Un artista que dedicó su vida entera a hacer lo que más amaba: cantar.
Jueves 24 de noviembre de 2022 09:00
Portada del disco Made in Heaven, editado post mortem
Recuerdo un domingo 24 de noviembre de 1991, con tan solo cinco años de edad, ver a mi madre amasando ñoquis mientras sonaba en la radio una voz particular que marcó mi infancia. Al terminar la canción, anunciaron la muerte del cantante. Mi madre dejó de amasar y dijo mientras le cambiaba el semblante, en un tono de tristeza que "murió Freddie Mercury”. Años más tarde, ya en la adolescencia, quien sería mi ídolo resultaba ser aquel sonido que había conmovido aquella tarde de Noviembre de 1991. Se cumplen hoy 31 años y seguimos recordando su inigualable voz.
Una vida dedicada a la música
“Lover of life, Singer of songs” – amante de la vida, cantante de canciones- dice el epitafio perfectamente descrito por Brian May (guitarrista y amigo del cantante). Freddie dedicó sus últimos días a la música, grabando hasta 3 tomas de cada una de las canciones que integrarían años más tarde el disco “Made in Heaven” posterior a su muerte. Sus compañeros de banda y amigos se asombraban de su fuerza, en los más duros momentos de su enfermedad, en que sólo quería cantar, componer y dar lo mejor de sí mismo, sin siquiera quejarse, hasta el último minuto. Es admirable la entrega total a la música que podía incluso tenerlo horas de pie frente a las cámaras, con kilos de maquillaje que disimularan los síntomas de su enfermedad, con una sonrisa en el rostro y días intensos de grabación en el estudio. En el año 1991, Freddie se encontraba grabando las canciones del disco Made in Heaven, en el que se pueden notar sus respiraciones agitadas, su cansancio, fatiga y aún así, su gran devoción por la música y su amor por vivir la vida intensamente. Cuenta Brian May, en una de las entrevistas de los últimos días de Freddie, cuando quedó impactado al ver la pierna completamente deteriorada del cantante, sin que éste mencionara en algún momento dolor o queja alguna “dame lo que tengas, quiero hacer música” eran sus comentarios en aquellos últimos y duros días.
La enfermedad, el tabú y la controversial vida de Freddie
Freddie Mercury (Farrokh Bulsara) fue duramente criticado por los medios en infinitas ocasiones, por su alocada vida, sus fiestas interminables y sus exóticos atuendos. Sin embargo, su personalidad extravagante, dotada de excesos no pudo opacar el talento que trasgredió incluso en una época en la que no se hablaba con naturalidad de la homosexualidad, no había aceptación del género trans, y atribuían a dichas comunidades casi como un estigma, la enfermedad que años más tarde contrajo y de la que muy poco se sabía o hablaba: el SIDA. Ganándose un lugar en el corazón de un público diverso, supo dar de qué hablar incluso a generaciones después de su muerte. No solo era cantante, compositor y pianista, también era el showman más poderoso de la historia del rock, que podía vestir a su antojo e interactuar en el escenario ganándose los aplausos y conmoción de los espectadores a quienes jamás defraudó.
El cantante mantuvo en secreto el padecimiento de su enfermedad durante años, tras ser diagnosticado en 1987, realizando el tratamiento minuciosamente hasta que finalmente dos días antes de su muerte, hizo pública su condición con el anuncio “Siguiendo la enorme conjetura de la prensa de las últimas dos semanas, es mi deseo confirmar que padezco sida. Sentí que era correcto mantener esta información en privado hasta el día de la fecha para proteger la privacidad de los que me rodean. Sin embargo, ha llegado la hora de que mis amigos y seguidores conozcan la verdad y espero que todos se unan a mí y a mis médicos para combatir esta terrible enfermedad. Mi privacidad ha sido siempre muy importante para mí y soy famoso porque prácticamente no doy entrevistas. Esta política continuará”. El 24 de noviembre de 1991, Freddie Mercury falleció de neumonía a causa del SIDA.
La despedida y el recital
Tres días después de la muerte de Freddie Mercury, familiares y amigos realizaron una ceremonia íntima para despedirlo, fue cremado en Londres. Las cenizas quedaron en manos de su amiga, confidente y heredera Mary Austin, quien organizó el funeral. El 20 de abril de 1992, se realizó un concierto homenaje a Freddie Mercury y concientización del SIDA en el estadio Wembley (Londres) con una recaudación de más de 20 millones de libras, que fueron donadas a la fundación del VIH fundada por los miembros de Queen. Este recital fue uno de los eventos más icónicos de los 90, en que participaron legendarias bandas como Metallica, Extreme, Def Leppard y Guns N’ Roses y los miembros de la banda Queen (Roger Taylor, Brian May y John Deacon) junto a reconocidos artistas al frente como Elton John y David Bowie–grandes amigos de Freddie- , Roger Daltrey, Tony Iommi, , Mick Ronson, James Hetfield, George Michael, Seal, Paul Young, Annie Lennox, Lisa Stansfield, Robert Plant, Joe Elliott, Phil Collen, Axl Rose, Slash, Liza Minnelli, y otros.
El show debe continuar
Actualmente, la banda Queen continúa en actividad, ya que el generoso Freddie cedió su legado antes de morir a los miembros, sus amigos y compañeros de la música, sin embargo, su ausencia ha dejado un vacío imposible de llenar. Freddie Mercury era un artista que dedicó su vida entera a hacer lo que más amaba: cantar. Su icónica frase, recordada en diversas entrevistas “no seré una estrella de rock, seré leyenda” da cuenta de su dedicación y compromiso con la música, su determinación hasta sus últimos días, por lo que, efectivamente a 30 años de su muerte, 3 décadas de nuevas generaciones que siguen apreciando la prodigiosa voz del cantante, afirman que lo es.