Como en los festivales de fin de ciclo escolar que se realizan en los planteles de educación básica encerrados entre las arcadas del patio central de Palacio Nacional, los militares de tierra y aire, en pleno el fin de sexenio de la 4T, llevaron a cabo un "homenaje" a los migrantes mexicanos.
Raúl Dosta @raul_dosta
Lunes 19 de agosto
A aquellos expulsados laboralmente del país por décadas de crisis, desempleo y desplazamientos de pueblos originarios. A ellos, en muchos casos víctimas de las atrocidades cometidas por el ejército/fuerza aérea y el crimen organizado, las fuerzas armadas organizaron un acto de desagravio musical con fuertes tintes de un nacionalismo que lejos están de sentirlo las cúpulas militares tan dóciles para asimilarse a los planes del imperialismo estadounidense. A los mexicanos que sobrevivieron a los ataques de fuerzas militares y del crimen organizado en su trayecto, normalmente por vía ilegal, de "mojados" o con el trasiego de los "polleros" y que luego de muchos esfuerzos lograron colocarse en el aparato productivo estadounidense, fue destinado el mensaje del presentador uniformado, no por su calvario en tierras extrañas sino por... las grandes cantidades de remesas que nos envían para salvar la economía del país.
Con el presidente López Obrador, flanqueado por los jefes de la Sedena (Guardia Nacional incluida) y la fuerza Aérea Mexicana, lo que hizo que pareciera ─junto a los principales personajes de su gabinete, la secretarias de Gobernación, de Relaciones Exteriores y de Seguridad y Protección Ciudadana─ más un rehén político que un invitado privilegiado. Así, dichas entidades castrenses organizaron un acto en desagravio para los migrantes mexicanos ante menos de un centenar de espectadores.
El tan "amado" pueblo al que AMLO no deja de referirse en sus discursos no fue invitado más que a verlo por televisión o Youtube. Así, desfilaron una caterva de charros y bailarines "pelones" ─haciéndonos recordar el apodo que los pueblos daban en tiempos de la Revolución Mexicana a la soldadesca porfirista─ en lo que pareciera más cercano a un festival de fin de cursos, en el cual maestros y alumnos hacían su máximo esfuerzo para complacer a los invitados principales: los padres de los educandos. Y es que recreando una costumbre popular las fuerzas armadas trataron de mimetizarse para ver si así ganan algo de popularidad y se olvidan los agravios históricos.
"No fue el ejército"
Es que la verborrea del presidente mañanera tras mañanera parece no ser suficiente para reposicionar las fuerzas armadas en el imaginario del pueblo mexicano. Pero ningún acto de Estado por más que diga a través de su cabeza visible que el ejército "es bueno" porque es "pueblo armado" y, por lo tanto, "incapaz" de ser parte de masacres como la de Iguala, donde se desaparecieron a los 43 normalistas, o de la histórica matanza de estudiantes en Tlatelolco, puede borrar la sangre de las manos de estas instituciones.
Sobre la masacre de Tlatelolco, AMLO dice que no fue el ejército sino el Estado Mayor presidencial, una facción especializada del ejército al servicio de la presidencia─ en la que se ha demostrado por investigaciones ad hoc el papel de Marcelino García Barragán, jefe del ejército y abuelo de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Civil del gobierno entrante recién nombrado por Claudia Sheinbaum, evidenciando el peso de las cúpulas militares en la 4T.
También han tenido un papel agresivo contra la población los uniformados de la Guardia Nacional: con apenas un sexenio de operaciones, ya ha dado pruebas de su papel de represor y perseguidor de los inmigrantes centroamericanos y caribeños. A su vez, recientemente, ha salido a la luz una lista de aquellos luchadores sociales y también de guerrilleros que fueron masacrados y tirados al mar por los "vuelos de la muerte" de la Fuerza Aérea Mexicana.
¿Convidado de piedra?
En este festival de bailables y música mexicana hubo de extrañarse el papel central del presidente López Obrador, quien, además de la presentación inicial sólo fue invitado al final de la sesión a sacarse una foto con el elenco artístico militar. Quien esperaba escuchar al menos una breve arenga del prócer de la 4T, se quedó con las ganas de oírlo. Pareciera que los altos mandos intentan mandar un mensaje a las cúpulas de la política mexicana y estadounidense, ellos se cuecen aparte con un poder propio, pareciera ser así y que sólo ven al gobierno de turno como un proveedor de grandes sumas de dinero a través del presupuesto y la administración de las aduanas y los megaproyectos de la 4T. AMLO también se quedó con las ganas, el show era de las milicias de tierra y aire, hay que destacar la notable ausencia de la Marina.
Los actos de desagravio "populares" ─aunque encerrados entre las paredes de Palacio Nacional, evitando los posibles cuestionamientos del pueblo ("porque vivos se los llevaron...")-, ni la labor discursiva de López Obrador serán suficientes para borrar la imagen histórica de las fuerzas armadas como asesinas de la juventud, los obreros y campesinos que durante décadas han cuestionado el dominio de los poderosos empresarios nacionales y trasnacionales y sus planes de miseria y hambre sobre la mano de obra asalariada, y los desplazamientos y despojos de sus tierras de los campesinos pobres y los pueblos originarios.