La pandemia del Covid-19 y el manejo de la misma que han hecho los gobiernos y las burguesías del mundo han dejado claro que el capitalismo como sistema económico está llegando a límites de diversa índole. En Costa Rica el gobierno y los empresarios han aprovechado la crisis sanitaria para llevar adelante grandes medidas de corte neoliberal, atacando salarios y jornadas de trabajo. Frente a esta situación y para poder dar una respuesta a la altura de las circunstancias es necesario una izquierda revolucionaria, anticapitalista y socialista, que enfrente estas medidas. Pongamos en pie una izquierda de trabajadores y trabajadoras, de las mujeres y la juventud.
Lunes 18 de mayo de 2020
Covid-19: crisis económica del capitalismo
La actual convulsión económica mundial resulta la peor desde la Gran Depresión. Las tendencias a la recesión con las que comenzó la economía mundial 2020 se han convertido en una crisis económica que podría transformarse en una depresión. Esto ya se está haciendo notar en un aumento descomunal del desempleo en países centrales de la UE y en los EE.UU., en el hundimiento en la pobreza de millones que subsistían en la economía informal y en la agudización de otras crisis humanitarias.
Las clases dominantes pretenden aprovechar la crisis para generar una nueva relación de fuerzas entre el capital y el trabajo. Buscan una mayor explotación de los trabajadores a escala mundial. La “salida” de la burguesía ante la crisis, implica nuevos e inauditos padecimientos para los trabajadores del mundo.
La crisis sanitaria motorizó una verdadera debacle económica y al menos dos factores están en el origen de esta situación económica.
El primero es propiamente el virus del Covid-19, potenciado por el desprecio a la naturaleza característico de la economía capitalista, el persistente proceso de destrucción de la salud pública típico del neoliberalismo, el desdén por la investigación epidemiológica y los oídos sordos frente a alertas de posibles epidemias.
El segundo es la debilidad legada de la recuperación de la crisis 2008/2009, que se expresa desde hace más de diez años en un bajo crecimiento en comercio y producción.
A esto hay que sumar la brutalidad que la sociedad capitalista ha desarrollado en la última década: campos de refugiados, migrantes en jaulas, femicidios y feminicidios, más las violencias infinitas que se experimentan en la actual sociedad. Estas violencias tienen un objetivo común: garantizar la explotación del trabajo. Por ejemplo a las mujeres se les oprime y con eso se pagan salarios hasta de 40% menos. Lo mismo con los migrantes, cuyos derechos son negados para explotarles mejor.
Frente a estos hechos la respuesta de trabajadores y trabajadoras, así como del pueblo pobre no se ha hecho esperar. Las huelgas en Amazon de Estados Unidos, así como la huelga de FeDex en Italia, las movilizaciones de trabajadores de salud, “la primera línea”,exigiendo mejores condiciones para atender la pandemia en New York, movilizaciones de precarios en Argentina, así como estallidos de hambre en Venezuela,Irak, etc. Es el preámbulo de las grandes movilizaciones que podríamos ver en el futuro en todo el mundo.
La respuesta de los patronos ante la crisis que ellos provocaron
El gobierno de Carlos Alvarado y los patronos han hecho pagar el costo de la crisis económica a todas y todos los trabajadores. En primer lugar, obligando a trabajar de manera innecesaria y exponiendo a contagios a cientos de miles de personas en el país (y a sus seres queridos), no solo poniendo en riesgo su vida sino también abriendo la posibilidad de un desborde del sistema de salud público.
Exclusivamente con el objetivo de garantizar sus ganancias los empresarios han desatado olas inmensas de despidos, reducción de jornada laboral, etc. que igualmente han afectado catastroficamente a trabajadores y trabajadoras alrededor del mundo. Estos despidos y suspensiones fueron una decisión consciente de empresarios, que el gobierno y los diputados han dejado pasar, y que en sí mismos no tienen nada que ver con el Covid-19.
Los despidos y suspensiones solo tienen el objetivo de garantizar las ganancias de un minúsculo grupo de ricos que no solo no han pagado un centavo de la crisis, sino que además han obtenido moratorias al seguro social, reducción de servicios como agua y electricidad, etc. Incluso el “teletrabajo” ha desplazado muchos de los gastos de la empresa directamente al bolsillo de la clase trabajadora a través del pago de servicios que las empresas se ahorran.
De esta manera el gobierno del PAC, con el apoyo del FA, ha usado la crisis como una excusa para avanzar en la imposición de la agenda neoliberal, al punto que las cámaras empresariales, tan ávidas de exigir a los gobiernos que se garanticen sus intereses, han alabado el accionar del gobierno.
La pandemia y el trabajo. Las y los trabajadores como sujeto social y político
Si algo quedó claro en la pandemia es que sin trabajo la economía no funciona. La clase trabajadora, con todas las extensiones que ha tenido el trabajo asalariado en el plano de los servicios, mueve la economía del mundo de punta a punta.
