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Red Internacional
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Rosario. En La Virginia vamos por todas nuestras demandas

Tras una intensa actividad de los trabajadores, con jornadas de asambleas por sector, la empresa se tuvo que sentar a negociar. Ya se consiguió un bono de $8.000, ahora hay que ir por las categorías y la efectivización de los contratados.

Sábado 31 de agosto de 2019 00:14

Demandas más que justas ante una patronal más que injusta

El pasado lunes 26, La Virginia tuvo que atender las demandas de los trabajadores ante el Ministerio de Trabajo. En la audiencia, la empresa ofreció arreglos para los contratados y efectivizar solo a la mitad de los que no acepten; se logró un bono de $8000.- que es muy importante ya que no acarrearía ningún descuento y ayuda recomponer la perdida que sufrimos con la evaluación y la inflación que nos come el salario día a día. Sobre la recategorización no se llegó a plantear ninguna propuesta concreta y es un tema clave, sobre todo para las compañeras que llevan años haciendo múltiples tareas que no le son reconocidas. El 2 de septiembre se retomara el dialogo en el Ministerio.

Como era de esperarse la negociación no iba a ser nada fácil. La empresa lleva mas de 100 años obteniendo ganancias a costa de romper a sus empleados, pagando salarios que no alcanzan y con la estafa de los contratos basura, nunca le tembló el pulso para despedir, acudir a la justicia penal o hasta meter a la gendarmería dentro de la planta para amedrentar a los trabajadores. Solo si la gran mayoría continua involucrándose en la pelea, se le podrá torcer el brazo.

El fantasma que asusta a la Virginia

Si bien lo que más impactó en los medios fue el bloqueo de los portones que realizó la Comisión Interna con el apoyo del Sindicato de la Alimentación (STIA), en la gran cantidad de las notas y declaraciones del Secretario general Miguel Vivas no está presente un dato no menor, dicha acción fue votada previamente en asambleas de trabajadores y respaldada por un petitorio con centenares firmas de operarios.

Por un lado el bloqueo representó un golpe real para la empresa, ya que causaría un daño económico significativo si se mantenía unos días más. Pero surge así el interrogante de qué hubiese pasado si se mantenía hasta el día de la audiencia ¿No se hubiese llegado en mejores condiciones para negociar? Teniendo en cuenta de que levantar fue uno de los requisitos de la empresa ¿lo ideal hubiese sido que lo decidiera la propia asamblea dentro de la fábrica, parando la producción como venía sucedido y no que se informase en una asamblea relativamente minoritaria en la puerta? Lo cierto es que fue la combinación de medidas fuertes y demostración de fuerza en asambleas lo que obligó a La Virginia a empezar una negociación en el Ministerio. Por esto no hay que dar por descartado volver a a ese tipo de medidas si la respuesta no es conforme a las expectativas y así lo deciden los trabajadores.

Centralmente a lo que siempre le tuvo miedo la Virginia es a que los operarios levantemos la cabeza y nos organicemos. Los trabajadores venimos haciendo una experiencia con las asambleas en la fábrica a partir de 2013. Desde entonces en cada uno de los paros nacionales se vio reflejado la predisposición a plantarse por los mismos reclamos que hoy están en carpeta. Ya ganamos el bono de $8000.-, estamos frente a una inmejorable posibilidad de avanzar.

Que la crisis la paguen ellos

La Virginia vine de ganar millones todos los años mediante aumento del precio de sus productos. Exporta a varios países y es una de las empresas que más factura en la región. Como tantas empresas quiere aprovechar la situación económica en la que está sumergido el país para descargar la crisis en nuestras espaldas. Ya hay sectores de trabajadores que salen a enfrentar este plan, cómo los trabajadores de Electrolux que con su lucha consiguieron un fallo histórico contra los despidos.

A los trabajadores nadie nos regala nada, todo lo conseguimos si nos organizamos y la salimos a pelear, discutiendo entre todos y resolviendo cada paso en asamblea. Esa es la presión que la empresa debe sentir en las negociaciones. Nosotros tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas.