La lucha por abolir la monarquía y por procesos constituyentes para decidirlo todo, como parte de una estrategia para terminar con el capitalismo y conquistar una Federación libre de Repúblicas Socialistas Ibéricas.
Martes 18 de diciembre de 2018 01:24
La irrupción de Vox en el Parlamento andaluz y las proyecciones que muestran una tendencia que podría repetirse en las próximas elecciones generales, han encendido la alarma de millones de mujeres, jóvenes, inmigrantes, trabajadoras y trabajadores en el Estado español.
Vox levanta las banderas del españolismo represivo y anticatalán, del machismo más conservador, del racismo y la homofobia, acompañado de un programa neoliberal en lo económico. Sus socios del PP y Ciudadanos ya se escoran a la derecha -aún más si cabe- para consolidar el nuevo bloque conservador.
Ante esta dinámica de crecimiento del bloque de la derecha con la extrema derecha, se multiplican las voces que proponen optar por el “mal menor”, representado por el gobierno “progresista neoliberal”, monárquico y españolista del PSOE. Pero Vox nace de las entrañas de este Régimen y no casualmente irrumpe en Andalucía, ¡después de 40 años del gobierno de los social liberales del PSOE!
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No sólo la extrema derecha y la derecha promueven una política represiva, mantener en prisión a los líderes independentistas catalanes y perseguir a miles de activistas. También lo hace el PSOE, que defiende a la monarquía, es parte del bloque españolista del 155 [artículo constitucional que acciona la coacción contra la independencia de las nacionalidades] y se predispone a un nuevo ataque contra el pueblo catalán. Frente a ellos decimos: ¡Abajo el 155! ¡Libertad de todos los presos políticos! ¡Por la defensa del derecho a la autodeterminación de todos los pueblos del Estado español!
Ante el crecimiento de los partidos de la extrema derecha y la derecha que buscan aumentar la xenofobia abierta contra los inmigrantes, no vamos a optar por “el mal menor” de un partido que desde el gobierno hace demagogia hablando de Derechos Humanos, pero expulsa inmigrantes todos los días en las fronteras y mantiene los CIEs abiertos, verdaderas cárceles racistas.
Frente a la amenaza de la extrema derecha, que quiere gobernar para los ricos bajándoles los impuestos, no vamos a optar por el “mal menor” de un gobierno que mantiene las reformas laborales, la precariedad laboral y gobierna para el IBEX35 [el índice de referencia bursátil del Estado español] y la banca, acatando los dictados de austeridad de la Unión Europea. Este trimestre, el Estado español ha tenido un récord histórico de desahucios, en su mayoría a familias que no pueden pagar el alquiler. Miles de personas sin casa, mientras los bancos acumulan miles de viviendas vacías. Hay que expropiar a los expropiadores, nacionalizar la banca bajo control de trabajadores y usuarios y poner esas viviendas a disposición de un parqué social de alquileres.
Frente a los partidos de la derecha y la extrema derecha que junto con la Iglesia reaccionaria quieren recortar los derechos de las mujeres, no vamos a optar por el “mal menor” del gobierno del PSOE que sigue financiando a la educación religiosa y concertada y mantiene intacto el Concordato con el Vaticano. Luchamos por eliminar las asignaturas de religión de las escuelas, una red de educación pública única, eliminar cualquier aporte público a la financiación de la Iglesia y financiar un plan contra la violencia de género en base a impuestos a las grandes fortunas. ¡Separación real de la Iglesia del Estado!
Desde Unidos Podemos proponen catalizar todo el malestar social en apoyo parlamentario al PSOE, y sostienen que, de esta manera, por medio de acuerdos de gobierno, se podrá poner un “freno a la derecha”. Es la vieja trampa de elegir entre un “mal menor” ante el “mal mayor”. Pero ese fue el discurso que mantuvo el PSOE durante 40 años, dando sostén al bipartidismo del Régimen del 78, frente al cual emergió el 15M con el grito de “PSOE-PP la misma mierda es”.
No podemos volver a caer en esas viejas estafas. Tenemos que construir una gran fuerza de la izquierda anticapitalista, junto a las mujeres, la juventud y la clase obrera, para luchar por una salida propia, independiente de todos los partidos del régimen político.