La negación de la clase trabajadora como sujeto político y social para la superación del capitalismo ha sido bandera tanto de la intelectualidad posmoderna como de proyectos reformistas como el Frente Amplio. Esta ha sido una de las ideas que más se ha difundido dentro de la izquierda.
La estrategia por la que luchamos es también claramente distinta a la que sostienen las corrientes “autonomistas”, consideramos que la clase obrera es el sujeto social de la lucha contra la clase capitalista y, a la par, que es imprescindible su alianza revolucionaria con los sectores más explotados y oprimidos, como pobres urbanos, campesinos e indígenas.
Sostenemos que hay que desarrollar los métodos -como la huelga y el paro- y la movilización revolucionaria de la clase obrera y sus aliados, para conquistar un gobierno de los trabajadores y el pueblo. En ese camino, es fundamental el impulso de las tendencias a la autoorganización de las masas, construyendo organismos de autodeterminación y democracia directa, tanto para la lucha por el poder como para ejercerlo y organizar la expropiación de los expropiadores, romper con el imperialismo y empezar a edificar una sociedad sin explotadores ni explotados, en el camino de la lucha por el comunismo, nuestro objetivo final.
También es necesario enfrentar las salidas individualistas que llegan a los extremos del “deconstruccionismo individualista”, por oposición a una izquierda con estrategia revolucionaria y socialista, es decir masiva y colectiva. Nuestra orientación es la unidad revolucionaria de reivindicaciones de la clase trabajadora, desde donde se avance para ganar todos los derechos democráticos que les son negados en la sociedad capitalista a mujeres, comunidad LGBT, etc.
Es claro que los dominantes en este sistema político y social tienen todo tipo de organizaciones para ejercer su dominio, desde los partidos políticos, iglesias, pasando por cámaras empresariales de todo tipo, medios de comunicación y hasta los órganos de represión física.
Frente a estos hechos necesitamos un potente partido revolucionario, socialista, antiimperialista e internacionalista, de trabajadores, de las mujeres y la juventud, capaz de conducir la lucha contra la clase dominante y sus partidos, así como de enfrentar a direcciones sindicales y otras direcciones reformistas que se oponen conscientemente a liberar la energía revolucionaria de la clase trabajadora.
Somos parte de una izquierda que se dispone a combatir a todas las variantes patronales, y que luchamos por la perspectiva de imponer un gobierno de la clase trabajadora de ruptura con el capitalismo, la única salida de fondo que puede evitar que la crisis la paguen nuevamente los trabajadores y el pueblo pobre.
La bancarrota del Frente Amplio como referente de izquierda
La estrategia reformista del Frente Amplio los ha llevado a ser punto de apoyo del gobierno del PAC, por mucho el gobierno que más ha avanzado en la imposición de la agenda neoliberal, empezando por la apertura del muelle de Moín en el gobierno de Luis Guillermo Solís, pasando por el plan fiscal neoliberal de 2018 y ahora la crisis descargada sobre el empleo y el salario.
La orientación reformista de un acuerdo estratégico con la burguesía progresista y nacionalista se ha transformado en una completa sumisión del reformismo a las imposiciones imperialistas de reforma fiscal, control del gasto y de ataque al salario. A esto se suma el nefasto rol en la crisis del Covid-19, donde Patricia Mora incluso estuvo de acuerdo en el cierre técnico del INAMU. Por otro lado, en el parlamento, los discursos “radicales” de José María Villalta buscan simplemente engañar mejor a la clase trabajadora y todos los demás oprimidos para hacer pasar al Frente Amplio como un partido combativo, pero son discursos que simplemente son demostraciones de postración e impotencia.
El Frente Amplio no ha sido representante de los intereses de oprimidos y explotados. Ha impregnado una estrategia reformista a todas las luchas antiimperialistas que ha enfrentado la clase trabajadora, como la apertura del mercado de telefonía e internet en 2001 (el Combo del ICE), el rechazo al TLC en 2007 y también en la huelga general del 2018.
Una nueva izquierda anticapitalista, revolucionaria y socialista debe combatir y superar la estrategia reformista que impone el Frente Amplio en la clase trabajadora, debe ser izquierda internacionalista y no nacionalista levantando la bandera de la independencia de clase.
Ante esta realidad es necesario un programa y una estrategia anticapitalista y socialista para vencer. Por una izquierda revolucionaria, anticapitalista y socialista
Ante la nueva etapa que se ha abierto con la pandemia, quienes nos revindicamos anticapitalistas, revolucionaries y socialistas, tenemos la responsabilidad de abrir el debate sobre la necesidad de construir un partido de izquierda, revolucionario y de trabajadores y trabajadoras a la altura de las circunstancias históricas rompiendo con toda mezquindad, conformismo o autocomplacencia.
