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Red Internacional
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OPINIÓN. Escuela media, escolaridad y adolescencia

Esta semana en donde el gobierno anunció el proyecto para bajar la edad de imputabilidad a 15 años y un programa socio educativo, INFOBAE público una nota en donde intenta analizar porque los adolescentes repiten más en segundo año y toma el ejemplo de la Provincia de La Rioja, donde se registra la menor tasa de repitencia.

Jueves 10 de enero de 2019 20:35

Durante toda la nota centra el debate sobre la necesidad de actualizar la escuela secundaria, el rol docente y la sustitución familiar, todo bajo los términos de eficiencia y resultados.

¿Se puede hablar de la escuela secundaria, sin hablar y definir que es la adolescencia, que rol social cumple y cuál es el que se quiere que cumple? Esta pregunta es una pregunta que se refleja como problemática desde EEUU, Europa y Asia, un reflejo de esto es el éxito de series como Merli, The End of the F***ing World, Skins o 13 Reasons Why para mencionar algunas.

¿Es la escuela?

Desde que se sancionó la obligatoriedad de la escuela secundaria, el debate se centró en la actualización de los programas, el formato y hasta la formación docente, como también el trabajo docente y la evaluación.

El discurso se repite como mantra, estructurándose sobre dos pilares: “inclusión” y “reformar, Escuelas del siglo XIX, programas y docentes del siglo XX y estudiantes del Siglo XXI” ahora bien toda argumentación tanto para el gobierno Kirchnerista o bien Macrista era la “inclusión” , que hace referencia al mundo laboral, como dan cuenta las leyes educativas y la importancia otorgada a las evaluaciones PISA y el ranking OCDE.

Las denominadas prácticas educativas que iniciarían los estudiantes de 5 año, en el proyecto de escuela secundaria del futuro (2020) no es más que el acercamiento al “mundo del trabajo” ya no como pasante, figura de la cual las empresas sacan provecho, ahora son las propias empresas las encargadas de apoderarse de los menores de 18 años para su usufructo.

No cabe duda que bajo estos parámetros la eficiencia y calidad para el mercado o el mundo laboral es hoy por hoy el destino de la escuela secundaria. Es el propio mercado el que utiliza la estructura escolar pública y privada para realizar una selección de los individuos que ocuparan los distintos puestos de trabajo, hasta de quienes serán parte de los grandes batallones de desocupados.

Para esta tarea el debate educativo como bien lo expresa el artículo de infobae es permanencia como un valor en si mismo y aprobación como un valor superior. En uno u otro caso no hay valoración sobre que saberes previos posee el adolescente y cuales debe alcanzar y para que.

En esta instancia de análisis el adolescente no cuenta, aunque las modificaciones del código civil, como los distintos abordajes psicológicos le otorgan al adolescente todo los derechos de ser sujeto. No hay instancia alguna real en el sistema educativo que se incluya al adolescente como un sujeto pleno y activo en la planificación de su propio futuro.

Por lo tanto se lo ve al adolescente como a un objeto según el mercado y es ahí donde el análisis educativo de la escuela media se torna violento y perverso.

Por otro lado la conceptualización de “permanencia” refiere en principio a una idea de contención, visión que desarrolla la pedagogía de la UCA y la iglesia católica en Latinoamérica. Esta idea de permanencia dentro de una institución educativa para contenerlos, “alejarlos” de las calles es traducido también en la extensión de la jornada escolar, más días y más horas de clases, una visión que para nada se aleja del proyecto de reforma de la edad de imputabilidad que presenta el gobierno de Macri, el cual ya había sido reducido por el gobierno Kirchnerista.

Claramente la muestra del éxito de permanencia y con poca repitencia en la Argentina es la Rioja, pero una de las provincias que más bajos resultados obtuvo en OCDE. Pero bien si analizamos la estructura económica de La Rioja, observamos que se centra su desarrollo económico sobre la agricultura, lo cual podemos ver que lo importante es la permanencia en un sistema sea la escuela, sea el campo de vid o oliva, aquellos que no logren la permanencia serán los primeros de un ejercito de desocupados en la provincia que servirán como disciplinadores de los trabajadores ocupados.

