ley de Aguas, que dice “Las aguas (...) son de propiedad nacional y el dominio sobre ellas no se pierde ni se ha perdido cuando por ejecución de obras artificiales o de aprovechamientos anteriores se alteren o hayan alterado las características naturales”.

Parafraseando a Marx, tenemos acá que la ley se contradice a ella misma, pues de inmediato agrega: “Exceptúanse las aguas que se aprovechan en virtud de contratos otorgados por el Estado, las cuales se sujetarán a las condiciones autorizadas en la respectiva concesión.” Vale la pena en ese sentido recuperar críticamente las reflexiones del intelectual Osvaldo Durán, hace unos años, en el sentido de que el TLC ha creado “un campo de batalla entre agua como capital privado y agua desde una perspectiva de justicia social”

El autor pronosticaba, en aquel momento, que de firmarse el TLC “Costa Rica se convertiría en una escenario de conflicto social incontrolado dado que al crear condiciones de “igualdad” para la competencia entre inversionistas locales y externos, y al convertir el servicio del agua en negocio e inversión privada, el TLC apunta al desmantelamiento funcional y organizativo de la base social que se articula en el país para el manejo y control participativo del agua a través de las asociaciones administradoras de acueductos rurales (asadas), las municipalidades y hasta el Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados (AyA).”

Además: “Cláusulas del TLC como las de trato nacional, inversionista-estado y nación más favorecida, crean condiciones de privilegio para que los inversionistas externos se apropien del agua, la desnacionalicen y la mercantilicen bajo las normas dispuestas por ellos para el comercio mundial, tanto con los tlc como por medio de la Organización Mundial del Comercio.”

Primeras conclusiones

Con la información que hemos podido recabar, se obtiene suficiente información para tener certeza de un asunto: es falso el argumento de que “no haya agua” o que “se esté acabando el agua”, sea o no por el cambio climático. Mientras las y los vecinos de Guadalupe pasan 11 días sin agua, no hay ninguna información de que Del Monte, Intel o Coca Cola hayan dejado de recibir el recurso.

Agua hay, y suficiente para llenar las necesidad de los vecinos y para producir, incluso con el manejo que las Autoridades del AyA hacen del recurso. Lo que existe es una desigualdad en el acceso al recurso.

Ahora bien, sería miope no entender que este problema también es parte de la ruptura metabólica que el capitalismo hace. Por ello se requiere una solución política que se mueva tanto en el plano de la distribución justa del recurso como en la dimensión ecológica del uso recurso, lo que incluye cuestionar el modo neoliberal del uso del recurso y mejorar sustancialmente la relación que tenemos con el recurso en planos que llegan hasta la vida doméstica, cotidiana.

Como se ha recogido en diversas reuniones de vecinos, el problema del agua es un universo. Y para solucionarlo tenemos que pensar en grande. En la segunda parte reflexionamos en este sentido.

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