Para la superación de las tradiciones nacionalistas y reformistas al interior de la clase trabajadora, que de hecho son una herencia stalinista, es necesario una poderosa izquierda revolucionaria, que procure aprender de los grandes eventos de lucha de clases, para ir hacia una izquierda socialista y revolucionaria y de los trabajadores, las trabajadoras y la juventud explotada y oprimida.
Necesitamos sumar centenares a la construcción consciente de una herramienta política y una estrategia para vencer. Porque no basta con luchar y movilizarse por las reivindicaciones propias, ya sea de los trabajadores, de los estudiantes o del movimiento de mujeres. Es imperioso abrir el debate y que podamos dar pasos en común para la construcción de un gran partido revolucionario que plantee una salida a la crisis en función de los intereses de las y los trabajadores explotados, así como de todos los grupos oprimidos y luchar por un gobierno de los trabajadores.
Nuestra propuesta
Desde Organización Socialista consideramos un error asumirse proclamatoriamente el partido revolucionario. Lejos de esto, creemos que el proceso de construcción de un partido pasa por la puesta en pie de un programa común y un accionar común, que permitan avanzar hacia una comprensión común de los principales fenómenos de lucha de clases sacando las lecciones estratégicas. Nuestro planteamiento está dirigido a las organizaciones que se reivindican del campo obrero y socialista, a trabajadores y trabajadoras, a la juventud, a las mujeres, al movimiento LGBT, indígenas. Queremos avanzar en la discusión sobre las condiciones para poner en pie una izquierda anticapitalista, revolucionaria y socialista, en otras palabras un fuerte partido revolucionario.
Como primeros pasos, proponemos empezar por acordar un plan común de acción frente a la crisis, compartir la agitación política del programa frente a la crisis y en ese marco lanzar espacios para el debate. Llamamos a las organizaciones que se reivindican del socialismo y de trabajadores, así como a otros grupos que se estén formando o que estén rompiendo con el Frente Amplio, a que avancemos en este sentido.
Desde Organización Socialista OS ponemos todo nuestro esfuerzo en estas tareas, por ello impulsamos La Izquierda Diario Costa Rica como parte de una red internacional de diarios en 14 países y en 8 idiomas y sus páginas están abiertas para este imprescindible debate. Invitamos a trabajadores, mujeres y juventud a que usen el diario como herramienta para publicar sus ideas, divulgar todas las diversas luchas de clase trabajadora y otros grupos, así como a denunciar todas las condiciones aberrantes de existencia en la sociedad capitalista.
Con otras organizaciones de izquierda mantenemos distintos niveles de diferencias, tanto en cuestiones programáticas de índole nacional o internacional, como teóricas y estratégicas, en algunos casos muy profundas, las cuales explican la existencia de distintos grupos y corrientes. Sin embargo eso no implica que no podamos llegar a diversos grados de unidad y que en base a la experiencia en común y sacando las lecciones de los test ácidos de la lucha de clases podamos dar pasos a poner en pie una izquierda revolucionaria, anticapitalista y socialista.
Un ejemplo del grado de unidad que se puede lograr lo muestra el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U), de Argentina, que es independiente políticamente de empresarios, con un programa político que apunta en el sentido del gobierno de la clase trabajadora, que cuenta con cientos de miles de votantes, con diputados nacionales y decenas de diputados provinciales actuando como tribunos de la clase trabajadora. El FIT-U lo componen el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Partido Obrero (PO) y otras fuerzas de izquierda.
Recientemente, el FIT- U ha lanzado un llamado a una Conferencia Latinoamericanaa la izquierda del continente, a los trabajadores y las trabajadoras, a la juventud que están peleando. Desde Organización Socialista hemos firmado la declaración de convocatoria y hemos participado en la discusión de la misma y sus principales planteamientos políticos. Por ello proponemos a la izquierda, a los trabajadores, las mujeres y la juventud que lucha asumir el llamado del FIT-U de Argentina y avanzar a una preconferencia en Costa Rica, con miras a la Conferencia Latinoamericana. Este es un paso concreto en apuntalar una izquierda socialista y revolucionaria en Costa Rica, que se plante estratégicamente por la hegemonía de la clase trabajadora.
Somos internacionalistas, por eso consideramos que la lucha de clases, aunque es nacional por su forma, es internacional por su contenido. Organización Socialista es parte adherente de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, una corriente que lucha por esa perspectiva. Sus organizaciones son reconocidas por los trabajadores, las mujeres y la juventud en los países donde estamos y pelean en todos los terrenos contra la dominación capitalista. Este 1 de mayo la FT realizamos un Acto internacional, transmitido a través de la red internacional de diarios -con presencia en 14 países- y traducido simultáneamente a 6 idiomas, en el cual hablaron dirigentes y referentes políticos de las organizaciones que la integran, en muchos casos trabajadoras y trabajadores socialistas que están en la primera línea de la lucha contra el Covid y el capitalismo. Es desde este ángulo internacionalista que realizamos este llamado a poner en pie una izquierda anticapitalista, revolucionaria y socialista.