Durante dos días consecutivos, en el distrito docentes realizaron la distribución de bolsones de comida para las familias vecinas. En reemplazo de las raciones de los comedores escolares, los docentes nos acercamos a colaborar.
Sábado 28 de marzo de 2020 16:03
El pasado miércoles 25 y jueves 26, trabajadores y trabajadoras de la educación recorrimos las escuelas EP 17 y EP21 motivados por la solidaridad hacia nuestros alumnos y sus familias.
Docentes de la Agrupación Marrón junto a compañeros auxiliares y directivos, vimos cómo nuevamente la crisis golpea de lleno a nuestra comunidad educativa. Estas familias hoy sobreviven con bajos salarios, trabajo "en negro" o en el peor de los casos, desocupados que deben recurrir a una “changa” para poder llevar el pan a sus casas.
Parece ser que la solución a estos graves problemas son bolsones de comida cargados de alimentos secos que no alcanzan a cubrir una ración diaria con los nutrientes necesarios para una alimentación de calidad, y que con suerte puede durar tres días.
Vale decir, que estos alimentos llegaron una semana después de haber sido decretado el aislamiento por parte del gobierno.
Para las familias numerosas que generalmente viven en una precariedad absoluta, esto no alcanza.
En medio de la cuarentena, se suma la incertidumbre de saber cuándo estas familias van a volver a recibir una nueva entrega por parte del Consejo Escolar.
El panorama es crítico y la respuesta, completamente insuficiente.
Madres con sus pequeños hijos que no saben si mañana les llegará un plato de comida a su casa. Familias con enormes carencias, ancianos y niños enfermos, que por lo general están al cuidado de las mujeres, cayendo sobre sus espaldas una crisis de enorme magnitud.
En sus rostros se puede ver la desolación y el agobio. Entre ellos, el de una madre que tiene a sus dos hijos afectados por diabetes.
El gobierno no tiene hoy un plan que ponga a disposición de las escuelas elementos mínimos de higiene para nuestro cuidado y el de la comunidad educativa.
Desde nuestras casas llevamos guantes y alcohol para armar y entregar los alimentos a las familias. Las y los docentes “infringimos” el aislamiento para no quebrar los lazos solidarios construidos en lo cotidiano de nuestras escuelas. Porque conocemos los padecimientos y carencias de nuestros estudiantes y sus familias.
Se hace necesaria la aplicación de test masivos para conocer el nivel de infectados en la población y que el aislamiento resulte más efectivo, tal como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Como docentes, repudiamos la persecución y represión a nuestros estudiantes que viven en la barriadas más pobres junto a sus familias, con empleos muy precarios o en la desocupación.