Tras la explosión de un reactor en una de las plantas de polietileno de baja densidad ( LDPE ) del complejo Dow Chemical, el Municipio de la ciudad de Bahía Blanca anunció que no sancionará a la firma de capital norteamericano.
Jueves 5 de noviembre de 2015 10:00
Recordemos que la explosión provocó temblores en varias barriadas de la ciudad de Ing White y Bahía Blanca, y la derivación al hospital de tres operarios, uno de ellos obrero tercerizado por afectación de aturdimiento.
El impacto entre los obreros fue menor sólo porque el hecho sucedió en horas del almuerzo, y el sistema de alarmas ni siquiera funcionó, lo que provocó cierto pánico entre los trabajadores que comenzaron a autoevacuarse.
La multinacional a través de la Gerente de Asuntos Públicos Marcela Guerra minimizó el hecho, y aún no dieron detalles de qué es lo que provocó la explosión, diciendo que esperan especialistas de otros países para dar información.
Los trabajadores, la población de Ing White y de Bahía aún sienten la conmoción de ese momento de susto.
No es la primera vez que hay fallas graves en fábricas del Polo Petroquímico que ponen en riesgo la vida de personas, y Dow no es una más de las plantas. Este capital es líder en la producción química internacional, ubicándose sólo por detrás de la alemana BASF, y el complejo radicado en la ciudad es uno de los principales de Latinoamérica. A su vez, su historial es tenebroso, como la impunidad que cuenta por parte de los distintos gobiernos capitalistas (http://www.laizquierdadiario.com/Dow-Chemical-Company-detras-de-la-persecucion-politica-y-ganancias-millonarias-una-historia ). Un mes atrás, esta planta contó con la visita del embajador norteamericano Noah Mamet, quien acompañado por el candidato menemista Daniel Scioli, bendecieron sus inversiones que, claro está, van de la mano del saqueo de recursos naturales como el agua.
El impacto ambiental de estas plantas hace honor al modo de sometimiento que sufren poblaciones enteras a la explotación de los capitales imperialistas, a quienes poco les importa la vida de los trabajadores, y su única preocupación está en aumentar la rentabilidad de la producción en aras de las ganancias multimillonarias de sus dueños, y que cuentan como vemos en este caso, con políticos peronistas, radicales y de la nueva derecha del PRO en el Municipio de Bahía Blanca, que gerencias sus negocios. Cada vez las paradas de planta ( fundamentales para estas industrias ) cuentan con menos tiempo, menor inversión, y mayores ritmos de explotación por trabajador.
La única forma de contrarrestar esto es nacionalizando las ramas químicas - petroquímicas y poniendo la administración del conjunto del proceso productivo en manos de los propios trabajadores, junto a especialistas, técnicos, ingenieros, científicos, y comités con pobladores de Ing White y Bahía que discutan y planifiquen toda la producción, y colaboren en democratizar el tipo de inversiones que se requieren, el destino de los desechos, las obras a realizar, etc, en función no del lucro de ganancias de unos pocos, sino de las necesidades sociales, haciendo una producción racional y social.