Un reconocido empresario de la Patagonia fue imputado por inventarle un robo a un empleado días antes de una operación por un tumor con el fin de “sacárselo de encima”. El caso fue relatado por Fernando Soriano en el portal Infobae.
Miércoles 15 de junio de 2022 13:58
Foto: El extremo sur
Héctor “Tiño” Resnik es el nombre del empresario de turismo de Puerto Pirámides. Está acusado de denuncia falsa por haberle endilgado un robo a un trabajador días antes de que fuera operado por un tumor de tiroides porque quería despedirlo. La confesión de un policía al que consultó Resnik para que se llevara adelante el allanamiento al domicilio del empleado Juan Pablo Martorell (43) complica su situación.
La jueza penal Patricia Asaro imputó formalmente días atrás a Héctor “Tiño” Resnik por el delito de falsa denuncia. “Repugna a las más elementales reglas humanas la conducta del denunciante Héctor Alberto Resnik, había escrito el fiscal de Puerto Madryn que tomó la denuncia del empresario y la desestimó rápidamente.
Luego del rechazo, se dio vuelta el caso: Resnik pasó a ser el acusado en un expediente basado en la sospecha de que el empresario había armado todo para despedir con justa causa a Martorell, quien era el capitán de “Yellow Submarine”, un semisumergible para el avistaje de ballenas en Puerto Madryn.
En abril de 2021 a Martorell le descubrieron el cáncer mientras estaba en Córdoba, su provincia natal. Avisó de la situación a la empresa de Resnik, Southern Spirit, y como respuesta recibió una carta documento que lo exhortaba a presentarse a trabajar.
Poco tiempo después, Martorell se enteró en Córdoba que la Policía allanaba su casa en Puerto Pirámides (Puerto Madryn), y seis días más tarde, con este allanamiento como excusa, Resnik envió a Martorell el telegrama de despido con justa causa por el supuesto robo. Sin embargo, tal como cuenta el periodista Soriano, para los fiscales la denuncia fue “inconsistente”, ya que “en ocho meses, el denunciante no advirtió los faltantes de los elementos que luego con precisión denunciara como sustraídos”.
“No le deseo nada malo a nadie. Estoy en otra dimensión de la vida después de haber pasado todo lo que pasé. Viví algo así innecesariamente. Hay una ambición por la plata de su parte y no reconoció mi aporte a la empresa, y después me quiso sacar de encima haciéndome allanar unos días antes de entrar al quirófano. ¿Qué cabeza hay que tener? Espero que él lo reconozca en algún momento.(…)”, agregó Martorell.
El repudiable caso particular vivido por el empleado de la empresa de turismo, es una expresión exacerbada de la prepotencia y avasallamiento de derechos elementales como la salud, que ocurre en distintos niveles por parte de empresarios hacia sus empleados. Lejos de la imagen que desde los distintos sectores del arco político de los partidos tradicionales se intenta dar, de “empresarios buenos” (como el Don Carlo de la AFIP kirchnerista), o como personas que “arriesgan” y “dan empleo”, como insisten desde la oposición de Juntos por el Cambio y los libertarios (aunque esta visión también es compartida desde el progresismo), los fraudes laborales, las prácticas discriminatorias y el armado de causas truchas por parte de las patronales en Argentina y el mundo, son moneda corriente.
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Los recortes de salario real en épocas inflacionarias, como ocurre actualmente (y que distintos sectores como los trabajadores del neumático y trabajadores desocupados vienen enfrentando), la remarcación constante de precios, tal como quedó expuesto en la risa del dueño de La Anónima, Federico Braun, en el evento de AEA, la flexibilización laboral, los contratos basura como ocurre con el monotributo, o la fuga de los capitales generados en el país, son tan sólo algunas de las otras prácticas recurrentes del empresariado contra la clase social productora, los trabajadores y las trabajadoras.