Procesos constituyentes para decidirlo todo y república obrera
En este contexto, se ha abierto un gran debate público sobre la forma de Estado. Las consultas populares de los barrios y los referéndums de la juventud en las universidades, junto con las iniciativas en parlamentos autonómicos y ayuntamientos, han colocado en la agenda política la cuestión de que hay que terminar con la anacrónica y reaccionaria monarquía. En la juventud crece el sentimiento republicano y hasta Podemos se ha visto obligado a incorporar la cuestión como parte de su agenda en las últimas semanas. Un movimiento que empalma y simpatiza con el movimiento democrático catalán y su aspiración a ejercer el derecho de autodeterminación y establecer su propia república.
Pero, ¿por qué tipo república luchamos? ¿Por una república como en Francia o Estados Unidos? La V República francesa o la “democracia ejemplar” norteamericana son democracias liberales completamente antidemocráticas: la figura presidencial juega el papel de un “rey”, las leyes electorales benefician a los partidos más conservadores, el poder judicial defiende los intereses de los grandes capitalistas y los parlamentos son un nido de “lobbys” para los poderosos. Son democracias para ricos que cada vez más muestran su degradación y su verdadero rostro, utilizando las fuerzas represivas contra las manifestaciones, los inmigrantes y trabajadores.
Muchos se preguntan si no es si posible una república social más democrática, aunque sea en los marcos del sistema capitalista. Esto, sin ir más lejos, es lo que propone Unidos Podemos: una “gestión progresista” del capitalismo español, “regenerando” la democracia. Como si fuera posible conseguir una democracia sustantiva (y no solo formal) en una sociedad donde un puñado de supermillonarios viven en el lujo más extremo, mientras millones apenas sobreviven cada día, donde cientos de miles han perdido sus casas y muchas familias trabajadoras nos saben cómo van a pagar el alquiler el mes que viene. Un sistema social depredador de los seres humanos, a los que considera material descartable, y destructor del propio planeta en que habitamos.
Quienes militamos en la CRT luchamos por transformar radicalmente esta realidad, por terminar con este sistema capitalista y patriarcal que reproduce todo tipo de violencias hacia las mujeres y la mayoría del pueblo trabajador, un sistema basado en la explotación, la precariedad, la miseria y las opresiones a millones de personas. Queremos terminar con este régimen monárquico y represivo y luchar por una república verdaderamente democrática, obrera y socialista: una Federación libre de Repúblicas Socialistas Ibéricas, expropiando a los expropiadores y basada en nuevos organismos de autoorganización obrera y popular. Muchos dicen que no es realista luchar por estos objetivos, pero lo que no es realista es pensar que es posible humanizar el capitalismo.
Somos conscientes que aún somos una minoría quienes defendemos esta perspectiva, mientras que la mayoría del pueblo trabajador aún tiene ilusiones en los mecanismos del sufragio universal como vía para lograr una democracia “más generosa”. Por ello defendemos la lucha por la apertura de procesos constituyentes, la forma de deliberación más democrática concebible dentro de la democracia representativa: asambleas constituyentes libres y soberanas en todo el Estado, sin ningún tipo de trabas ni “cortafuegos” del Régimen, para poder decidirlo todo. Por ello planteamos que, para conquistar procesos constituyentes realmente democráticos, hay que hacerlo con los métodos de la lucha de clases y sobre las ruinas de este Régimen decadente, no con acuerdos y pactos por arriba con sus agentes como el PSOE, como nos propone Unidos Podemos.
Los capitalistas opondrán la máxima resistencia a que se desarrollen asambleas constituyentes libres y soberanas que puedan tomar medidas radicales que afecten sus beneficios y privilegios. Pero con ello también se desarrollará la experiencia de las masas con los límites de la democracia representativa y más rápido llegarán a la conclusión de que es necesario construir un verdadero poder propio del pueblo trabajador.
Como parte de esa movilización y apostando por desarrollar la autoorganización obrera y popular allí donde sea posible, seguiremos planteando nuestros objetivos finales, buscando convencer de estas ideas a más jóvenes, trabajadoras y trabajadores, a quienes invitamos a sumarse al desafío de construir una gran organización revolucionaria y anticapitalista en el Estado español, como parte de la lucha por un partido mundial de la revolución socialista.