Contra la hipocresía y la “buena moral” se estrenó en Estados Unidos la película “Free the nipple” (Liberen al pezón). El film trata sobre una chica en Nueva York que busca la igualdad entre hombres y mujeres a partir de los cuerpos.
Viernes 19 de diciembre de 2014
Imagen: trailer de la película Free the Nipple.
La directora explicó, en una entrevista para la revista Smoda de El País, que no se trata de una película sobre el topples sino sobre la desigualdad que hay entre lo permitido para los hombres pero prohibido para las mujeres: “No es solo ir en topless para conseguir igualdad con respecto a los cuerpos, hay mucho más detrás”. En la película se ve un ejército de mujeres tomando las calles con intervenciones visuales, grafitis, carteles y apariciones espontáneas que escandalizan, todo bajo el nombre de “revolución del pezón”, para liberar el cuerpo femenino.
“Creo que en Estados Unidos hay muchísimo dinero destinado a ocultar el pezón. Y cuando digo que se oculta el pezón me refiero a que sexualiza y cosifica el cuerpo de la mujer”, plantea Lina Esco, la directora, productora y protagonista del film. Cultural y socialmente el machismo ha logrado, por un lado, sexualizar el cuerpo femenino como “la tentación” (una de esas cosas para agradecerle al catolicismo y la historia del pobre Adan y la provocadora Eva) y, por otro, ha generado una imagen contradictoria sobre los senos como fuente de alimento para hijas e hijos.
El debate sobre la imagen de los pezones generó una polémica en los últimos meses en redes sociales como Facebook o Instagram, a partir de la censura de imágenes de mujeres sin corpiño, algunas de ellas amantando. A esto se sumaron expresiones de desaprobación de algunas personas en colectivos, plazas o cualquier otro lugar cuando una mujer amamanta en público. Se impone así una imagen contradictoria, pero que sostiene los estereotipos sobre las mujeres, debatidos entre el erotismo y la pureza (especialmente en la imagen de la madre).
La hipocresía va más allá, las redes sociales, los medios de comunicación y la MPAA (la asociación que define la calificación de las películas en EE. UU.) permiten la difusión de imágenes y videos sanguinarios y violentos, no están cuestionadas las escenas de tortura, tampoco la cosificación del cuerpo femenino, o la burla y estereotipazión de etnias, religiones y culturas; eso es entretenimiento. Lina Esco sostiene que “en Instagram tienes acceso a multitud de cuentas sobre armas o actrices porno promocionándose (…) Eso está permitido, pero nuestras imágenes de protesta no y nadie está haciendo algo respecto”.
Incluso antes de ser estrenada, la propuesta del film recibió el apoyo de varias figuras en Estados Unidos, como Miley Cyrus, conocida por sus shows provocadores y Scout Willis, hija de Bruce Willis y Demi Moore, quien difundió en redes sociales una foto de ella misma con los pechos descubiertos comprando flores bajo la leyenda “Legal en Nueva York, ilegal en Instagram”. También la modelo Cara Delevingne posteó una foto en Instagram donde mostraba sus pezones al lado del de un hombre y explicaba que la única diferencia está en el tamaño.
Según la joven actriz que emprendió este proyecto, el título de la película busca ser divertido, lejos de ocultarse, sentir frustración o hacer un drama de ello. La idea es responderle a una moral puritana a partir de exhibir algo tan pequeño pero controversial como el pezón y partir desde ahí para discutir algo más grande.
Tapate
“Andá a ponerte un corpiño, ¿cómo vas a salir así a la calle? ¡No ves que se te marca todo!?” ¿Cuántas veces en la vida escuchamos esta sentencia-obligación de cubrirnos? Social y culturalmente hay que usar corpiño, los pechos tienen que estar “en su lugar” y los pezones nunca pueden estar a la vista, la norma apela a que de ser de otra forma es una provocación directa para los hombres, a quienes no les queda otra opción que notarlos y actuar en consecuencia.
Si bien dentro del sistema patriarcal el cuerpo íntegro de la mujer está bajo la mirada del Estado, la Iglesia y los varones, particularmente los senos se llevan una gran parte de la atención ya que, lejos de ser una parte de nuestro cuerpo, una zona erógena, o simplemente un par de tetas, son vistos como un “dispenser” de leche para amamantar a los hijos, o pedazos de carne para provocar miradas en el público masculino, y no bastan explicaciones científicas como la ley de la gravedad, los pechos tienen que estar como dos globos: parados y firmes.
Manifestación contra el concurso Miss Estados Unidos.
Antes de liberar el pezón, quemar los corpiños
Durante la década del ‘60 en EE. UU., el movimiento feminista y por la liberación de las mujeres se encontraba en auge. Conquistado el derecho al voto, esta “segunda ola” peleaba por la liberación sexual, y cuestionaba el lugar de la mujer en la familia y el hogar entre otras cosas.
En este marco, en 1968 un grupo de mujeres llamado Mujeres Radicales realizó una protesta en Nueva Jersey aprovechando la elección de Miss Estados Unidos, con el lema inspirado en las declaraciones de la feminista australiana Germanie Greer “El corpiño es una invención absurda”. Los medios se escandalizaron: mujeres de clase media, amas de casa y jóvenes quemaban sus corpiños en respuesta a los concursos de “perfección” femenina. La quema de corpiños se transformó en un símbolo de la liberación femenina en todo el mundo y parte de la historia de las mujeres en la búsqueda de conquistar la plena libertad sobre sus cuerpos. “Liberar al Pezón” intenta ser expresión de lo mismo. Sin embargo, como lo sugiere su propia directora, la discusión no puede reducirse a los pezones, simplemente debe servir como un puntapié para cuestionar la sociedad que sigue reproduciendo estereotipos que, aunque se han modernizado un poco, en esencia siguen siendo muy parecidos a los de hace cincuenta años.