Esteban Menis es director, actor, hacedor de podcasts, e influencer de la angustia y la depresión. Lo entrevistamos para adentrarnos un poco en sus formas de hacer humor y qué es lo que lo motiva a la hora de crear.
Lunes 12 de julio de 2021 09:05
Montaje: Ludmilem
¿Cuándo y por qué decidiste dedicarte a la actuación?
En verdad nunca me dediqué a la actuación, lo que hice fue estudiar teatro de los quince a los veinte años con dos profesores. Yo era muy chico y fue como una especie no sé si de escape, pero de actividad por fuera del Pellegrini. Yo iba al secundario y era hacer otra actividad que me recomendó mi mamá que es directora de cine, ella habló con una directora y actriz hermosa que era Alicia Zanca. A partir de ahí, empecé a estudiar cine, pero nunca me dediqué a la actuación, yo actúo en cosas que hago o cuando alguien me dice “che me interesa convocarte para esto”. Aún así, a veces me pasa que no me creo capaz de hacer algo que me piden, y de movida ya leyendo o viendo algo, digo si me veo haciéndolo o no. Cuando lo hago lo tengo que disfrutar.
¿Te llegó alguna vez una propuesta de trabajo que no aceptaste por principios?, en otras palabras, ¿con qué no tranzas?
Me pasó una vez de ir a un casting sin saber bien de qué era, hace muchos años. Cuando lo estaba por hacer me enteré que era para hacer una especie de performance, dónde había que desnudarse. Me dio muchísimo pudor y así como llegué, me fui. Pero esa cosa de no tranzar, si se enmarca dentro de la ficción y yo siento que me gusta y que es un proyecto sólido a nivel creativo, no me interfiere. Quizás lo que no me gusta es trabajar en publicidad con cosas que yo siento que no tienen nada que ver con lo que a mí me interesa, que me puede pasar eventualmente con algo de política. Aún así siempre escucho, porque me parece interesante escuchar y comprender el contexto y circunstancia de cada proyecto.
Tu Instagram está lleno de reflexiones entre el humor y el existencialismo, por no decir pesimismo. ¿Dónde termina Esteban y empieza el personaje?
Me parece que la imagen que se brinda y que una persona ve del otro lado, puede suscribirla como “ay, estás haciendo un personaje, ¿o no?”. El que me conoce sabe cuando hablo en serio y cuando no, y por otro lado a mí me gusta desdibujar ese lugar, ese límite, y que esa ambigüedad en lo que digo pueda ser más personal o no. Me gusta más cuando lo que estás viendo no sabés si es verdad o no, salvo casos excepcionales donde alguien me pide mi absurda opinión sobre algo. Después no me interesa mucho que sea tan claro ese límite. Algunas cosas a la hora de pensar o de hacer algo, las puedo eventualmente sobredimensionar porque me parece que ahí es donde se sublima un dolor o algo, y entra en esa construcción.
En “Mate” encarás una serie de reportajes con preguntas que descolocan. ¿En qué te inspirás?
“Mate” es un juego. Es algo hermoso que lamentablemente en pandemia se restringe. No me inspiro en nada en particular más que en salir a caminar, que es algo que me encanta, yo camino mucho, no con una cámara, pero como actividad diaria porque me despeja la cabeza y es un momento que disfruto, y por otro lado conversar con gente que es algo que siempre me ha gustado. Si de esa combustión nace algo interesante, divertido, y se genera algo absurdo, me encanta. No me gusta reírme de la persona, sino más que nada me parece interesante lo random de “Mate”. En general me pasa que lo que a mí más me gusta, probablemente sea lo que menos pueda gustar en una red social o menos likes tenga. Me fui amigando con eso con el tiempo.
¿Qué lugar ocupa el humor y cuáles son sus límites dentro de una realidad social como la actual?
El humor en mi vida ocupa un lugar fundamental. Como hacía referencia previamente, creo que sublima dolores o angustias existenciales, momentos de felicidad; creo que el humor, la comedia es lo que con el tiempo voy eligiendo. Para muchas cosas, para otras no, sin forzarlo, si va por otro lado me parece que también es válido. Como en el caso de podcasts que he hecho, o a la hora de pensar relatos.
En cuanto a sus límites dentro de la realidad social actual, cada uno tiene que ser responsable y manejar su propio criterio. Hoy no iría a un hospital a hacer una nota divertida sobre el coronavirus porque es algo que a mí no me seduce. Tampoco siento que haya que cohibirse a la hora de pensar, siempre hay que respetar los procesos internos y después ponerlos en contexto.
Me parece que hay cosas evidentemente más divertidas y hay otras que no, el humor tiene que funcionar, después con qué lo hacés es otra cosa. Incluso creo que con un tema super sensible se puede hacer humor, lo que puede pasar es que lo que hagas no sea gracioso, ahí ya es otro problema. No creo que haya que ir anulando las posibilidades, me parece que siempre es interesante ver desde qué lugar podés hacer otras cosas.