Este #25N, miles de mujeres y hombres nos movilizamos en diferentes partes del Perú. En Tacna, con una compacta y dinámica columna de Pan y Rosas, reivindicamos nuestras demandas y nos solidarizamos con los trabajadores mineros de la empresa Southern y sus esposas que hoy se encuentran en huelga contra los abusos de su patronal.
Lunes 27 de noviembre de 2017
Este 25 de noviembre, miles de mujeres y hombres nos movilizamos en diferentes partes del Perú repudiando así la violencia que padecemos las mujeres todos los días. Esta movilización, que hace parte de una serie de acciones que se llevaron a cabo en diversos países del mundo, sirvió también para poner en evidencia la responsabilidad que tiene el estado peruano y el actual gobierno de Pedro Pablo Kuczynski en el incremento de las tasas de violencia contra las mujeres.
En Lima, la movilización empezó a las 2 de la tarde aproximadamente y congregó la participación de diversos colectivos y organizaciones vinculadas a las demandas feministas. Las y los manifestantes se reunieron frente al poder judicial y desde ahí marcharon hasta la plaza San Martín. Si bien esta movilización no igualó a la masiva movilización del 13 de agosto de 2016, sirvió sin embargo para poner en evidencia que las mujeres no bajamos los brazos frente a la violencia patriarcal que es amparada por el poder judicial, el congreso de la república, la policía nacional, las iglesias católicas y evangélicas y el mismo ejecutivo.
Por eso cuando Pedro Pablo Kuczynski y su esposa Nancy Lange, salen a decirnos que ellos están a favor de las mujeres agredidas, no les creemos, ya que como bien lo señala el último informe del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, presentado precisamente este 25 de noviembre: “En el Perú, entre los meses de enero y septiembre de este año, se dieron en promedio tres ataques sexuales cada hora. Así mismo, se presentaron 17.182 denuncias por delito de violación sexual en las diversas sedes fiscales del país, donde el 76% de víctimas fueron menores de edad, dentro de las cuales el 60% tenía entre 13 y 17 años”.
A ello se suma el hecho que la policía nacional – sea esta femenina o masculina – muchas de las veces obstruyen la posibilidad que las mujeres denuncien a sus agresores con frases vergonzosas como: “que habrás hecho para que él te pegue” o “no les recibimos las denuncias porque después se reconcilian y todo queda en nada”.
Tampoco existe un presupuesto especial para las instituciones del sistema judicial que se encargan de ver los temas referidos a la violencia contra las mujeres, al grado tal que su funcionamiento - a la fecha - depende de la exigua cooperación financiera española. Así mismo, el presupuesto para el ministerio de la mujer y personas vulnerables, el 2017, fue el más bajo de todos: apenas llegó a 433 millones de soles.
Mientras eso ocurre con las mujeres, el gobierno de PPK y el congreso de mayoría fujimorista, no dudan en bajar el Impuesto a la Renta que afecta a los grandes empresarios, condonan las deudas a los capitalistas, eliminan impuestos a los ricos y mantienen las políticas de evasión tributaria al gran capital como los contratos de estabilidad jurídica que el gobierno dictatorial de Fujimori institucionalizó.
Frente a eso, desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas Perú, decimos con claridad y contundencia que nada ha cambiado y todo sigue igual en relación a la violencia contra las mujeres, esto es responsabilidad directa del Estado y del Gobierno de Kuczynski, por tanto, exigimos que se declare en emergencia la situación de las mujeres y que se implemente un Plan Nacional de Emergencia contra la violencia hacia las mujeres, que sea financiado íntegramente por el Estado a través de los impuestos al capital y a los ricos y que contemple entre algunos de sus puntos más básicos, los siguientes:
1. Refugios transitorios y plan de vivienda para las víctimas.
2. Acceso a créditos para la vivienda con tasa cero.
3. Acceso de manera gratuita e inmediata al asesoramiento y la intervención de equipos interdisciplinarios especializados en la prevención, atención y asistencia a las mujeres víctimas de violencia, compuestos por personal designado por las universidades públicas nacionales.
4. Creación de un régimen de licencias laborales para las víctimas que tienen empleo, manteniendo el salario.
5. Guarderías en todos los centros de trabajo y en los barrios, atendidos por profesionales especialistas.
6. Educación sexual y anticonceptivos.
7. Aborto legal, seguro y gratuito en los hospitales.
Convencidas que la lucha es el camino para conseguir estas y otras demandas, llamamos a constituir comisiones de mujeres en los centros de trabajo y de estudio y vincularnos a la lucha de nuestros compañeros trabajadores, ya que la emancipación definitiva de la mujer vendrá de la mano de la construcción de una sociedad sin explotación ni opresión.
Por esa razón este 25 de noviembre, con un compacta y dinámica columna de Pan y Rosas, nos movilizamos en la ciudad de Tacna, reivindicando nuestras demandas y solidarizándonos con los trabajadores mineros de la empresa Southern y sus esposas que hoy se encuentran llevando adelante la tercera huelga - en lo que va del año - contra los abusos de su patronal.