La adolescencia y el caleidoscopio político

Las miradas sobre la adolescencia funcionan como un caleidoscopio, sobre una imagen original y única, los espejos y las luces dan nueva formas.
Esto de alguna manera es lo que ocurre con la adolescencia, un producto que se construye socialmente al ritmo del mercado de consumo.

El adolescente es alguien “feliz”, “alegre”, “que solo quiere pasarla bien”, este es el prototipo que nos quieren mostrar de ellos, por eso las series que mencionamos al principio del artículo generaron polémicas.

El adolescente consume alegría, felicidad, como consume su plan de datos, como consume en un shopping o mismo como consume drogas. El placer impuesto por la sociedad en los adolescentes es la de consumir. Esta idea se apoderó también de la ¿para que la escuela le va a brindar información y herramientas, si los jóvenes acceden a más información y herramientas por Google?

“La información no está en la escuela como en el siglo XX, ahora está en la web y los jóvenes la consumen cuando y como quieren” esta idea es una de las tantas ideas fuertes que nos muestra nuevamente a los adolescentes y posteriormente a la sociedad de conjunto como consumidores de productos y es en este consumo que se forja la subjetividad de los adolescentes y de la sociedad.

Si la subjetividad se modela en la inmediatez del placer que genera el consumo, la subjetividad de los individuos se encuentra sumamente condicionada al acceso de bienes materiales o simbólicos sociales. Si un adolescente el cual pasa por un momento de afirmación de “ser” y el ser social depende de esa capacidad de consumo el cual te brinda felicidad, alegría y formas parte de un ranking social, al no lograr las aspiraciones de consumo de “aprobación” social esto trae como resultado depresión y depresión también para aquel que consume porque todo el tiempo debe estar “bien arriba” donde la sociedad lo quiere.

El adolescente ingresa en este espiral competitivo e individual que propone la sociedad y las instituciones, aunque esto también genera sus contradicciones, fenómenos en los cuales los adolescentes se rebelan a alguna de las reproducciones sociales y materiales que intentan el propio sistema capitalista, en ella podemos inscribir como ejemplo la denominada “rebelión de las hijas” las jóvenes adolescentes de entre 13 y 17 años que se movilizaron a favor del aborto legal seguro y gratuito.

El adolescente es eso y mucho más para la sociedad, es parte de los males sociales como chivo expiatorio, veamos la fuerte campaña que se efectuó en los medios desde por lo menos 1999 con la imagen de los “pibes chorros” y el problema de la delincuencia juvenil “que entra por una puerta y sale por la otra” está imagen recurrente se retroalimenta con la idea de ser jóvenes y el consumo de mercancías. La sociedad empuja a los adolescentes al consumo, los excluye si no consumen y los culpa por buscar todo tipo de medios para consumir. El adulto de la sociedad de consumo realiza las mismas prácticas que el adolescente, pero es el adulto quien posee los aparatos de propaganda y señala al joven de consumista, irresponsable, individualista, etc.

El mismo adolescente bajo la trampa de la sociedad de consumo se ve obligado a explotarse en trabajos siendo menor y trabajos sumamente precarios o a delinquir, mientras que otro sector ensaya una resistencia al “mundo de los adultos”, que más bien es al mundo capitalista.

Por el derecho a una adolescencia plena

Ser adolescente es eso ser adolescente, no es un niño o niña, ni mucho menos un adulto.

El adolescente es individuo que se encuentra en una búsqueda interior y social, el cual piensa, siente y por lo tanto tiene derecho a tener voz y está en los mayores acompañarlos durante ese proceso de búsqueda, en el disenso y en acuerdos.

No sé puede concebir un sistema educativo para los adolescentes si nos se los incluye a ellos como una de las voces protagónicos, no se puede hablar de políticas hacia los adolescentes y los jóvenes si no son ellos los verdaderos protagonistas ( una lección central del voto contra la ley del aborto en el Senado durante el 2018).

No hay política pública real y preocupada sobre los adolescentes si ellos no son los propios protagonistas del cambio social, de la planificación de la sociedad futura.

Porque la adolescencia no solo debe tener una política educativa y laboral, también debe darse una política sobre el ocio y la cultura.
Nada que no los contenga a ellos y no como una lucha generacional , sino como una lucha en común de distintas generaciones para construir una sociedad más justa, una sociedad sin explotadores ni explotados.